(InfoCatólica) Conocido por su compromiso con obras sociales y sus frecuentes apariciones en medios alemanes, Terwitte aseguró a Michler que la obsesión por la optimización individual carece de un propósito trascendente y contribuye a debilitar la cohesión social.
«El problema de la automejora radica en que no tiene ningún objetivo más allá de sí misma», señaló el religioso, comparando el esfuerzo físico de los gimnasios actuales con la dureza de las disciplinas monásticas medievales. Según Terwitte, estas prácticas, por intensas que sean, no generan auténticos vínculos entre las personas. «En estos gimnasios no surge ninguna comunidad», precisó, lamentando que el culto al cuerpo y la búsqueda de placer inmediato fomenten más bien el aislamiento.
El fraile insistió en que la comunidad verdadera solo nace allí donde los individuos afrontan tensiones y aprenden a convivir con los conflictos. «La comunidad solo se forma donde las personas son capaces de soportar conflictos», explicó, contraponiendo a los gimnasios el valor de asociaciones y clubes deportivos, espacios en los que los desacuerdos obligan a construir responsabilidad compartida. «Muchas personas hoy solo se preguntan: ¿me divierte esto ahora?», criticó, calificando esta actitud de infantil y evasiva.
Otro de los ejes de la conversación fue el papel del sufrimiento. Terwitte ironizó sobre cómo la sociedad contemporánea canaliza su capacidad de sacrificio únicamente hacia metas superficiales: «Estamos dispuestos a sufrir, pero solo en el gimnasio». A su juicio, la responsabilidad auténtica exige aceptar tensiones y dolor por valores superiores, y no solo por objetivos individualistas. «Las buenas relaciones también se desarrollan en el conflicto», recordó, defendiendo que el sacrificio por principios éticos o comunitarios es lo que realmente transforma.
Pese a su tono crítico, el fraile animó a una transformación personal capaz de impulsar el entorno. «Porque quien se cambia obliga a su alrededor a actuar», afirmó, defendiendo la curiosidad, la apertura y el humor como instrumentos indispensables para afrontar las turbulencias del mundo actual. «El cambio y la sorpresa son el elixir de la vida», subrayó, describiendo la renovación como un proceso contagioso que da sentido y vitalidad a la existencia.
El monje de los medios
Paulus Terwitte (nacido en 1959 en Stadtlohn, Alemania) es fraile capuchino, predicador y autor. Ha desarrollado su labor pastoral y social en distintas comunidades de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, destacando por su compromiso con la pobreza voluntaria y la vida comunitaria. Durante años ha trabajado en la atención espiritual de jóvenes y en el acompañamiento de profesionales del mundo económico y empresarial, ofreciendo una visión ética y cristiana de la vida social.
Es una figura conocida en los medios de comunicación alemanes, donde participa con frecuencia en debates televisivos, conferencias y foros económicos, abordando cuestiones sobre espiritualidad, responsabilidad, trabajo y cultura contemporánea. También ha publicado varios libros en los que reflexiona sobre la fe, la vida comunitaria y el papel de la Iglesia en la sociedad actual.
Reconocido por su estilo directo y a menudo provocador, Terwitte combina el rigor espiritual de su orden con un lenguaje accesible para el gran público, lo que le ha convertido en un referente en la interacción entre religión, cultura y sociedad en Alemania.







