(InfoCatólica) A pocos días del inicio de la peregrinación, que sigue los pasos de la peregrinación tradicionalista de Chartes (Francia), los preparativos se intensifican: mochilas listas con lo indispensable —boina o gorra, rosario, botella de agua, carpa, saco de dormir, aislante, mudas de ropa, alpargatas de descanso y material de primeros auxilios—, todo dispuesto para afrontar el clima cambiante de agosto, con calor durante el día y frío intenso al caer la noche.
Más allá de la logística, los peregrinos señalan en su cuenta de Facebook que lo esencial no está en la mochila, sino en el espíritu con el que se emprende el camino: el reencuentro con otros fieles, el mate compartido en las paradas, los atardeceres teñidos de naranja, el humo de los fogones, las canciones de guitarra y los momentos de oración que acompañan cada paso.
Durante tres días, los participantes entregarán esfuerzo físico y resistencia, pero también recibirán lo que muchos de ellos describen como un regalo: la gracia de caminar junto a familiares, amigos y miembros de la Iglesia, con la posibilidad de vivir la Santa Misa y los sacramentos a diario.







