Se cumplen 30 años de la magistral encíclica «Evangelium Vitae» de San Juan Pablo II

Herramienta imprescindible contra la «cultura de la muerte»

Se cumplen 30 años de la magistral encíclica «Evangelium Vitae» de San Juan Pablo II

Hoy se cumplen 30 años de la promulgación de la encíclica «Evangelium Vitae» del Papa Juan Pablo II, un documento clave que aborda el valor sagrado e inviolable de la vida humana. Desde su publicación el 25 de marzo de 1995, esta encíclica ha marcado profundamente el debate ético y social en temas como el aborto, la eutanasia, la pena de muerte y el papel fundamental de la familia.

(InfoCatólica) En Evangelium Vitae, San Juan Pablo II alertó sobre una «cultura de la muerte» presente en sociedades modernas, donde avances científicos y legales, aunque prometedores, también amenazan la dignidad humana. La encíclica hace un llamado contundente a defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, condenando enérgicamente prácticas como el aborto y la eutanasia, y cuestionando la aplicación de la pena de muerte.

El documento magisterial está estructurado en cuatro capítulos, en los que se reflexiona sobre las amenazas contemporáneas a la vida, el mensaje cristiano respecto a su dignidad intrínseca, la importancia de respetar el mandamiento «No matarás», y finalmente, exhorta a construir una nueva cultura basada en la solidaridad y el respeto a toda vida humana, destacando especialmente el rol de la familia como «santuario de vida».

A lo largo de estos 30 años, la encíclica ha ejercido gran influencia en la doctrina social de la Iglesia Católica, siendo ampliamente citada en debates éticos, jurídicos y bioéticos alrededor del mundo. Ha inspirado movimientos y campañas en defensa de la vida, además de numerosas iniciativas educativas y pastorales enfocadas en promover una cultura del respeto y cuidado hacia los más vulnerables.

Si mensaje adquiere una relevancia particular en contextos actuales marcados por debates sobre técnicas de reproducción asistida, inteligencia artificial, manipulación genética y nuevas legislaciones sobre eutanasia. A pesar del paso del tiempo, esta encícli continúa invitando a una profunda reflexión ética sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en la vida humana y exhorta a asumir una postura comprometida y consciente frente a estos desafíos contemporáneos.

Breve resumen de la encíclica:

Introducción: El Evangelio de la Vida

La encíclica comienza destacando que en el corazón del mensaje de Jesús se encuentra la vida humana como un don de Dios:

«Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10, 10). [...] Esta vida, nueva y eterna, da significado pleno a todos los aspectos y momentos de la vida humana. La Iglesia, con fidelidad, anuncia esta buena noticia a todos los hombres y mujeres.

También destaca el valor incomparable de cada ser humano:

«El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de su existencia terrena [...] iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina».

La introducción advierte además sobre nuevas amenazas que atentan contra la vida humana, y establece el compromiso de la Iglesia por defender la dignidad de cada persona:

«Toda amenaza a la dignidad y a la vida del hombre repercute en el corazón mismo de la Iglesia».

Capítulo I: "La sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo"

Este capítulo analiza el origen bíblico y la gravedad de la violencia contra la vida humana a partir del asesinato de Abel por su hermano Caín, señalando cómo esto se repite en la historia:

«Caín dijo a su hermano Abel: 'Vamos afuera'. Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra Abel y lo mató [...] Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo» (Gn 4, 8-10).

Advierte sobre la mentalidad actual que considera legítimo el atentado contra la vida bajo ciertas circunstancias, particularmente mediante prácticas como el aborto, la eutanasia y otras violencias:

«Amplios sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual [...] Opciones antes consideradas unánimemente delictivas llegan a ser socialmente respetables».

También enfatiza el «eclipse del valor de la vida», señalando cómo la cultura actual relativiza la dignidad humana en sus etapas más vulnerables:

«La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil o considerada un peso insoportable».

Capítulo II: "He venido para que tengan vida"

Este capítulo desarrolla la idea central de que la vida es un don de Dios, destacando la dignidad absoluta e incondicional de cada ser humano:

«La sangre de Cristo, mientras revela la grandeza del amor del Padre, manifiesta qué precioso es el hombre a los ojos de Dios y qué inestimable es el valor de su vida».

Se subraya especialmente que Cristo trae una vida abundante que incluye no solo la existencia temporal, sino la comunión eterna con Dios. Esto da significado a la vida humana en todas sus dimensiones, incluido el sufrimiento y la vulnerabilidad:

«Precisamente contemplando la sangre preciosa de Cristo, el creyente aprende a reconocer la dignidad casi divina de todo hombre».

Capítulo III: "No matarás"

En este capítulo se profundiza en la obligación moral absoluta de respetar y proteger la vida humana inocente. Se reafirma de manera clara la oposición de la Iglesia a prácticas como el aborto, la eutanasia y cualquier forma de muerte provocada intencionalmente:

«El mandamiento 'no matarás' expresa una exigencia fundamental, con valor absoluto e inviolable: respeto total a la vida humana».

Este capítulo enfatiza que no existe justificación moral posible para atentar contra la vida de seres inocentes, independientemente de las circunstancias sociales o personales que puedan influir en estas decisiones:

«Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás».

