(InfoCatólica) En un artículo publicado en L'Osservatore Romano, Monseñor Fisichella dijo que el anuncio de excomunión de los médicos abortistas dado por el arzobispo de Recife, José Cardoso Sobrinho, había sido precipitado, y que la diócesis no había hecho nada por ayudar a la niña.
Monseñor Fisichella escribió que “antes de pensar en la excomunión era necesario salvaguardar su vida inocente y llevarla a un nivel de humanidad del cual, nosotros, hombres de Iglesia deberíamos ser anunciadores expertos y maestros. No ha sido así, y lamentablemente se resiente la credibilidad de nuestra enseñanza que aparece ante los ojos de muchos como insensible, incomprensible y exenta de misericordia”.
Sin embargo, el arzobispo Cardoso había estado en contacto directo con el director del hospital donde era atendida la menor, quien había confirmado que no correría ningún riesgo llevando a término su embarazo. El director estaba considerando permitir que los doctores y las autoridades de la arquidiócesis se reunieran con la niña y su madre, y había dicho que el aborto no se llevaría a cabo sin haber obtenido el permiso específico.
Después de la desaparición de la niña, el arzobispo hizo una súplica en los medios locales pidiendo que no se realizara el aborto y advirtiendo sobre las consecuencias espirituales de los que participan en la matanza de un niño nonato a través del aborto.
El por entonces arzobispo de Recife se quejó amargamente del trato que le había dispensado Monseñor Fisichella. La propia Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Nota de aclaración sobre el caso, asegurando que la enseñanza de la Iglesia no ha variado y que “el aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral”. El paso del tiempo ha demostrado que la actuación del todavía presidente de la Pontificia Academia para la Vida había causado un profundo desasosiego en varios miembros de la misma, algunos de los cuales pidieron recientemente al Papa el cese del arzobispo italiano.
Según el vaticanista Sandro Magister, la solución podría estar cercana. Monseñor Fisichella, quien además se habría negado a firmar un comunicado, dirigido al Papa, pactado por los miembros de la Pontificia Academia para la Vida, podría abandonar la curia romana para convertirse en el próximo arzobispo de Siena. Sin embargo, el profesor Joseph Seifert, uno de los firmantes de la carta en la que se pedía el cese del prelado italiano, ha declarado que si Monseñor Fisichella no vale para dirigir la Pontificia Academia para la Vida, difícilmente puede ser la persona apropiada para pastorear una diócesis, dada su postura errónea sobre una cuestión tan importante como el aborto.