(ElComercio/InfoCatólica) Manuel Carreira S.J. Doctor en Física, filósofo y teólogo, es miembro del Observatorio Astronómico del Vaticano, profesor de la Carroll University, Cleveland (EE.UU.) y de la Universidad de Comillas (España). En Lima participará en el II Congreso sobre la Sábana Santa que se inaugura el 31 de agosto en la Universidad de Lima.
–¿Fe y mentalidad científica son incompatibles?
La ciencia solo puede hablar de cómo actúa la materia. No puede decir nada de teología, de ética, de arte, de derechos y deberes, de relaciones humanas. No puede hablar de lo que no puede comprobar con un experimento. Ni siquiera puede decir por qué existe el universo ni si este y la vida humana tienen sentido. Por su parte, la fe no dice nada de cómo actúa la materia ni de si el universo es o fue caliente o frío; solo habla del plan de Dios para nosotros. Por eso, es imposible el conflicto si cada modo de conocer se mantiene en su campo y su metodología. Muchos científicos han sido y son creyentes. Yo hice mi tesis doctoral con el Dr. Cowan, descubridor del neutrino (con Reines), hombre sinceramente católico y practicante. Si quieren saber lo que la Iglesia enseña al respecto, lean la encíclica “Fe y razón” de Juan Pablo II. Ciencia y fe no se oponen, se complementan.
–¿La opinión de un católico no está sesgada por su ser confesional en temas como el aborto o la manipulación genética? ¿Es así en el mundo científico?
La Iglesia puede y debe insistir en la dignidad de la persona humana, oponiéndose a tratar a un ser humano como una cobaya de laboratorio para experimentaciones de tipo nazi. La actuación biológica o médica solo es lícita para bien del paciente, que nunca puede ser una mera “cosa útil” para otro. Esto lo afirman grandes científicos que se han opuesto a la clonación, el aborto, la eutanasia. En la Academia Pontificia de las Ciencias están los científicos asesores del Papa en esas materias: no se habla por prejuicios.
Yo nunca he encontrado rechazo alguno por mis posiciones en congresos internacionales, en Europa y América, aunque me ven como sacerdote. Si alguno ha querido descalificarme por eso, ha sido solamente en España, y ha quedado muy mal el que lo intentó.
–El caso de Galileo se lo enrostran a la Iglesia cuando quiere aproximarse al mundo científico. ¿Qué opina de este caso?
Galileo era creyente, no pasó un minuto en la cárcel, nadie le tocó un pelo ni lo excomulgó y murió profesando su fe, asistido por una hija religiosa, y con bendición papal. En su época no había realmente física ni pruebas de que la Tierra se moviese (la prueba experimental se anunció en 1838). Sus supuestas pruebas eran inválidas y otros astrónomos se las negaron. Su idea correcta era que la Biblia no enseña ciencia y quería que los teólogos cambiasen la interpretación del texto según su teoría. Los teólogos se equivocaban en pensar que la Biblia enseña astronomía, pero estaban en lo correcto en decir que mientras no hubiese pruebas, Galileo debía presentar sus ideas como teoría y no pedirles cambios de opinión. En ambos casos, se excedía el campo propio para ir al ajeno. Nosotros, hemos aprendido esa lección y debe haber mutuo respeto.
–Ud. ha dado conferencias sobre la Teoría del Diseño Inteligente y el principio antrópico, una síntesis entre un Dios creador y el big bang. ¿Cómo se sostienen estas teorías?
La ciencia es limitada: tuvo que aceptar que el universo no es eterno, comenzó en un estado de alta densidad y temperatura (el big bang) para el cual hay pruebas experimentales: hemos encontrado las cenizas y el resplandor de aquella hoguera. Pero no puede decir “por qué hay algo en lugar de nada” (Wheeler).
Hablar del paso de nada a algo es el concepto de creación que la ciencia no puede manejar: hace falta un Creador no material. Esto lo responde la filosofía, de acuerdo con la teología. Pero los detalles del comienzo no los dice la fe ni deben tomarse del Génesis, que es una parábola de contenido filosófico, no un texto de astronomía. Negar el comienzo es anticientífico y decir que el universo existe “porque sí” es ridículo y pueril.
–Participará en el Congreso sobre la Sábana Santa en Lima. ¿Por qué es provocador este lienzo que se guarda en Turín?
El lienzo de Turín es un objeto arqueológico, no es fe. Da información histórica que determina su uso y su procedencia: envolvió a un crucificado al estilo romano, con las características detalladas en la pasión de Cristo; no hay otro candidato histórico. Es una provocación para la mente porque no podemos explicar esa imagen, con características tridimensionales y de detalle, con exactitud anatómica y biológica que solo se descubrieron en 1898 cuando se fotografió por primera vez. Soy físico y sigo intentando razonar cómo pudo formarse. Todavía no hay una solución completa.
Entrevista por Andrés Tapia Arbulu publicada en © El Comercio
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