(Nigeria Stories/InfoCatólica) La Iglesia de Nigeria (Comunión Anglicana) ha declarado su plena independencia espiritual de la Iglesia de Inglaterra, tras el nombramiento de la obispa (*) Sarah Mullally como nueva arzobispa de Canterbury: la primera mujer y primada abiertamente favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo en ocupar el cargo.
En una contundente declaración emitida el martes en Abuya, la dirección de la Iglesia Anglicana de Nigeria calificó la elección de Mullally como «la confirmación definitiva de la decadencia moral dentro del liderazgo de la Iglesia de Inglaterra». El comunicado, firmado por el arzobispo Henry Ndukuba, Primado de la Iglesia de Nigeria, anunció que la iglesia ya no reconocerá la autoridad de Canterbury en asuntos doctrinales o espirituales.
El punto de ruptura: el nombramiento de Sarah Mullally
Sarah Mullally, anteriormente obispa de Londres, fue confirmada la semana pasada como arzobispa de Canterbury, sucediendo al reverendísimo Justin Welby, quien se jubiló a principios de este año. Su nombramiento fue celebrado en el Reino Unido como un paso histórico hacia la igualdad de género y la inclusión dentro de la Comunión Anglicana.
Sin embargo, el apoyo explícito de Mullally al matrimonio entre personas del mismo sexo y a la igualdad de género ha desatado la indignación entre las provincias conservadoras de África, Asia y América Latina, donde las interpretaciones bíblicas tradicionales siguen profundamente arraigadas.
La postura de la Iglesia de Nigeria
La Iglesia de Nigeria, que cuenta con más de 18 millones de miembros activos repartidos en más de 10 000 parroquias, es la mayor provincia anglicana del mundo. Desde hace años, se opone a las reformas liberales dentro de la Comunión global, insistiendo en que el matrimonio es una unión sagrada entre un hombre y una mujer.
En su declaración, la iglesia nigeriana reafirmó su compromiso con «la autoridad de la Palabra de Dios y el evangelio inmutable de Cristo», subrayando que seguirá defendiendo el matrimonio bíblico, resistiendo el compromiso teológico y actuando independientemente de las estructuras eclesiásticas occidentales.
Qué significa la independencia espiritual
Al declarar su «independencia espiritual», la Iglesia de Nigeria no solo expresa su desaprobación, sino que rompe formalmente los lazos espirituales y doctrinales con la Iglesia de Inglaterra. Esto implica que ya no buscará reconocimiento ni aprobación del arzobispo de Canterbury en cuestiones de fe, ordenaciones o representación internacional.
La Iglesia nigeriana mantendrá la comunión únicamente con aquellas provincias que compartan sus convicciones teológicas —principalmente a través de la Fraternidad de Iglesias Anglicanas del Sur Global (GSFA) y la Conferencia del Futuro Anglicano Global (GAFCON), ambas posicionadas como guardianas del anglicanismo tradicional.
Esta decisión también otorga a la Iglesia de Nigeria mayor autonomía en su misión, permitiéndole ordenar obispos, formar alianzas y organizar encuentros anglicanos internacionales de forma independiente.
Antecedentes históricos: una brecha creciente desde 2003
Las tensiones entre la Iglesia de Inglaterra y las provincias anglicanas africanas llevan más de dos décadas gestándose. La primera ruptura importante tuvo lugar en 2003, cuando la Iglesia Episcopal de Estados Unidos consagró a Gene Robinson, un hombre abiertamente homosexual, como obispo de New Hampshire.
Ese acontecimiento provocó una reacción global, especialmente desde las iglesias africanas, que acusaron a los líderes anglicanos occidentales de abandonar la verdad bíblica. La Iglesia de Nigeria, junto con las de Uganda, Kenia y Ruanda, encabezó los llamamientos a favor de un nuevo movimiento ortodoxo dentro del anglicanismo.
En 2008, estas provincias establecieron GAFCON en Jerusalén como una plataforma global alternativa para los anglicanos conservadores. Desde entonces, las divisiones se han ampliado, con repetidos boicots a las Conferencias de Lambeth y crecientes llamamientos a una reorganización estructural.
¿Una postura moral o un cisma?
Mientras que los partidarios elogian la decisión de Nigeria como una postura moral firme en defensa de la verdad, los críticos temen que profundice las divisiones y debilite la unidad global anglicana. No obstante, muchos teólogos sostienen que esta escisión era inevitable desde hace tiempo.
El doctor Emmanuel Ibekwe, historiador eclesiástico de la Universidad de Ibadan, afirmó que la decisión refleja «una afirmación largamente esperada de independencia teológica».
«No se trata solo de una protesta; es una declaración de que el cristianismo en África ha alcanzado la madurez suficiente para trazar su propio camino», explicó. «El centro moral del anglicanismo se ha desplazado de Inglaterra a África».
Añadió que la postura de la Iglesia de Nigeria podría inspirar a otras provincias a seguir su ejemplo, lo que llevaría a una realineación de la Comunión en función de líneas doctrinales en lugar de geográficas.
