El jueves finalizará el programa de visas que permite la entrada de religiosos extranjeros a EE.UU.
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Afectará muy especialmente a la Iglesia Católica

El jueves finalizará el programa de visas que permite la entrada de religiosos extranjeros a EE.UU.

Si la Cámara de Respresentantes de EE.UU no actúa de inmediato, este jueves expirará un programa que, durante más de tres décadas, ha permitido la entrada de religiosos no ordenados en el país. La Conferencia Episcopal estadounidense advierte que su desaparición podría tener graves consecuencias para la Iglesia católica, especialmente en diócesis rurales.

(KNA/InfoCatólica) El programa de visados «EB-4 Non-Minister Special Immigration Religious Workers Visa», que otorga 5.000 permisos anuales a religiosos no ordenados, está a punto de expirar si el Congreso no lo renueva antes del jueves. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB) alerta de que esta medida impactará de manera significativa en la Iglesia católica del país, que depende en gran medida de este sistema para la llegada de misioneros y religiosos laicos.

David Spicer, responsable de inmigración en la USCCB, ha advertido de las «graves consecuencias» que tendría la desaparición de este visado. «Las repercusiones serán de gran alcance», declaró al portal The Pillar. Según explicó, el sistema actual distingue entre visados para clérigos ordenados —como sacerdotes y diáconos— y aquellos para religiosos no ordenados, categoría en la que se encuentran la mayoría de los misioneros y miembros de órdenes religiosas. La Iglesia católica es el mayor beneficiario de este segundo grupo, ahora en riesgo.

Grave impacto para la Iglesia católica

El programa no solo permite la estancia temporal en EE. UU., sino que también ofrece una vía para obtener la residencia permanente y, eventualmente, la ciudadanía. La desaparición de este mecanismo afectaría especialmente a las diócesis rurales, donde la labor de religiosos extranjeros es crucial para la asistencia pastoral.

Spicer ilustró la gravedad de la situación con un caso reciente en Alaska: una superiora religiosa tuvo que abandonar su comunidad y el país porque no logró renovar su permiso de residencia a tiempo. En estados donde las distancias son enormes y la escasez de sacerdotes es una realidad, la contribución de estos religiosos resulta indispensable.

El expresidente Joe Biden prorrogó el programa por tres meses hasta el 13 de marzo, pero sin una nueva intervención del Congreso, el plazo expirará. El Departamento de Estado ha dejado claro que, si esto ocurre, a partir de la medianoche del jueves no se expedirán más visados de esta categoría en el extranjero y las solicitudes en trámite quedarán sin resolver.

Además, el colapso del programa agravaría los ya considerables retrasos en la concesión de visados. Muchos solicitantes llevan años esperando su oportunidad y ahora podrían quedarse sin opciones en el último momento. «Podríamos enfrentar una situación desgarradora en la que alguien, tras años en lista de espera, vea truncada su esperanza justo cuando estaba a punto de obtener la residencia», lamentó Spicer.

Consecuencias para la asistencia social

Los efectos de la supresión del programa no se limitarían al ámbito religioso, sino que también afectarían a los servicios sociales de la Iglesia. Muchos de los beneficiarios del EB-4 trabajan en hospitales y residencias, atienden a enfermos y ancianos, imparten clases en escuelas católicas o desempeñan tareas administrativas y de liderazgo en órdenes religiosas e instituciones eclesiales.

La Conferencia Episcopal de EE. UU. confía en que las negociaciones presupuestarias en el Congreso ofrezcan una última oportunidad para la extensión del programa. «Si Dios quiere, podría renovarse», señaló Spicer. Sin embargo, el clima político en Washington no parece el más propicio para un acuerdo inmediato.

1 comentario

Gregory
Mala cosa esta es
11/03/25 6:14 PM

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