Se condena especialmente el hecho de que ciertos atentados contra la vida estén socialmente aceptados o incluso legalizados, siendo esto un signo preocupante de deterioro moral y social:

«Es el resultado nefasto de un relativismo [...] El Estado deja de ser la 'casa común' y se transforma en Estado tirano».

Capítulo IV: "A mí me lo hicisteis"

El último capítulo está orientado al compromiso activo que los cristianos deben asumir en defensa de la vida humana. Subraya que actuar a favor de los más débiles e indefensos es una exigencia fundamental del Evangelio:

«El Evangelio de la vida es para toda la sociedad humana: es necesario movilizar las conciencias y unificar esfuerzos en favor de la vida».

Se exhorta a los cristianos a participar activamente en iniciativas concretas de caridad, acogida, cuidado y protección hacia aquellos cuyas vidas están más amenazadas, como los niños no nacidos, ancianos, enfermos y discapacitados:

«Son muchos los esposos que, con generosa responsabilidad, saben acoger a los hijos como el don más excelente [...] No faltan familias que acogen a niños abandonados, a ancianos solos».

El capítulo concluye afirmando que la verdadera civilización, la "civilización del amor", sólo puede ser construida respetando plenamente la dignidad y el valor sagrado de la vida humana:

«Solo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad».

Conclusión

La encíclica termina con un llamado urgente a defender activamente la vida humana, enfatizando que este compromiso es esencial para la construcción de una auténtica cultura humana basada en la verdad y el amor:

«¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana!».

 

6 comentarios

Emiliano
Es muy bonita, pero cuántos la han leído ? Qué hagan una encuesta !
25/03/25 11:00 AM
Asociación Pro-Vida de Mairena del Alcor (Sevilla)
Muchas gracias a Infocatólica por recordar este importante aniversario. La portada es precisamente la que hizo nuestra asociación hace 10 años, con la autorización del Nuncio del Papa en España y la presentación del Arzobispo de Sevilla ahora emérito D. Juan José Asenjo.
Seguimos difundiendo muchísimo el libro Encíclica "El Evangelio de la Vida" que tiene más actualidad ahora que cuando el Papa Santo la escribió. Pues bien, hoy sacamos la Cuarta Edición de la misma, con un prólogo magnífico del Actual Arzobispo de Sevilla D. José Ángel Saiz.
Quien esté interesado puede escribirnos enviando wasap al 691 229 634 o bien al correo [email protected]
25/03/25 11:18 AM
maru
Y a esos ordenados y consagrados/as , (amén de cualquier laico) no les dará gran vergüenza cada vez que defienden o edulcoran el aborto y también la eutanasia? Porque tanto el aborto como la eutanasia es deshacerse de vidas inocentes para no tener ninguna carga ni problema.
25/03/25 1:07 PM
Francisco Javier
Encíclicas que refuerzan la fe católica vs encíclicas que solo provocan controversia entre los católicos. Que diferencia la época de de JPII con hoy día.
25/03/25 1:11 PM
JSP
1. Hoy es el día de la Anunciación y Encarnación de Cristo. Pero, hay un matiz con el que no estoy de acuerdo en cuanto a la pena de muerte. Pues, el ladrón bueno y malo murieron en cruz, ius gladius, junto a Nuestro Señor Jesús, y la Palabra de Dios habla de salvación a quien reconoce que es justa su condenación, se reconozcan o no los propios pecados. ¿Cuál era la dignidad del mal ladrón?
2. "La Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, y se empeña con determinación por su abolición en todo el mundo", papa Francisco dixit, agosto 2018.

www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20180801_lettera-vescovi-penadimorte_sp.html

3. La abolición de la pena de muerte es algo de la herejía modernista, subjetivista y personalista que no hace magistral a la Encíclica.
4. En Santo Tomás de Aquino podemos ver la reacción católica, ante castigo legal tan severo por parte de la autoridad civil, de legitimidad ética de la pena de muerte por causa de: herejía; cisma; delincuente particular.
5. El No matarás se refiere a título privado de la persona: aborto y eutanasia, no a la pena de muerte.
6. La autoridad civil lo puede decretar por el bien común de la comunidad.
7. Pues, si el cuerpo tiene un miembro corrompido que afecte a la comunidad, "es lícito matar al malhechor en cuanto se ordena a la salud de la sociedad.
25/03/25 1:23 PM
maria
Como dice la Asociación Pro-vida de Mairena del Alcor (Sevilla)
Hoy la encíclica, del grandísimo e inolvidable papa S. Juan Pablo II , tiene más actualidad que cuando la escribió..
Hoy los dos asesinatos: el aborto y la eutanasia, están recogidos ya en las legislaciones de muchísimos países del mundo.
La defensa de la vida tiene que ser el primer objetivo de nuestro vivir como cristianos; aunque esa defensa nos cueste la fama, el dinero, los puestos en la profesión y en la sociedad.
La vida de los indefensos, hoy está terriblemente amenazada. y nosotros somos los llamados a defenderlos
25/03/25 3:56 PM

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