(ACN/InfoCatólica) En una entrevista para Ayuda a la Iglesia Necesitada, el obispo explica que, desde la época colonial, a los misioneros se les disuadió de operar en el norte, que era mayoritariamente musulmán, y cuando el cristianismo empezó a abrirse camino en la región, prevaleció la armonía. Sin embargo, la reciente afluencia de ideas fundamentalistas entre la comunidad musulmana ha enrarecido el ambiente.
«Nosotros crecimos junto con las diferentes grupos étnicos», indica el obispo, que es originario de la región. «La vida transcurría con normalidad. Compartíamos la comida de Navidad con los musulmanes y durante sus celebraciones ellos compartían su comida con nosotros. Comíamos juntos, jugábamos al fútbol, acudíamos a los mismos mercados y nos bañábamos en los mismos ríos. Entonces, llegaron los extremistas afirmando que si no eres musulmán no deberías estar vivo, y allí es donde la vida se volvió terrible para los cristianos». «Y de ahí provienen las tensiones actuales», continúa Mons. Daboh. «Los extremistas creen que no deberíamos estar en esta región, y como ven que estamos creciendo, nos consideran una amenaza para la comunidad musulmana».
El obispo recuerda un paradójico incidente de 2020, cuando cuatro de sus seminaristas fueron secuestrados. Tres fueron finalmente liberados, pero uno, Michael Nnadi, murió asesinado. En ese momento, la gente especuló con que los seminaristas renunciarían a su vocación por miedo: «Curiosamente, ocurrió lo contrario, porque muchos jóvenes empezaron a solicitar el ingreso en el seminario», relata. «Querían ser sacerdotes. Cuando les preguntamos por sus motivos, responden que quieren predicar a Jesucristo, decirle a la gente que Jesús fue un hombre de paz que predicaba la paz y el amor. Quieren ser sacerdotes para predicar el Evangelio del amor al mundo entero.
A pesar de las tensiones, contamos con creyentes fervientes, interesados en el cristianismo, y por eso el cristianismo está prosperando en el norte de Nigeria. Está creciendo. La gente quiere predicar el amor. Quieren predicar la paz. Quieren que la gente sepa que tu vecino es tu vecino. Puede que no sea de tu tribu y puede que no comparta tu misma religión, pero no por ello deja de ser tu vecino y tú eres vecino suyo, y ese es el Evangelio de Cristo».
Mientras los grupos yihadistas más extremistas, como Boko Haram, se oponen radicalmente a cualquier forma de educación occidental, el obispo de Zaria recalca que los cristianos quieren formarse: «Mi pueblo tiene hambre de formación», asegura el obispo. «Cuando se forman, se liberan; con educación pueden encontrar comida por sí mismos; con educación saben lo que está bien y lo que está mal». Por estas razones, Mons. Daboh ha dicho a ACN que cree que, aun afrontando amenazas constantes y aunque muchos cristianos vivan desplazados, su rebaño encuentra la felicidad en medio de las penalidades.
«Mi pueblo es un pueblo feliz. Pese a las dificultades, a su pobreza y a la persecución, mi pueblo sigue siendo un pueblo feliz», asegura el prelado. «Son felices porque tienen a Cristo».