(EP) El discurso pronunciado pasadas las 19.30 hora local estuvo principalmente dedicado a la figura y el mensaje del cardenal Newman, que será beatificado este domingo. Sobre el beato inglés, el Papa dijo que ha ejercido una “importante influencia en su vida y pensamiento, y refiriéndose a él ha señalado que “sabemos que en tiempos de crisis y turbación Dios ha suscitado grandes santos y profetas para la renovación de la Iglesia y la sociedad cristiana”.
En esta línea, el Papa volvió a hablar de la responsabilidad de los cristianos “porque cada uno de nosotros está llamado a cambiar el mundo, a trabajar por una cultura de la vida, una cultura forjada por el amor y el respeto a la dignidad de cada persona humana”.
El coste de la fidelidad al evangelio
Sobre la dificultad de ser católico en un país donde el serlo ha sido motivo de persecución y exclusión social hasta hace pocos años, el Papa dijo que “en nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado”.
Benedicto XVI volvió a hablar del “relativismo intelectual y moral amenaza con minar la base misma de nuestra sociedad”, y se ha referido a Newman, que enseñó que “fuimos creados para conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas”. Y como Newman nos enseña que si hemos aceptado la verdad de Cristo no puede haber separación entre lo que creemos y lo que vivimos”.
Por último el Santo Padre se refirió a los jóvenes y por segunda vez en este viaje apostólico, invitó a todos ellos a “acompañarme el próximo año en Madrid en la Jornada Mundial de la Juventud. Siempre es una magnífica ocasión para crecer en el amor a Cristo y animaros a una gozosa vida de fe junto a miles de jóvenes. Espero ver a muchos de vosotros allí”.
Tras el discurso, hubo se celebró un acto de adoración eucarística, se recitó la Letanía del Sagrado Corazón y la oración 'Irradiating Christ' y el canto 'Lead, kindly light', compuestas por el cardenal Newman.