(InfoCatólica) A continuación presentamos en forma completa la declaración del Obispo de Ciudad del Este:
Queridos fieles y amados compatriotas paraguayos:
Cumpliendo con mi obligación como Pastor de mantener clara la conciencia de los fieles católicos que me han sido encomendados, les escribo porque en estos momentos la identidad de nuestras familias está siendo atacada en sus raíces. La familia es la base de la sociedad e incluso de la naturaleza humana. Necesitamos defenderla ahora contra agresivos grupos minoritarios que ejercen una poderosa presión mediática, económica y política para cambiar la definición misma de familia y de matrimonio. Todos sabemos por la propaganda que nos inunda a través de los medios de comunicación que estas minorías están llevando a cabo estas campañas en la mayoría de nuestros países. También en Paraguay están a punto de cambiar leyes fundamentales que atentarán contra lo que somos como personas humanas y como hijos de Dios.
La Biblia, la tradición de todos los pueblos y el sentido común nos enseñan que el matrimonio es la unión del hombre y la mujer. Incluso la misma palabra “matrimonio”, en el viejo latín de los romanos antes de que fueran cristianos, significa “hacerse cargo de la madre” o “proteger a la mujer que es madre”. Es decir, “matris” y “munio”, “matri-monio”. El matrimonio, entonces, es la institución que protege a la mujer para que, al unirse a un hombre y volverse madre, no quede desamparada junto con sus hijos, que necesitan protección, mantenimiento y educación. El matrimonio asegura que ni la madre ni los hijos puedan ser abandonados irresponsablemente por el padre.
Es importante que, como sociedad, vivamos de nuestra tradición y estemos abiertos al futuro, respetando siempre a todas las minorías legítimas. Pero estas minorías no pueden agredir los derechos de la mayoría. Ni tampoco pueden las mayorías ni las minorías manipular la naturaleza humana ni agredir la ley de Dios.
Ahora debemos protegernos de ataques contra el concepto mismo de matrimonio, porque quieren definir a la familia no como la unión de hombre y mujer, sino también de mujer con mujer o de hombre con hombre. Y quieren darles a estas uniones homosexuales el derecho de adopción de hijos. Sin caer en discriminación injusta, no podemos permitir que esas minorías nos roben nuestra identidad como seres humanos e hijos de Dios. No pueden robarnos lo nuestro, y menos a los hijos y a su educación. Que no quieran robarnos lo que sólo un hombre y una mujer pueden dar con la ayuda de Dios… ¡la vida!
Apoyemos todas las manifestaciones públicas legítimas en favor de la vida y de la familia porque nos urge evitar que se aprueben leyes en los próximos meses que terminarán arruinando a nuestra sociedad.
+Rogelio Livieres
Obispo de Ciudad del Este