La obligación de rezar por el Papa
Fieles rezando a las puertas del Gemelli por el Papa Francisco, feb 2025 | © Screenshot Youtube

La obligación de rezar por el Papa

Pocas cosas son más típicas de un católico que rezar por el Papa, especialmente cuando está gravemente enfermo. En el pasado esas oraciones eran casi universales, además de espontáneas, entre los fieles de la Iglesia. ¿Quién no recuerda las multitudinarias vigilias de oración que tuvieron lugar por todo el mundo cuando Juan Pablo II estaba agonizante?

Algo parece haber cambiado, sin embargo. A pesar de que el Papa Francisco está muy enfermo, es frecuente escuchar a católicos que dicen que no rezan por él o, incluso, que se sienten incapaces de hacerlo. Este cambio de actitud se debe, sin duda, a que el presente pontificado ha sido muy polémico en algunos aspectos, en particular el doctrinal, y a la forma de ser personal del propio Papa Francisco, que suscita afectos inquebrantables en muchas personas, pero también un intenso rechazo en otras.

Al margen de la justificación o falta de ellas de estas actitudes, lo cierto es que los católicos tenemos obligación de rezar por el Papa, sea cual sea y nos guste o no, especialmente cuando más necesitado está de ello. Es, en primer lugar, una obra de misericordia, lo que debería ser suficiente. En segundo lugar y, ante todo, se trata de una obligación en virtud del cuarto mandamiento, que, como dice el Catecismo, no solo abarca a los padres, sino también a «todos los que Dios, para nuestro bien, ha investido de su autoridad».

La Iglesia es, en un sentido muy profundo, una familia y, si el que está al frente de esa familia se encuentra gravemente enfermo, sus hijos tienen el deber de rezar por él, tanto por su salud física como, sobre todo, por su salud espiritual. Esta oración no está motivada por sus cualidades personales, sino porque es lo propio de una familia y, más aún, de una familia que está fundada sobre la misericordia infinita y completamente inmerecida que Dios ha tenido con nosotros.

Recemos por el Papa Francisco.

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