(InfoCatólica) El prelado vasco ha reconocido que "la presión que se genera en ciertos momentos es muy grande. Por ello, quiero pediros a todos vuestra comprensión ante mi pequeñez, al mismo tiempo que vuestra buena voluntad en la acogida de las palabras de este pastor de la Iglesia".
En una clara referencia a la polémica que siguió a su nombramiento, Monseñor Munilla ha explicado que "el factor mediático tan influyente en nuestros días, contribuye fácilmente a construir castillos en el aire, a ver gigantes donde sólo hay molinos, a engrandecer a quienes lejos de ser supermanes, tan sólo son unos peregrinos más en el camino de la vida; o tal vez, a juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora".
Quien desde hoy es pastor de la iglesia guipuzcoana, ha asegurado que nada busco por su cuenta y sólo le pide a Dios “acertar, ser instrumento suyo en la construcción de su Reino… Ser `instrumento´, no más. Pero tampoco menos".
A continuación ha leído una carta que le envió uno de sus nuevos fieles, en la que le pedía poner especial atención en los pobres, los ancianos, los niños y la juventud.
En varias ocasiones don José Ignacio ha usado el euskera. "Mi intención", ha asegurado el obispo en dicha lengua, "es la de entroncarme plenamente en el recorrido de nuestra Diócesis, sumando mis esfuerzos al proyecto pastoral diocesano de una Iglesia al Servicio del Evangelio. ¡No podría ser de otra manera! Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a las orientaciones de nuestro querido Papa, Benedicto XVI. ¡Confiamos plenamente en el ministerio del sucesor de Pedro!".
Ante el recibimiento y el gran aplauso recibido al tomar posesión de su diócesis, el obispo de San Sebastián ha dicho: "... me he acordado del borriquillo que Jesús montaba aquel Domingo de Ramos en su entrada en Jerusalén. ¿Os imagináis qué ridículo hubiese hecho aquel asno si hubiese creído que aquellas aclamaciones y aquellos saludos estaban dirigidos a él, en vez de a quien llevaba sobre sus lomos? Le pido al Señor no ser tan `burro´ como para engañarme así".
Y a continuación, ha añadido: "Me parece que todos, sin excepción, deberíamos aplicarnos la parte que nos corresponde en esta imagen de la entrada de Jesús en Jerusalén. ¡Qué absurdo hubiese sido que quienes salieron a las calles, aquel Domingo de Ramos, batiendo sus palmas y cantando cánticos de alegría, lo hubiesen hecho por el simple motivo de que el borrico les resultase simpático! ¿Y qué decir de los habitantes de Jerusalén, si se hubiesen resistido a recibir a Jesucristo, porque no les gustaba el asnillo sobre el que venía montado?".
El obispo ha pedido: "Oremos unos por otros, queridos hermanos. No lo digo como una frase hecha, sino con plena convicción de que es el camino para sanar heridas y para alcanzar la meta que perseguimos, que no es otra que dar gloria a Dios. Os pido que nos tomemos en serio esta llamada que os hago. La oración dirigida a la Virgen María será especialmente eficaz. ¡Bien sabemos de la capacidad que tienen las madres de congregar a sus hijos! Con frecuencia, cuando falta la madre, resulta casi imposible convocar a la familia; sin la madre aquello se convierte en un `desmadre´. Pero nosotros… ¡tenemos madre!; y se llama `María´. ¡Cada vez que pronunciemos con confianza este santo y bendito nombre -`¡María!´-, nos sentiremos más hermanos!"
Finalmente, don José Ignacio ha tenido palabras para su familia, ha recordado a su padre fallecido y ha agradecido a toda la Iglesia "por lo que he recibido de ella".
La ceremonia sólo ha tenido un lunar negro, provocado por las interferencias de emisoras policiales y de radios locales en el audio de la catedral.
Al finalizar el acto, los fieles han podido acercar a saludar a su nuevo obispo.