(La Razón/InfoCatólica) La declaración de Bagnasco en la apertura de la asamblea permanente de la CEI significa un apoyo implícito a Renata Polverini, la candidata del partido de Berlusconi en la región del Lazio. Al pedir que el voto católico castigue a quien apoya el aborto, Bagnasco señala a Emma Bonino, la dirigente radical que lidera las listas del centro izquierda en el Lazio.
Bonino es una vieja enemiga de la jerarquía eclesiástica italiana por sus campañas a favor de la libre interrupción del embarazo y por su intención de conseguir que los obispos se queden en las iglesias y no influyan en la vida política y social de Italia.
Un día después de definir el aborto como “un delito inconmensurable” y una “hecatombe progresiva”, Bagnasco intentó corregir ayer el tiro al firmar un comunicado de los prelados de la región de Liguria en que se pone la interrupción voluntaria del embarazo a un nivel similar que “el derecho al trabajo y a la casa" o la "integración de los inmigrantes”. Todos ellos son “valores que no pueden ser seleccionados según la sensibilidad personal, ya que deben ser aceptados en su totalidad”.
Desde la desaparición de la Democracia Cristiana tras el escándalo de “Tangentopoli”, los obispos italianos no tienen un partido que les represente, pero no por ello han perdido su influencia. Aunque en teoría es la formación de Silvio Berlusconi la que más defiende la doctrina social de la Iglesia, en el centro izquierda hay numerosos e importantes dirigentes que no esconden su condición de católicos militantes.