(InfoCatólica) Los hechos ocurrieron durante la madrugada del 13 de febrero, cuando hombres armados irrumpieron en la aldea de Mayba, ordenando a los residentes abandonar sus hogares bajo amenaza de muerte. En el primer asalto, al menos 20 personas fueron tomadas como rehenes. Horas más tarde, cuando los habitantes intentaron organizar un rescate, los atacantes regresaron, capturando a otras 50 personas más.
Las víctimas fueron trasladadas a una iglesia en Kasanga, donde los secuestradores llevaron a cabo la ejecución masiva. Según informaron fuentes locales, los cuerpos de las 70 personas decapitadas permanecieron en el templo durante días debido a la inseguridad en la zona, lo que ha impedido que se realicen entierros en condiciones dignas.
Desplazamiento forzado y crisis humanitaria
Este acto atroz ha provocado una oleada de desplazamientos en la región. Iglesias, escuelas y centros de salud han cerrado por temor a nuevos ataques, mientras cientos de cristianos huyen hacia áreas más seguras. Las organizaciones humanitarias han alertado sobre la creciente crisis que afecta a miles de familias desplazadas en Kivu del Norte.
Las Fuerzas Democráticas Aliadas: una amenaza persistente
Las ADF, conocidas por su extrema violencia, son consideradas uno de los grupos armados más letales en el este del Congo. Activas desde la década de 1990, las milicias han intensificado sus ataques desde 2014, especialmente en las provincias de Kivu del Norte e Ituri. Se estima que solo en el último mes han asesinado a más de 200 personas en la región de Baswagha.
Pese a los esfuerzos del gobierno congoleño y las fuerzas internacionales por contener su avance, la influencia de las ADF sigue creciendo, alimentada por vínculos con el Estado Islámico y el control de rutas de tráfico ilegal en la región.
Condena internacional
Organismos internacionales y líderes religiosos han condenado enérgicamente la masacre, exigiendo una respuesta contundente por parte de las autoridades congoleñas y la comunidad internacional. Sin embargo, la compleja situación en el este del Congo, donde operan múltiples grupos rebeldes, continúa dificultando la restauración de la paz en una región que lleva décadas sumida en la violencia.