(ElDebate/InfoCatólica) La Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, posee una amplia colección de mantos, muchos de ellos entregados por fieles de forma anónima, como expresión de devoción. Algunos han sido expuestos públicamente, mientras que otros acompañan tanto a la imagen titular como a la peregrina en sus visitas a parroquias y localidades.
Este mes de octubre, la «Geperudeta» porta un manto donado por una familia «anónima», según ha comunicado la Basílica a través de sus canales oficiales. La pieza, elaborada con profusión de símbolos, fue ofrecida en el año 2008 por unos hijos «tras fallecer sus padres, ya que querían que sus padres estuvieran de algún modo cerca de la Virgen».
En la parte posterior del terno figuran las iniciales del matrimonio fallecido, como homenaje íntimo. El tejido está adornado con motivos muy presentes en la devoción mariana valenciana. Tal como se canta en el Himno de la Coronación, aparecen representadas «la rosa perfumada y la mística azucena». También se incluyen «naranjas y la flor del azahar y racimos de uvas, símbolo de la Sangre de Cristo».
Uno de los detalles más destacados del manto es la presencia del yelmo de Jaume I. Este elemento, ligado a la historia de la ciudad, motivó su elección para este mes, coincidiendo con el 9 d’Octubre. La tela fue donada en el marco del 800 aniversario del nacimiento del monarca que conquistó Valencia.
Según explica la publicación de la Basílica, «el manto elaborado artesanalmente está bordado en oro, sobre raso de seda valenciana color marfil y perlas naturales incrustadas; es diseño de Eloy Téllez y bordado por Juan Rosén, seda de Rafael Catalá y bolillos exclusivos de Jordi Roca».
Desde el templo se señala que la familia donante «es muy católica y con gran devoción a la Virgen», aunque ha preferido mantenerse en el anonimato. Este gesto forma parte de una larga tradición de ofrendas privadas que enriquecen el patrimonio devocional de la patrona.
Sin necesidad de reconocimiento público ni imágenes, la fe se manifiesta en el silencio de un regalo. En la discreción de una familia «anónima» se resume el afecto de un pueblo que, generación tras generación, mantiene vivo su amor a la Virgen de los Desamparados.






