(Portaluz/InfoCatólica) El Informe 2025 sobre la trata de personas del Departamento de Estado de Estados Unidos ofrece un balance mundial sobre la situación actual, señalando un aumento de las condenas por trata con fines de explotación laboral, pero también una grave carencia en la protección e identificación de las víctimas.
Las estimaciones más recientes elaboradas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la organización Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reflejan la magnitud del problema: 49,6 millones de personas viven actualmente en condiciones de esclavitud moderna, ya sea forzadas a trabajar (27,6 millones) o a contraer matrimonio sin consentimiento (22 millones). Las organizaciones advierten de que esta cifra va en aumento cada año.
«La esclavitud moderna es la antítesis misma de la justicia social y el desarrollo sostenible», afirman desde la organización Walk Free.
Entre las voces que denuncian esta realidad se encuentra sor Carla Venditti, religiosa de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, que lleva años dedicada en Roma y en la región italiana de Abruzzo al rescate y acompañamiento de jóvenes víctimas de la trata. La hermana define esta situación como una «horrible plaga que sigue creciendo en la indiferencia general» y recuerda: «Detrás de cada número hay una persona, una historia rota, una dignidad pisoteada. En la calle nos encontramos con chicas cada vez más jóvenes, engañadas o forzadas con violencia».
Sor Carla insiste en la necesidad de una acción conjunta: «Como Iglesia y sociedad civil, debemos trabajar juntos para romper las cadenas de este mercado inhumano». En la Casa Oasis Madre Clelia, situada en Avezzano, las religiosas ofrecen acogida y acompañamiento a las jóvenes rescatadas, proporcionándoles —en palabras de la propia hermana Carla— «una verdadera familia, donde pueden comenzar una nueva vida en espíritu y trabajo».
Para ella, el próximo Jubileo representa «una oportunidad para una conversión profunda: de la cultura del descarte a la cultura de la misericordia y la fraternidad». Y añade: «Cuando arrebatamos a una niña de la calle, no solo salvamos un cuerpo, sino que le devolvemos la esperanza a un alma herida. Cada renacimiento es un milagro de misericordia».
De acuerdo con los datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el número de víctimas identificadas en 2022 aumentó un 25 % respecto a 2019, manteniendo una tendencia al alza durante 2023. Las mujeres y las niñas constituyen el 61 % del total, y por primera vez los casos de explotación laboral (42 %) superan a los de explotación sexual (36 %), aunque el 72 % de las condenas sigue correspondiendo a este último tipo de delito.
En Europa, se contabilizaron 10.793 víctimas en 2023, lo que supone un incremento del 6,9 % respecto al año anterior. Las estimaciones de 2021 ya indicaban que alrededor de 10 millones de personas adicionales habían sido forzadas a trabajar o a casarse desde la publicación del informe anterior en 2017.
Los datos también evidencian que la esclavitud moderna no es un fenómeno pasajero. En muchos casos, los trabajos forzados se prolongan durante años, mientras que los matrimonios forzados suelen convertirse en situaciones permanentes, equivalentes a una condena de por vida para quienes los padecen.







