(InfoCatólica) En el marco de la 58.ª Semana de Oración por la Sobriedad de la Nación, que comenzó el 2 de marzo, la Iglesia católica polaca ha emitido un llamamiento urgente para combatir el grave problema del alcoholismo que afecta al país. En su mensaje a los fieles, el obispo Tadeusz Bronakowski, presidente del Equipo de la Conferencia Episcopal Polaca (KEP) para el Apostolado de la Sobriedad y las Personas Adictas, advirtió de las devastadoras consecuencias del consumo descontrolado de alcohol en la sociedad y la necesidad de un cambio de actitud.
«Si no tomamos en serio la lucha contra el alcoholismo, la nación se verá destruida», alertó el prelado, subrayando que la falta de sobriedad erosiona los valores familiares, la vida espiritual y la cohesión social.
El obispo Bronakowski denunció que Polonia ocupa el segundo lugar en Europa en número de muertes relacionadas con el alcohol, y que en 2023 los polacos gastaron casi 40.000 millones de zlotys en bebidas alcohólicas. También alertó sobre el preocupante descenso en la edad de iniciación en el consumo de alcohol, que se sitúa en torno a los 12 años, lo que demuestra la necesidad de una respuesta firme y decidida desde la sociedad y la Iglesia.
Una responsabilidad personal y colectiva
El prelado criticó la actitud extendida de considerar el problema del alcoholismo como algo ajeno. «Muchos piensan que la sobriedad es un asunto personal y que no deben inmiscuirse en la vida de los demás. Esta mentalidad es un error que perpetúa el sufrimiento de muchas familias y destruye a la sociedad desde dentro», afirmó.
Recordando las palabras de san Juan Pablo II, el obispo insistió en que cada ciudadano tiene el deber de cuidar del bien común y de promover una cultura de sobriedad. Destacó que esta virtud no significa únicamente abstenerse del alcohol, sino que implica una actitud de moderación y responsabilidad.
Según explicó, la sobriedad puede vivirse de diversas formas: a través del consumo moderado, evitando alterar la conciencia; mediante la abstinencia obligatoria, necesaria en situaciones como la edad, el estado de salud o las responsabilidades personales; y a través de la abstinencia voluntaria, asumida como un testimonio de fe, un sacrificio de penitencia o una forma de mostrar que es posible celebrar y disfrutar la vida sin recurrir al alcohol.
«La sobriedad es un pilar de la libertad, del amor y del bienestar personal y social. Sin ella, las relaciones humanas se deterioran y la fe se debilita», afirmó.
Un llamamiento a la acción y a la oración
El mensaje del obispo también subrayó el papel fundamental de la oración y el sacrificio en la lucha contra el alcoholismo. Invitó a los fieles a rezar por las personas que padecen adicción y por sus familias, que sufren las devastadoras consecuencias de esta realidad.
«La oración tiene un poder transformador, especialmente cuando se une al sacrificio», aseguró. En este sentido, animó a los católicos a realizar un gesto concreto durante la Cuaresma: la abstinencia voluntaria del alcohol, como un testimonio de esperanza y una forma de ofrecer apoyo espiritual a quienes luchan contra la adicción.
El obispo recordó las palabras del entonces cardenal Karol Wojtyła, quien hace 55 años, en otro Tydzień Modlitw o Trzeźwość Narodu (Semana de Oración por la Sobriedad de la Nación), advirtió que la lucha contra el alcoholismo exige una movilización de toda la sociedad, desde la familia hasta la nación. Bronakowski insistió en que, si los creyentes no responden a este llamado, el abuso del alcohol continuará destruyendo vidas, debilitando la Iglesia y dañando la nación.
Un compromiso con el futuro del país
El mensaje concluyó con una invocación a la Virgen María, Reina de Polonia, recordando que en los Juramentos de Jasna Góra, la nación prometió luchar contra el alcoholismo.
«Que ella nos ayude en este esfuerzo, para que Polonia sea verdaderamente libre y fiel a Cristo y a su Iglesia», expresó el obispo.
El problema del alcohol en Polonia
Polonia tiene una larga historia de consumo de alcohol, en particular de vodka, bebida que forma parte de su identidad nacional. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras fuentes, el consumo per cápita de alcohol puro en el país es elevado en comparación con muchos estados europeos, aunque no el más alto de la región. Se estima que la ingesta media ronda los 10-12 litros anuales por persona mayor de 15 años, con una preferencia marcada por las bebidas de alta graduación y la cerveza.
El alcoholismo está ampliamente reconocido como un problema de alcance significativo. Se calcula que entre 1 y 2 millones de polacos podrían ser considerados alcohólicos o consumidores de riesgo, lo que equivale a entre el 3% y el 5% de la población. Además, sus efectos trascienden a quienes padecen la adicción, impactando en familias y comunidades. Informes sugieren que hasta la mitad de los ciudadanos podrían verse afectados de forma indirecta por las consecuencias del abuso del alcohol, ya sea a través de la violencia doméstica, dificultades económicas o pérdida de productividad.
En los últimos años, el consumo ha mostrado tendencias preocupantes. Mientras en numerosos países europeos ha disminuido, en Polonia ha experimentado repuntes en determinados periodos. Entre 2016 y 2017, por ejemplo, se registró un aumento del 30% en la venta de vodka y del 22% en la de cerveza. La proliferación de establecimientos alkohole 24, abiertos incluso en festivos, facilita el acceso al alcohol y ha sido señalada como un factor que agrava la situación.
Desde una perspectiva sanitaria, Polonia ocupa una posición alarmante en Europa. En 2023, se convirtió en el tercer país del continente con más muertes relacionadas con el alcohol, solo superado por algunos estados de Europa del Este como Rusia y Ucrania. Entre las causas más frecuentes figuran enfermedades hepáticas, accidentes y trastornos cardiovasculares asociados al consumo excesivo. En 2020, la OMS reportó 5.238 fallecimientos atribuibles al alcohol, lo que representó el 1,47% del total de defunciones en el país.
Para abordar el problema, el Gobierno polaco ha impulsado medidas regulatorias. En octubre de 2024, se anunciaron nuevas restricciones para reforzar la prohibición de venta a menores de 18 años y limitar su comercialización en gasolineras durante la noche, en respuesta al aumento de accidentes vinculados al alcohol. No obstante, estas iniciativas han chocado con una fuerte resistencia cultural, ya que el consumo de bebidas alcohólicas sigue percibiéndose como un derecho arraigado en la sociedad.