(CNA/InfoCatólica) Coghlan, representante de Dorking y Horley (Surrey), arremetió contra el padre Ian Vane, párroco de la iglesia de San José en Dorking, después de que éste le advirtiera que su apoyo al proyecto legislativo equivaldría a «perseverar obstinadamente en pecado grave». Dos días después de la votación del 20 de junio, el sacerdote nombró públicamente al diputado desde el púlpito y le negó el acceso a la Eucaristía.
Coghlan describió las acciones del sacerdote como «completamente inapropiadas» y afirmó que «socavan la legitimidad de las instituciones religiosas».
El político publicó en redes sociales que el incidente plantea una «grave cuestión de interés público» sobre la presión que pueden afrontar los parlamentarios católicos durante este tipo de votaciones, calificándolo de «profundamente irrespetuoso hacia mi familia, mis electores —incluida la congregación— y el proceso democrático».
My Catholic Priest publicly announced at every mass he was denying me Holy Communion following the assisted dying vote. Children who are friends of my children were there. This followed a direct threat in writing to do this four days before the vote. 1/3 https://t.co/oK45gG7dsa
— Chris Coghlan MP 🔶 (@_Chris_Coghlan) June 29, 2025
Cohlan añadió que su «religión privada seguirá sin tener ninguna relevancia directa» con su labor como parlamentario.
La crítica pública del diputado provocó una notable reacción en redes sociales, donde muchos salieron en defensa del padre Vane y reprocharon el comportamiento de Coghlan.
Varios fieles católicos recordaron al político la nota doctrinal del Vaticano sobre la participación en la vida pública, que afirma que «una conciencia cristiana bien formada no permite votar por un programa político o por una ley individual que contradiga los contenidos fundamentales de la fe y la moral».
«Quienes están directamente involucrados en los cuerpos legislativos tienen la grave y clara obligación de oponerse a cualquier ley que ataque la vida humana. Para ellos, como para todo católico, es imposible promover o votar a favor de tales leyes», señala la Nota doctrinal sobre la participación de los católicos en la vida política.
La diócesis católica de Arundel y Brighton también recordó a los medios la postura de la Iglesia, aunque reconoció la complejidad de la votación.
«La Iglesia Católica cree en la santidad de la vida y en la dignidad de cada persona», afirmó la diócesis, añadiendo que el obispo Richard Moth habló con Coghlan «a principios de esta semana y le ha ofrecido reunirse en persona para tratar los temas y preocupaciones planteados».
Los obispos se opone a la ley
La polémica se produce en un momento en que varios obispos católicos han manifestado reiteradamente su profunda preocupación por la legislación sobre muerte asistida en el Reino Unido.
El arzobispo John Sherrington, de Liverpool, obispo responsable de los asuntos relacionados con la vida en la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, declaró que se sentía «conmocionado y decepcionado» por la aprobación del proyecto de ley.
«Permitir que el personal médico ayude a los pacientes a acabar con su vida cambiará la cultura del sistema sanitario y provocará temores legítimos entre las personas con discapacidades o especialmente vulnerables», afirmó Sherrington.
El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, y el propio arzobispo Sherrington ya habían advertido anteriormente que los hospicios y centros asistenciales católicos podrían verse obligados a cerrar si el proyecto se convierte en ley, ya que «podrían verse forzados a colaborar con el suicidio asistido».
Para entrar en vigor, el proyecto aún debe pasar por la segunda cámara del Parlamento, la no electa Cámara de los Lores. Aunque esta puede introducir enmiendas, dada la aprobación en los Comunes, es probable que el texto sea aprobado definitivamente.