(KNA/InfoCatólica) El cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha asegurado que la celebración de la Misa según la liturgia previa al Concilio Vaticano II no es errónea, pero recordó que la Iglesia tenía «muy buenas razones» para reformarla tras el concilio. Así lo expresó en una entrevista concedida este jueves al periódico británico Catholic Herald.
Roche enfatizó que el papa Francisco ha dejado claro que la celebración según los misales de 1962 no es la norma y que la reforma litúrgica se llevó a cabo para evitar una liturgia excesivamente recargada con el paso del tiempo. Entre los motivos, citó la incorporación de una mayor cantidad de textos de la Sagrada Escritura en las celebraciones eucarísticas.
El cardenal subrayó que, más allá de la forma litúrgica utilizada, lo esencial es que la Eucaristía se celebre con «gran dignidad y una digna simplicidad». En este sentido, consideró que el problema fundamental radica en la formación litúrgica y en la errónea concepción de que los sacerdotes pueden celebrar la Misa de cualquier manera, sin tener en cuenta la comunión con la Iglesia. «Solo podemos celebrar el culto como Iglesia, no hay otra manera. La liturgia nos es dada por la autoridad apostólica y por Cristo», afirmó Roche.
Asimismo, advirtió que los sacerdotes deben recordar que son servidores de la liturgia y no sus creadores: «Como sacerdote, cardenal o incluso obispo, no es mi tarea hacer cambios, omitir partes o reinventar la liturgia. Mi misión es celebrarla tal como se nos ha transmitido, en fidelidad a Cristo».
Una minoría particularmente ruidosa
El cardenal Roche es una de las figuras clave en la aplicación del motu proprio Traditionis custodes, con el que el papa Francisco restringió la celebración de la liturgia anterior al Vaticano II. A pesar de las reacciones suscitadas, Roche se mostró tranquilo y destacó que, en términos numéricos, quienes asisten a la Misa tradicional son una minoría en la Iglesia, aunque sus defensores sean particularmente ruidosos.
En este contexto, negó estar «en contra de la Misa en latín» y aseguró que, de hecho, él mismo la celebra habitualmente en esta lengua en su forma actual: «Si esas personas supieran que celebro la Misa en latín la mayoría de los días, porque es nuestra lengua común aquí», comentó. Además, consideró acertado que la liturgia se celebre al menos ocasionalmente en latín».