(Zenit/InfoCatólica) El encuentro tuvo lugar en la Basílica de San Juan de Letrán, la “Catedral” del Papa como Obispo de Roma. El Papa se refirió a la crisis actual, asegurando que “en un momento como el actual de crisis económica y social, seamos solidarios con quienes viven en la indigencia para ofrecer a todos la esperanza de un mañana mejor y digno del hombre”.
Benedicto XVI aseguró que “si realmente vivimos como discípulos del Dios-Caridad, ayudaremos a los habitantes de Roma a descubrirse como hermanos e hijos del único Padre” y además recordó que “las necesidades y la pobreza de tantos hombres y mujeres nos interpelan profundamente: es Cristo mismo quien día a día, en los pobres, nos pide que le quitemos el hambre y la sed, que le visitemos en los hospitales y en las cárceles, que le acojamos y vistamos”.
Eucaristía y caridad
La celebración de la Eucaristía, explicó el Santo Padre, “nos hace capaces de convertirnos en pan partido para los hermanos, saliendo al paso de sus exigencias y entregándonos a nosotros mismos. Por este motivo, una celebración eucarística que no lleve a encontrar a los hombres allí donde viven, trabajan y sufren para llevarles el amor de Dios, no manifiesta la verdad que encierra”.
Benedicto XVI enseñó que “cuando recibimos a Cristo, el amor de Dios se expande en nuestra intimidad, modifica radicalmente nuestro corazón y nos hace capaces de gestos que, por la fuerza difusiva del bien, pueden transformar la vida de aquellos que están a nuestro lado”.
Por último, el Papa afirmó que “la caridad es capaz de generar un cambio auténtico y permanente en la sociedad, actuando en los corazones y en las mentes de los hombres, y cuando se vive en la verdad “es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad”.