Reacciones de otras iglesias africanas
En el resto de África, la respuesta a la declaración de Nigeria ha sido mayoritariamente de apoyo. La Iglesia Anglicana de Uganda, que ya había roto la comunión con la Iglesia de Inglaterra en 2023 tras su decisión de bendecir uniones entre personas del mismo sexo, elogió la «valentía y convicción» de Nigeria.
El arzobispo Stephen Kaziimba Mugalu de Uganda declaró:
«Nigeria ha tomado una postura necesaria. Seguiremos caminando juntos como hermanos en Cristo, comprometidos con la autoridad de las Escrituras».
De forma similar, la Iglesia Anglicana de Kenia reafirmó su solidaridad con Nigeria. El arzobispo Jackson Ole Sapit afirmó que su provincia «no puede seguir en comunión con quienes rechazan la enseñanza bíblica sobre el matrimonio y la santidad».
Se espera que Ruanda, Tanzania y Sudán emitan también declaraciones de apoyo a la posición nigeriana, lo que indicaría una posible reconfiguración del mapa anglicano mundial.
Respuesta de la Iglesia de Inglaterra
Mientras tanto, la Iglesia de Inglaterra ha reaccionado con cautela. En sus primeras declaraciones públicas desde el inicio de la polémica, la arzobispa Sarah Mullally subrayó la necesidad de diálogo y reconciliación.
«Reconozco el profundo dolor y desacuerdo dentro de la Comunión», afirmó. «Pero creo que el amor de Cristo nos impulsa a construir una Iglesia donde todos sean acogidos y valorados».
Mullally defendió que su postura inclusiva no compromete las Escrituras, sino que pretende reflejar «la hospitalidad radical de Jesús».
No obstante, los líderes conservadores rechazaron su mensaje, calificándolo de reinterpretación de la verdad bíblica en función de la conveniencia cultural. «La Biblia no evoluciona con la opinión pública», replicó el arzobispo Ndukuba.
Implicaciones para el anglicanismo a nivel mundial
La ruptura de Nigeria con Canterbury podría tener consecuencias de gran alcance para el cristianismo mundial. Los analistas afirman que la medida podría acelerar la fragmentación de la Comunión Anglicana, con nuevos centros de poder emergiendo en África y Asia.
De hecho, GAFCON y la GSFA llevan tiempo explorando la creación de un nuevo Consejo de Primados, independiente de Canterbury, para coordinar la doctrina, la misión y la representación internacional.
Con más del 60 % de los anglicanos residiendo ya en África, este giro podría suponer el fin de la hegemonía histórica de Inglaterra sobre el liderazgo de la Comunión.
El doctor Ibekwe observó:
«Lo que estamos presenciando es la descolonización del anglicanismo. La autoridad espiritual que antes estaba centralizada en Inglaterra se está trasladando ahora al Sur Global».
El camino a seguir para Nigeria
Para la Iglesia de Nigeria, esta declaración marca un momento definitorio en sus 175 años de historia. Tiene previsto fortalecer la obra misionera, invertir en formación teológica y ampliar sus alianzas internacionales con iglesias afines en Estados Unidos, Asia y América Latina.
El arzobispo Ndukuba llamó a los fieles a mantenerse unidos y firmes en la oración:
«No es tiempo de temor, sino de fe. Estamos defendiendo la verdad, y la verdad permanecerá para siempre».
Se espera que el Sínodo nigeriano se reúna a finales de este año para ratificar formalmente la decisión y delinear la siguiente fase de sus operaciones independientes.
Conclusión: una nueva era para el anglicanismo
La declaración de independencia espiritual de la Iglesia de Nigeria es algo más que una reacción: es la culminación de dos décadas de tensiones entre la fe tradicional y el liberalismo moderno dentro del mundo anglicano. A medida que el peso del cristianismo global sigue desplazándose hacia el sur, este momento podría ser recordado como el nacimiento oficial de un futuro anglicano liderado por África.
Mientras la Iglesia de Inglaterra celebra una nueva etapa de inclusión, la mayor provincia anglicana de África ha optado por la convicción antes que por la conformidad, señalando que, para millones de creyentes, la fidelidad a las Escrituras sigue siendo la máxima autoridad.
El catolicismo, más cerca del anglicanismo liberal
La postura de los anglicanos nigerianos es exactamente la opuesta a la que ha partido de la Iglesia Católica.
El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales, acogió con satisfacción el anuncio de que Mullally será la próxima arzobispa de Canterbury. Dijo:
«En nombre de la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales, celebro la noticia del nombramiento de la obispa Sarah Mullally como próxima arzobispo de Canterbury. Aportará numerosos dones y experiencia a su nuevo cargo. Los retos y oportunidades que enfrenta la nueva Arzobispa son numerosos e importantes. En nombre de nuestra comunidad católica, le aseguro nuestras oraciones.
Juntos responderemos a la oración de Jesús de que 'todos seamos uno' (Juan 17:21) y buscaremos desarrollar los lazos de amistad y misión compartida entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Católica Romana».
Cabe señalar que desde el anterior pontificado la Iglesia Católica admite, con los anglicanos liberales, la bendición de parejas homosexuales.
(*) La comunión anglicana no conserva la sucesión apostólica, no tiene sacramento del orden y no es una iglesia propiamente hablando.







