(InfoCatólica) Un obispo católico de Nigeria ha solicitado la intervención militar de Estados Unidos durante una audiencia en el Congreso estadounidense. La petición se da pocos días después de que hombres armados secuestraran a más de 300 estudiantes de una escuela católica en el oeste del país africano.
La petición ante el Congreso de EE.UU.
El obispo Wilfred Anagbe, de la Diócesis de Makurdi en Benue, declaró el 20 de noviembre ante el Subcomité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes que Estados Unidos debe acompañar la inclusión de Nigeria en la lista de vigilancia con acciones concretas.
«Sin una intervención rápida, el cristianismo corre el riesgo de desaparecer en partes del norte y del Cinturón Medio de Nigeria en muy poco tiempo», señaló el obispo a través de Zoom, indicando que la designación de Nigeria como país de especial preocupación ha «traído inmensa alegría, esperanza y fortaleza espiritual a comunidades bajo asedio», pero que la Iglesia no puede detener la persecución sola.
«Se requiere una intervención coordinada política, militar y humanitaria. Señor presidente y miembros, la sangre de los cristianos nigerianos clama ante ustedes. No podemos permitirnos esperar más», afirmó el prelado.
El presidente del subcomité, el representante Chris Smith, republicano de Nueva Jersey, declaró que «Nigeria es el epicentro» de la persecución religiosa. «No se equivoquen: estos ataques continuos se basan en la religión, y desviar la atención de ello es negar lo que hemos visto con nuestros propios ojos».
El secuestro masivo en la escuela Saint Mary
La audiencia tuvo lugar pocos días después de que hombres armados atacaran la escuela católica mixta Saint Mary, situada en el estado de Níger, secuestrando a 303 niños y 12 profesores. Los estudiantes, de entre 8 y 18 años, representan casi la mitad de los 629 alumnos del centro.
Según la Asociación Cristiana de Nigeria, 50 de los estudiantes secuestrados lograron escapar de sus captores entre el viernes y el sábado. «Hemos recibido buenas noticias: 50 alumnos han escapado y se han reunido con sus padres», declaró la organización en un comunicado.
El reverendo Bulus Dauwa Yohanna, presidente de la asociación en el estado de Níger (Nigeria) y propietario de la escuela, declaró: «Aunque el regreso de estos 50 niños que lograron escapar nos da cierto alivio, les insto a todos a que sigan rezando por el rescate y el regreso sanos y salvos de las demás víctimas».
El testimonio de los padres
Theo, un padre cuyo nombre real se reserva por seguridad, contó a la BBC que se despertó por el ruido que hicieron los hombres armados al pasar por delante de su casa con los niños secuestrados. «Los llevaban a pie, como los pastores controlan a sus rebaños. Algunos niños se caían y los hombres les daban patadas y les ordenaban que se levantaran», aseguró.
«Los hombres armados iban en unas 50 motocicletas mientras los controlaban», relató el padre desde el dormitorio donde estaba su hijo. «Tenía ganas de ir [a ayudar], pero lo pensé mejor. Aunque hubiera ido, ¿qué podía hacer? No podía hacer nada».
Junto con otros padres, Theo ha estado acampando frente a la escuela, molesto por la poca respuesta del gobierno. «Nuestros hijos han sido secuestrados, pero el gobierno no parece prestarle atención. Hemos llegado a la conclusión de que al gobierno no le preocupamos, sentimos que no formamos parte del país, que nos han abandonado».
Controversia sobre las cifras
El gobernador del estado de Níger, Umar Bago, declaró a los medios locales que el número de estudiantes secuestrados había sido exagerado y que era «muy, muy inferior» a 303. También culpó a las autoridades escolares por abrir el centro a pesar de las amenazas de hombres armados hace cuatro años y, de nuevo, hace dos meses.
«Las escuelas de esa zona llevan cuatro años cerradas. Me sorprendió saber que la escuela seguía abierta», afirmó Bago, insistiendo en que el ataque era solo un «susto» y que todos los estudiantes serían rescatados tarde o temprano.
Presión internacional y respuesta del gobierno
El presidente Donald Trump anunció el 31 de octubre que colocaría a Nigeria en la lista de vigilancia por violaciones a la libertad religiosa y la designaría como país de especial preocupación. Trump también advirtió que enviaría tropas a Nigeria «con las armas en alto» si «se sigue permitiendo el asesinato de cristianos» por parte de militantes islamistas.
El presidente nigeriano Bola Tinubu canceló su viaje a la cumbre del G20 para hacer frente a la crisis. «Quiero dejar claro que no voy a ceder. Todos los nigerianos, en todos los estados, tienen derecho a la seguridad, y bajo mi mandato, vamos a garantizar la seguridad de esta nación y proteger a nuestro pueblo», afirmó.







