(ACN/InfoCatólica) Desde Ein Arik hasta el aeropuerto de Ben Gurión distan unos 20 minutos en coche. Al menos, en teoría, si no fuera por los controles en la carretera. También por el hecho de que los palestinos tienen prohibido utilizar ese aeropuerto desde el comienzo de la guerra en Gaza. Las consecuencias de estos obstáculos son muy reales para los 85 jóvenes cristianos palestinos que planean viajar a Roma para el Jubileo de los jóvenes que se celebrará en julio y agosto. En lugar de un trayecto de 20 minutos en coche hasta el aeropuerto, tendrán que desplazarse primero en un autocar nocturno a Jordania, con el consiguiente aumento de costes.
Con el reciente alto el fuego en Gaza, se podría pensar que el futuro se presenta un poco más prometedor para los cristianos de Tierra Santa. «¿La verdad? Para nosotros, en Cisjordania, el alto el fuego no ha hecho más que empeorar las cosas», asegura el padre Louis Louis Salman, responsable de la Capellanía de la Juventud en Cisjordania, Gaza y Jerusalén. «Desde el alto el fuego se han cerrado todavía más carreteras, lo que dificulta aún más los desplazamientos», explica el sacerdote. Una de las condiciones del alto el fuego es la liberación de prisioneros palestinos, muchos de los cuales han regresado a Cisjordania. «Debido al intercambio de prisioneros han reforzado la seguridad enormemente», explica el padre Louis.
El trauma de la guerra
«Esta es la nueva normalidad en los territorios palestinos de Tierra Santa», explica el padre Louis a la delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que ha visitado la región. Las restricciones para viajar hacen que la gente se sienta aislada y atrapada. Además, la falta de oportunidades laborales merma sus perspectivas y la exposición constante a la violencia los traumatiza.
El cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, coincidió con él durante un encuentro con ACN en Jerusalén. «Sin duda alguna, las cosas en Cisjordania han empeorado. Con el inicio del alto el fuego en Gaza comenzaron las operaciones en Cisjordania con cientos de puestos de control y las operaciones en Yenín [una importante ciudad palestina]».
Sami El-Yousef, director general del Patriarcado Latino de Jerusalén, respalda esta opinión:
«Hemos sido testigos de nuevas anexiones de tierras en Cisjordania. También del desalojo de unas 16.000 personas de campos de refugiados en Yenín que han quedado arrasados, por lo que esa gente no tiene dónde regresar. Ahora, Cisjordania está completamente fragmentada con 185 puntos de entrada y más de 900 puestos de control. Una situación que, debido a los acontecimientos en Gaza, apenas recibe atención internacional».
«No sé ni cómo nos mantenemos en pie, porque avanzamos contracorriente», continúa Sami El-Yousef. No obstante, intenta encontrarle un lado positivo a la situación. «Como Iglesia, nos sentimos ahora más fortalecidos que hace año y medio, especialmente, por nuestra contribución a la sociedad en general. Y es que hemos sido capaces de mantener nuestros servicios. También de expandirlos en algunos aspectos y de servir a las comunidades de Gaza y Cisjordania, las más afectadas por la guerra. Además, nos estamos preparando para ser de mayor utilidad después de la guerra».
La esperanza de los jóvenes
Mientras tanto, la situación en Tierra Santa hace que el padre Louis Salman esté más decidido que nunca a hacer partícipes a los jóvenes cristianos de experiencias internacionales como las próximas celebraciones del Jubileo en Roma: «Tras un año de guerra, la mayor parte de nuestros jóvenes están desesperados, y lo que yo quiero es levantarles el ánimo», ha explicado. «El objetivo es que vivan una experiencia espiritual profunda, no solo que se diviertan. Psicológicamente, es importante que participen en actividades internacionales para que comprendan que, a nivel global, no son una minoría».
El tema del Jubileo de este año es la esperanza, pero muchos jóvenes palestinos casi la han perdido por completo. Desde la sede de la organización «Juventud de la Patria de Jesús», —la cual ha sido remodelada con la ayuda de ACN— el padre Louis Salman explica que parte de su misión como máximo responsable de la Capellanía de la Juventud es ayudarles a comprender dónde reside la verdadera esperanza. «Por desgracia, hoy muchos no ven esperanza. Sin embargo, nosotros siempre queremos aportarles esperanza, una esperanza que no viene de la política, sino de Jesús. Y esa es la razón por la que, como cristianos de la tierra natal de Jesús, tenemos el deber de quedarnos aquí, donde Él vivió, murió y resucitó».