(La Nueva España/InfoCatólica) El arzobispo Sanz había despertado mucha expectación porque el de ayer era su primer acto público de naturaleza civil en Asturias. No defraudó. Dijo en primer lugar que el libro “Déjame nacer” era “quizá la obra más orgánica y completa de cuantas conozco” sobre el aborto.
Y entrando en materia indicó que “este acto quizá pueda decirse que tiene un invitado de fila cero especial: el niño que podría haber nacido y que no se le ha permitido ver la luz de la vida”. Recordó una declaración de los obispos españoles del pasado mes de junio en la que dijeron que “el aspecto tal vez más sombrío” de la nueva ley del aborto “es su pretensión de calificar el aborto provocado como un derecho que habría de ser protegido por el Estado”, calificó de “patética e irrisoria la defensa” de la nueva ley y denunció “los intereses que pueda haber detrás de esta criminal medida, pues ¡se trata del crimen de un ser humano sin que pueda rechistar!”.
Fray Jesús añadió que “junto al infanticidio horrendo se da al mismo tiempo el matricidio fatal”, una idea que no es común manejar y que fue uno de los ejes centrales de su intervención, y criticó, asimismo, los tópicos y lugares comunes “para propiciar un cruel fusilamiento en un paredón entre algodones cuya fosa común será luego un vulgar cubo de basura”.
El público seguía sin pestañear la intervención del Arzobispo, que añadió: “El niño así asesinado lleva consigo el suicidio de su madre. Tal como suena. Lo he podido comprobar en tantas mujeres que vienen a escondidas a pedirte la ayuda que no les darán jamás algunos legisladores injustos o algunos políticos de la demagogia, ni quienes subvencionan sus desvaríos para hacer su agosto en laboratorios y en clínicas. Es un asesinato suicida donde muere el bebé concebido y donde comienza la madre su terrible y larga agonía. Hay que salvar a ese niño salvando a esa mujer y salvar a la madre salvando al hijo de sus entrañas”.
El Arzobispo afirmó después que “frente a la mujer que en aras de la ideología de género feminista se abandona con irresponsabilidad machista y se deja en soledad desesperada, hemos querido señalar lo injusta que es esta ley no sólo y principalmente para el bebé en el vientre de su madre, sino también para la madre como tal”.
Como final, Monseñor Jesús Sanz afirmó que “ante la pregunta de dónde está Dios cuando suceden tantas cosas terribles, la única respuesta es decir que Él está en las víctimas expresando su divina solidaridad, y en nuestra manos y labios ofreciendo su consuelo y su salvación”.
La intervención anterior había correspondido a Magdalena del Amo, periodista asturiana y autora del libro “Déjame nacer”, cuya presentación era el objeto del acto en el Club Prensa Asturiana. Indicó que “el aborto es lo peor de la cultura de la muerte, donde aparece una cadena de víctimas, empezando por el niño, al que se le priva de nacer, y siguiendo por su madre”. Dijo después que el 77,5 por ciento de las mujeres que abortan sufre estrés postraumático, un síndrome que no está categorizado por las presiones de los grupos antivida. Entre las secuelas destacó el aumento de suicidios, adicciones al alcohol y a las drogas, cáncer de mama, malos tratos y ruptura de pareja. También subrayó el trauma que produce en los hombres, para concluir que “la nueva ley del aborto es injusta y prepara el camino al infanticidio”.
En el coloquio, el profesor Darío Rodríguez del Amo indicó, en clara referencia al filósofo asturiano Gustavo Bueno, que desde sectores intelectuales materialistas y ateos también se critica duramente el aborto.