(RV/InfoCatólica) Recordando que el sacerdote debe reflejar la misma caridad de Cristo, “que da la vida por sus amigos y perdona a sus enemigos”, el Santo Padre puso el ejemplo de algunas figuras sacerdotales, cuyo recuerdo en algunos casos queda relegado a pequeñas comunidades parroquiales, como fue el caso del Cura de Ars. “Que su oración –ha señalado el Papa– su acto de amor, que tantas veces hemos recitado en este Año Sacerdotal, continúe alimentando nuestro diálogo con Dios”.
En efecto, queridos amigos”, dijo el Santo Padre, “el sacerdote es un don del corazón de Cristo: un don para la Iglesia y para el mundo. Del Corazón del Hijo de Dios, rebosante de caridad, parten todos los bienes de la Iglesia, y en modo particular es el inicio de la vocación de aquellos hombres que, conquistados por el Señor Jesús, lo dejan todo para dedicarse enteramente al servicio del pueblo cristiano, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor”.
Asimismo Benedicto XVI hizo referencia a la figura del padre Jerzy Popieluszko, sacerdote mártir proclamado beato el pasado domingo en Varsovia. “Su amor al Corazón de Cristo –dijo el Papa– le llevó a dar su vida, y su testimonio, fue la semilla de una nueva primavera en la Iglesia y en la sociedad”.
“Queridos hermanos y hermanas”, concluyó el Papa, “confiemos al Corazón Inmaculado de María, del que ayer celebramos la memoria litúrgica, a todos los sacerdotes del mundo, para que, con la fuerza del Evangelio, continúen construyendo en todas partes, la civilización del amor”.