(Efe/InfoCatólica) Asimismo, Monseñor Kebreau rechazó que el seismo que afectó a su país haya sido un castigo de Dios, como han comentado algunas personas. Al contrario, argumentó, el terremoto servirá para un cambio de mentalidad del pueblo haitiano y contribuirá a que los "haitianos reflexionemos sobre el sentido de la vida".
En el encuentro, que contó también con la presencia del rector de la PUCMM, monseñor Agripino Núñez Collado, el haitiano expresó que la Iglesia Católica perdió a muchos de sus representantes en el terremoto, entre los cuales destacó a 16 seminaristas y un sacerdote que murieron al desplomarse las instalaciones de dos seminarios en Puerto Príncipe.
Según Monseñor Kebreau, la magnitud de los daños causados por el seismo fueron mayores porque Puerto Príncipe estaba construida para acoger a 100.000 habitantes, pero que en el momento de la catástrofe en la ciudad vivían más de tres millones de personas en medio de construcciones anárquicas y sin un plan de desarrollo urbano.
"Todo está por el suelo", describió el prelado y dijo que el panorama en su país es "desolador" y que Puerto Príncipe está "en penurias". Asimismo, destacó las manifestaciones de unidad y solidaridad con el pueblo haitiano tras el terremoto, al tiempo que agradeció el respaldo y la ayuda que ha brindado la República Dominicana a Haití.
El presidente de la Conferencia del Episcopado de Haití abogó, además, de por la reconstrucción de Haití, por una mejoría en la vida de sus compatriotas. Igualmente señaló que para su país es fundamental poder aprovechar el capital que tiene en la gran cantidad de jóvenes haitianos que estudia en universidades extranjeras, como República Dominicana.