(InfoCatólica) El Papa León XIV presidió en la tarde del martes 28 de octubre de 2025, en el Aula Pablo VI del Vaticano, la conmemoración del sexagésimo aniversario de la declaración Nostra aetate, documento clave del Concilio Vaticano II sobre las relaciones de la Iglesia católica con las religiones no cristianas. Bajo el lema «Caminando juntos en la esperanza», el encuentro reunió a representantes de distintas confesiones religiosas y miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
En su discurso, el Pontífice expresó su gratitud por la presencia de líderes religiosos y recordó el camino recorrido desde la promulgación del texto conciliar, que —dijo— «plantó una semilla de esperanza para el diálogo interreligioso». León XIV destacó que, con el paso de los años, esa semilla «se ha convertido en un árbol fuerte» que ha dado frutos de «comprensión, amistad, cooperación y paz».
El Papa evocó a quienes dedicaron su vida a promover el espíritu de Nostra aetate, a los que definió como «mártires del diálogo», y agradeció la colaboración de las instituciones vaticanas implicadas en la promoción del entendimiento interreligioso. También recordó los gestos de cercanía recibidos por parte de otras religiones durante la enfermedad y el fallecimiento del Papa Francisco, así como en los primeros días de su propio pontificado.
León XIV repasó algunos de los puntos esenciales de la declaración, subrayando su llamada a la unidad de la familia humana y su reconocimiento de los valores espirituales y morales presentes en todas las religiones. Señaló, además, que el texto «adopta una postura firme contra toda forma de antisemitismo» y que el capítulo dedicado al judaísmo constituye «el corazón y el núcleo generativo de toda la declaración».
El Santo Padre afirmó que el diálogo interreligioso «no es una táctica ni una herramienta, sino una forma de vida» que transforma a quienes lo practican, y animó a mantener ese compromiso «sin renunciar a la propia fe». Asimismo, recordó las palabras del Papa Francisco durante su viaje a Singapur en 2024: «Dios es Dios para todos, y por eso todos somos hijos de Dios».
En un contexto mundial marcado por divisiones y conflictos, León XIV instó a los líderes religiosos a ayudar a los pueblos a liberarse del prejuicio y del odio, y a convertirse en «profetas de nuestro tiempo», promotores de la justicia y la paz. En referencia al Año jubilar de la Esperanza que celebra la Iglesia, el Papa subrayó que tanto la esperanza como la peregrinación son realidades compartidas por las distintas tradiciones religiosas y constituyen el núcleo del camino común iniciado por Nostra aetate.
El Pontífice concluyó su intervención recordando las palabras de san Juan Pablo II en Asís, en 1986: «Si el mundo debe continuar y los hombres y las mujeres deben sobrevivir en él, el mundo no puede prescindir de la oración». Tras estas palabras, invitó a los presentes a un momento de oración en silencio, pidiendo que la paz «descienda sobre nosotros y llene nuestros corazones».







