(MiamiHerald/InfoCatólica) La misa en la Iglesia Católica del Sagrado Corazón de Puerto Príncipe se celebra en una carpa de la UNICEF junto a varias tiendas de campaña. Al aire libre, se lleva a cabo cerca de una imagen de la Virgen María, uno de los pocos tesoros de la iglesia que sobrevivieron al terremoto del 12 de enero. “No tenemos nada más”, dijo Bertta Chery, que recientemente asistió a una misa en medio de las ruinas de la iglesia de 105 años. “Todos estamos en la calle”.
Junto a docenas de otros feligreses, vestidos con sus mejores ropas de domingo, Chery oró por los fallecidos, por los vivos y, en un país profundamente religioso donde tres de cada cinco personas son católicas y los demás protestantes, para que las iglesias se reconstruyan. El Sagrado Corazón fue una de las por lo menos 60 iglesias católicas que se derrumbaron por el fuerte terremoto que mató a más de 100 religiosas y sacerdotes, así como al arzobispo, vicario general y los seminaristas.
En un país donde el gobierno siempre ha tenido problemas para ofrecer hasta los servicios más básicos, la Iglesia Católica siempre ha sido un salvavidas y dirige escuelas, hospitales, orfanatos e instituciones de caridad. “En Haití la Iglesia es el centro vivo de la comunidad”, dijo el P. Reginald Jean-Mary, de la iglesia Nuestra Señora de Haití en Miami, que ha realizado numerosas misas y oficiado en funerales en Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Puerto Príncipe.
El sacerdote Jean-Mary, fue uno de los clérigos católicos del sur de la Florida que fueron de inmediato a Haití para llenar el vacío espiritual. Otros fueron los padres Robés Charles, de St. Clement en Wilton Manors, y Jean Pierre, de St. James, en North Miami. Lideran una campaña que pronto implementará la rotación de sacerdotes del sur de la Florida en Haití. “Todavía hay cadáveres en los escombros”, dijo Jean-Mary. “Los sobrevivientes se encuentran conmocionados. Ellos son gente de fe. No son superpersonas. Más adelante, la construcción de la Iglesia será esencial. Sin eso la gente no puede salir adelante”.
“Los daños ascienden a decenas, quizás cientos de millones de dólares”, declaró el P. Andrew Small, de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, al hablar sobre los daños a los edificios. El Vaticano ha pedido a la Iglesia de Estados Unidos que lidere la reconstrucción en Haití y Small dirige la campaña. “Esto es un proceso de muchos años”, declaró Small, que recientemente visitó Puerto Príncipe para evaluar los daños.
A finales de enero, iglesias de Estados Unidos recaudaron 10 millones de dólares para la asistencia y reconstrucción. “No sólo son los edificios, sino también las escuelas, clínicas y dispensarios, conventos y seminarios”, afirmó el obispo Thomas Wenski, de Orlando, antiguo pastor en Miami que trabaja con Small en la reconstrucción. La semana pasada, el obispo Pierre Andre-Dumas, de la Diócesis de Anse-Veau et Miragone en el oeste de Haití, se reunió con el papa Benedicto XVI y autoridades católicas internacionales en Italia y pidió ayuda para reconstruir la institución. Grupos católicos de todo el mundo han comenzado a responder.
Como un primer paso modesto, la Iglesia Católica de Estados Unidos ha enviado $30,000 en equipos para revitalizar Radio Soleil, radioemisora católica que funciona desde una furgoneta en Pétionville, zona que no resultó muy dañada. Aunque muchos haitianos no tienen iglesias adonde asistir, pueden oír las misas por radio, dijo Small.
La Iglesia Episcopal, que tiene 100,000 feligreses en Haití, también se prepara para enviar sacerdotes haitianos a su tierra, y la organización Episcopal Charities of Southeast Florida ha recaudado $60,000 para la recuperación. “Los planes de reconstrucción son preliminares”, indicó el reverendo Lauren Stanley, asistente del obispo episcopal Jean Zache Duracin.