(InfoCatólica) «Tras la pandemia de COVID, el paganismo podría ser la opción religiosa obvia para el Reino Unido», ha afirmado Francis Young, historiador anglicano especializado en el floklore y la historia de la religión, en la revista en línea Unherd.
A fin de cuentas, en Gran Bretaña «no solo los lugares de culto, sino también los grupos voluntarios presenciales de todo tipo sufren una crisis de compromiso y participación». Según el historiador «esto no significa que la gente ya no tenga interés en la religión», sino que las personas se sienten atraídas por la religión no organizada.
Esa religión no organizada, que consiste en «formas totalmente desreguladas y autoiniciadas de conectar con lo divino», tiene su paradigma en el paganismo, que es la opción religiosa más popular entre los británicos que abandonan el cristianismo (aunque son más numerosos los que simplemente se identifican como «no religiosos»).
En efecto, el paganismo «ofrece a las personas la oportunidad de creer en algo y participar en rituales», dentro de una tradición aparentemente antigua, pero «sin comprometerse con una organización o institución que tenga expectativas sobre sus miembros».
Lo cierto es que el paganismo es difícil de definir, porque no hay un solo tipo de paganismo. Esta variedad, sin embargo, también contrasta con el cristianismo, porque no da lugar a grupos o confesiones rígidas, con creencias definidas, sino a muchos «caminos» diferentes y continuamente cambiantes.
El neopaganismo, tal como lo conoce la mayoría de la gente, comenzó en Gran Bretaña en la década de 1940 antes de extenderse al resto del mundo. Al principio intentó organizarse como una religión comunitaria, con estructuras y creencias más o menos comunes, pero, sobre todo a partir de la década de 1990, el movimiento se decantó por la posibilidad de la autoiniciación y la práctica solitaria. En los últimos años, la idea del paganismo independiente e individual se ha visto impulsada por tendencias en línea como WitchTok, videos de TikTok dedicados a hechizos y rituales de autorrealización.
El número de personas que se identifican como paganas en el Reino Unido es pequeño: unos 74.000 en 2021. Su importancia potencial no reside en el número, sin embargo, sino en que es una religión diferente, «que no impone mandatos a los creyentes», ni busca conversos, porque en realidad no requiere convertirse. Esto hace que suscite menor oposición entre los agnósticos que el cristianismo o el islam.
Esto aumenta su influencia y muchas personas que no se consideran paganas cada vez más tienen una cosmovisión similar a la del paganismo. En ese sentido, «lo más destacable del progreso del paganismo en la Gran Bretaña moderna no es su crecimiento numérico, sino su aceptación social. Ya no resulta contracultural».
Según Young, «era inevitable que el paganismo se convirtiera en una religión para los posreligiosos». A fin de cuentas, si se eliminan todas las creencias y prácticas religiosas que rechaza la mentalidad posmoderna, «tal vez el paganismo sea simplemente lo que queda».







