(Agencias/InfoCatólica) Dirigiéndose a los participantes en dicho congreso, el obispo de Roma les dijo que su "mensaje al mundo es verdaderamente un mensaje de alegría, porque el don que nos ha hecho Dios del matrimonio y de la vida familiar nos permite experimentar un poco del amor infinito que une a las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo".
El Santo Padre recordó que "los seres humanos son creados a imagen y semejanza de Dios, son creados para el amor, y ciertamente en lo profundo de nuestro ser deseamos amar y ser amados a nuestra vez. Sólo el amor de Dios puede satisfacer plenamente nuestras necesidades más profundas y, más aún, a través del amor entre marido y mujer, del amor entre padres e hijos, el amor entre hermanos, se nos ofrece una anticipación del amor sin barreras que nos espera en la vida que vendrá".
El Sumo Pontífice reconoció que "como todo objetivo que vale verdaderamente la pena perseguir", el matrimonio "comporta exigencias, nos desafía, nos pide estar dispuestos a sacrificar nuestros intereses por el bien del otro. Nos pide ejercer la tolerancia y ofrecer el perdón. Nos invita a nutrir y a proteger el don de la nueva vida".
El Papa aseguró que "aquellos de entre nosotros que son lo suficiente afortunados de nacer en una familia estable descubren en ella la primera y más importante escuela para una vida virtuosa, y las cualidades para ser buenos ciudadanos".
Benedicto XVI finalizó su discurso animando a promover "la adecuada comprensión y el aprecio del bien inestimable que el matrimonio y la vida familiar ofrecen a la sociedad humana".