(Zenit/InfoCatólica) El Seminario tuvo lugar en el marco de la misión continental que vive la Iglesia en América Latina y Caribe y se celebró del 7 al 11 de junio. Participaron en este encuentro obispos, agentes pastorales, representantes de la sociedad civil y funcionarios de 16 países de América Latina y el Caribe, según informa el CELAM en su portal.
La agenda estuvo marcada por la metodología del ver, juzgar y actuar. En las primeras jornadas se vió la situación, causas y consecuencias de la corrupción en América. Las siguientes se orientaron a iluminar dicha realidad desde la Doctrina Social de la Iglesia, y a buscar caminos de trabajo pastoral de la Iglesia.
Se consideró la lacra de la corrupción, entendida como uso y abuso del poder público y privado para uso y beneficio personal o privado. El entorno que se vive –vieron los participantes en el encuentro– es caldo de cultivo para que la corrupción vaya creciendo desmedidamente, hasta el punto de que “podríamos decir que la corrupción se ha institucionalizado”. Aunque es difícil de definirla, medirla o describirla de modo unívoco por la multiformidad de sus manifestaciones, si que –aseguraron– se puede valorar la percepción que de ella se tiene en la sociedad.
“Por un lado se observa el surgimiento de nuevos monopolios y por otro un deterioro ético de la práctica política. Hay responsables públicos, pero con mucha frecuencia se suele involucrar al sector privado. Se confunde el patrimonio del Estado con el patrimonio personal”, dice, añadiendo que “También vemos con pesar la existencia de líderes laborales y sociales que no rinden cuentas a sus afiliados”.
“Si bien la corrupción se ha dado en diversos momentos de la historia del continente, podríamos decir que asistimos a una progresión ‘geométrica’ en el último período. La constatamos en el crecimiento de las redes organizadas del narcotráfico y con frecuencia en las justas electorales, en especial en los procesos de reelección que deterioran las instituciones de la democracia”.
Por último, “observamos antiguos y nuevos modelos de corrupción, entre ellos los relacionados con las privatizaciones, el endeudamiento público, la compra de armamento, dentro del marco de una resistencia a aplicar las convenciones internacionales contra la corrupción”.
Causas y actuaciones
Muchas son las causas que generan la corrupción, entre ellas el efecto imitación, la crisis de valores que viven los pueblos, la falta de voluntad política para castigar este mal, los bajos salarios, o los anacronismos administrativos, entre muchas otras que se mencionaron.
Como medidas a tomar, se dijo en el encuentro que urge establecer mecanismos de control para la superación de este mal, mediante planes de formación ética y de valores en los ciudadanos. Así mismo, se debe recuperar el valor de la palabra que se ha perdido en las culturas, erradicar los mitos que se han creado y han debilitado los valores de los ciudadanos.
Se valoró el trabajo de la Iglesia, que ha dado muestras de apoyo efectivo en la lucha contra la corrupción formando en valores, estableciendo alianzas y posibilitando el acceso a la información. Además se vió necesario trabajar en equipos y de modo coordinado con las iniciativas de la sociedad.
Los participantes aseguraron que no han perdido la esperanza en la búsqueda de soluciones a los problemas que existen en la sociedad, por lo tanto, afirmaron, “no debemos quedarnos inactivos en la contemplación de aquellas cosas que podemos cambiar desde un serio compromiso que surge desde la fe”.