Sacerdote ucraniano narra cómo la Virgen de Fátima le salvó la vida durante la invasión rusa
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Manteniendo viva la fe bajo la ocupación rusa

Sacerdote ucraniano narra cómo la Virgen de Fátima le salvó la vida durante la invasión rusa

En plena invasión rusa, el padre Oleksandr decidió quedarse junto a su comunidad a pesar de los riesgos. Su historia, marcada por la oración constante del rosario y una promesa a la Virgen, culmina en una misión de peregrinación con la imagen de Nuestra Señora de Fátima a parroquias golpeadas por la guerra.

(Portaluz/InfoCatólica) El 26 de febrero de 2022, las tropas rusas invadieron la ciudad costera ucraniana de Melitópol, tomando posteriormente gran parte de la región de Zaporiyia. En este difícil contexto, el joven sacerdote greco-católico ucraniano Oleksandr Bohomaz, de 36 años, decidió no abandonar su parroquia. Permaneció allí durante nueve meses junto a otros dos presbíteros, atendiendo a los supervivientes que no pudieron huir.

Originario de la aldea de Nyzhni Sirohozy, Bohomaz cursó estudios en la Universidad Pedagógica de Melitópol y en el Seminario Teológico de los Tres Jerarcas de Kiev. Fue ordenado sacerdote en mayo de 2016 y destinado a su pueblo natal como párroco de San Alejandro. Más tarde, fue enviado a Melitópol para servir en la iglesia de la Natividad de la Santísima Virgen María.

Durante la ocupación, las comunidades del padre Oleksandr sufrieron continuos actos de hostigamiento: interrupciones de los oficios, detenciones arbitrarias y desapariciones. En diciembre de 2022, tras la promulgación de un decreto ruso que ilegalizaba la Iglesia Católica y sus obras de caridad, el sacerdote fue arrestado. Tras un duro interrogatorio, lo trasladaron a un puesto de control militar en el frente y lo obligaron a caminar hacia territorio bajo control ucraniano. «Ahora que estoy aquí, y los feligreses de Melitópol están allí, es mi mayor dolor no poder recorrer este camino con ellos», declaró a periodistas de la Universidad Católica de Ucrania en un testimonio grabado.

En mayo de 2025, desde la iglesia de San Volodymyr el Grande, en la región de Zaporiyia, relató su experiencia a reporteros del portal estadounidense de los Caballeros de Colón, organización que presta ayuda en Ucrania. «Cuando comenzó la guerra, tuve que tomar la decisión de apoyar a la gente, y fue algo muy natural para mí. Creo que fue por gracia, no por mi mérito. El Señor me dio la gracia y la acepté. Quería estar presente en la vida de nuestros feligreses. Pensé: “Jesús, soy tu instrumento. Dondequiera que quieras ir, quiero ser tu burro. Muéstrame a dónde quieres que vaya, e iré allí y haré lo que quieras”. Mientras Él necesite que esté en algún lugar, estoy listo para ir allí».

Su vida espiritual se apoya hoy de forma especial en la Santísima Virgen María, un vínculo que comenzó en el seminario, cuando un sacerdote le animó a rezar el rosario. En 2018, durante una peregrinación a Tierra Santa, pasó una noche en la gruta de la Anunciación y, meditando sobre el sí de María, sintió una llamada del Espíritu Santo a confiar plenamente en ella.

Bajo la ocupación rusa, en 2022, vivía en continua oración: «Rezaba 10 rosarios al día, a veces más, incluso hasta 15», recuerda, ya fuese conduciendo, caminando o en la capilla. El momento culminante de esta devoción llegó al ser deportado y dejado en la llamada «zona gris», entre las líneas rusas y ucranianas. «Tuve que cruzar la “zona gris” a pie para llegar a las posiciones del ejército ucraniano. No sabía si sobreviviría». En ese tránsito, hizo un voto a la Virgen María: «Si logro cruzar con vida, te prometo que le diré a la gente que necesita rezar el rosario».

Superó el paso con vida y atribuye su salvación a la intercesión de Nuestra Señora del Rosario, aunque al principio olvidó su promesa. Diez meses más tarde, el obispo le encargó acompañar en peregrinación una imagen de Nuestra Señora de Fátima enviada desde el santuario portugués a parroquias castigadas de Donetsk, Dnipro y Zaporiyia. Camino de la primera parroquia, recordó de pronto aquel voto. Entendió que la misión le brindaba la oportunidad de cumplirlo.

Desde entonces, se declara ferviente devoto de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, y comparte un testimonio que conmueve a muchos. En sus propias palabras:
«En Fátima, Nuestra Señora llamó a los niños a orar por la conversión de los pecadores. La Madre de Dios también reveló a los niños que, si Rusia no se convertía y no se consagraba al Inmaculado Corazón de María, un gran mal y grandes mentiras vendrían a través de Rusia, lo que destruiría naciones. Y hoy, vemos las consecuencias de este mal. Pero Nuestra Señora prometió que su Inmaculado Corazón prevalecería. Vivo con esta esperanza y expectativa: la victoria del Inmaculado Corazón de María. Rezo por la conversión de Rusia. Trato de recordar esto todos los días en la Divina Liturgia».

4 comentarios

Luis I. Amorós
Putin, el "defensor de la civilización cristiana", expulsó a los sacerdotes católicos del rito greco-católico, o sea, el nativo de los eslavos, poco después de conquistar el sur de Ucrania.
Pero los que no quieren abrir los ojos, no los abrirán.
10/08/25 9:15 PM
Emilio
Yo también rezo, confío y espero por ellos. Ella nunca defrauda.
10/08/25 11:17 PM
Camilo
ahhh pero todavía de esta parte del mundo hay quienes defienden a Rusia y a la Ortodoxia rusa....
11/08/25 5:17 AM
Juan mariner
Luis I. Amorós, el idilio Biden y NOM con el anterior papado sólo desataba sospechas colaboracionistas. Aquella neutralidad vaticana de San Juan pablo II se fue al garete.
11/08/25 10:29 AM

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