(InfoCatólica) La excusa para dar comienzo al sínodo alemán fue recuperar la confianza perdida tras el escándalo de abusos revelado por el estudio MHG. La realidad es que a lo largo de cinco años se ha puesto en cuestión la doctrina católica, especialmente en lo referente a la moral sexual, y se ha puesto en peligro la naturaleza jerárquica de la misma, con un cuestionamiento claro de la autoridad de los obispos.
Muchos los cardenales y obispos, incluso conferencias episcopales enteras, han advertido que el sínodo alemán ha supuesto peligro del cisma.
Previo al comienzo del sínodo, y en vista de la deriva que empezaban a tomar los acontecimientos, el Papa Francisco escribió una carta «al pueblo que peregrina en Alemania» marcando una serie de líneas a seguir y fronteras que no se debían cruzar.
Año 2020
El 30 de enero de 2020, los delegados del Camino Sinodal se reunieron en Frankfurt para la primera Asamblea Sinodal. Poco después el cardenal Woelki, manifestó que lo que se temía, una protestantización de la Iglesia, estaba ocurriendo. A él se le unieron el cardenal Cordes, que fue el primero en advertir del peligro de cisma, y el cardenal Müller, que aseguro que esa primera asamblea había sido un acto suicida. Como cabía temer, las voces favorables a una renovación de la Iglesia en Alemania fiel a la Tradición de la Iglesia, fueron silenciadas.
La primera protesta de fuera de Alemania estuvo protagonizada por los obispos católicos ucranianos, que advirtieron a los obispos teutones que estaban dañando a los fieles en Ucrania.
A los sinodales alemanes no les gustó nada la exhortación apostólica del Papa tras el Sínodo amazónico, en la que no admitió la ordenación de hombres casados, pero el cardenal Marx dijo que no interfería en las reformas que ellos habían puesto en marcha.
Mons. Bätzing, elegido presidente de la Conferencia Episcopal Alemana tras la renuncia a la relección del cardenal Marx, se estrenó en el cargo pidiendo que los protestantes puedan comulgar en Misas católicas y mostrando su deseo de que Roma les permitiera ordenar diaconisas. Igualmente dijo estar a favor de que en la Ciudad Eterna se celebrara un sínodo para abordar las reformas propuestas en Alemania.
Mons. Dominikus Schwaderlapp, obispo auxiliar de Colonia, denunció que el sínodo alemán quería cambiar la doctrina católica sobre anticoncepción, relaciones homosexuales e inseminación artificial, algo confirmado por la presidenta del foro sobre moral sexual.
En junio de ese año, Mons. Bätzing afirmó que el Pontífice apreciaba la asamblea sinodal alemana. En octubre, otro obispo indicó que el Papa le había dicho estar muy preocupado por lo que estaba ocurriendo. Ello es una prueba más, entre muchas, de que al actual Obispo de Roma le gusta decir una cosa y la contraria dependiendo con quién dialogue. Ya pasó lo mismo con la cuestión de la comunión de los divorciados vueltos a casar.
La Instrucción sobre la Vida Parroquial de la Congregación del Clero causó indignación entre los reformadores alemanes, que vieron en ella un ataque a sus pretensiones sobre cambios en la organización interna de la Iglesia. Los obispos anunciaron que irían a Roma a protestar por ese texto curial.
El cardenal Woelki advirtió una y otra vez del peligro del cisma. El cardenal Koch aseguró que el Papa estaba preocupado.
Año 2021
En febrero del 2021 tuvo lugar una segunda sesión de la Asamblea sinodal que estuvo marcada por la pandemia, lo cual impidió que se diera el quorum necesario para aprobar propuestas.
En marzo el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, a diferencia de lo ocurrido recientemente, reafirmó la doctrina católica sobre las uniones homosexuales, negando su bendición. Mons. Bätzing despreció el texto del cardenal Ladaria diciendo que era una opinión más entre otras. Otro obispo alemán pidió tratar y aprobar esa bendición en su sínodo.
En abril, el cardenal Brandmüller calificó de cisma y herejía lo que acontecía en Alemania. En mayo el arzobispo de Denver pidió a la Iglesia en Alemania que no se alejara de la fe católica. El cardenal bosnio-croata Vinko Puljić declaró en junio que las «ideas exóticas» de la «Vía Sinodal» alemana eran ajenas a su Iglesia. Y ese mismo mes se produjo una de las más sorpredentes críticas al camino sinodal alemán, no pos los argumentos usados sino por provenir del cardenal Walter Kasper.
En octubre el sínodo fue prorrogado hasta el 2023. El obispo de Augsburgo, Mons. Bertram Meier advirtió poco después que la Iglesia en Alemania se estaba convirtiendo en protestante, opinión compartida por Mons. Voderholzer, obispo de Ratisbona.
El cardenal Kasper elevó el tono de su crítica acusando al camino sinodal de ser una farsa. Y Mons. Bätizin dijo que, al contrario de lo que había ocurrido en su primer encuentro con el Papa, Francisco estaba muy preocupado.
Año 2022
En febrero del 2022 se celebró una nueva sesión de la asamblea sinodal, que se estrenó votando a favor de la ordenación de mujeres, aunque se dejó para más adelante otro tipo de acuerdos contrarios al dogma católico.
Ese mismo mes los obispos polacos pidieron a los alemanes que regresaran a la fe de la Iglesia, algo que molestó a Mons. Bätzing, quien en su respuesta no dio un solo argumento a las objeciones de los prelados de su país vecino.
A los polacos les siguieron los obispos nórdicos, que enviaron su propia carta a los alemanes advirtiéndoles de que no podía cambiar la doctrina católica ni romper con el resto de la Iglesia. Bätzing también les respondió intentando tranquilizarles
En ese contexto, el portavoz del Vaticano aseguró que la postura del Papa era la misma que había expresado en su carta a la Iglesia en Alemania.
En abril, decenas de obispos de todo el mundo, a los que se unieron posteriormente un buen número, publicaron una «carta abierta y fraternal» en la que indicaban a los obispos alemanes que podían estar camino del cisma. Nuevamente Bätzing salió a la palestra para asegurar que no había peligro de cisma alguno. En mayo, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana aseguró que no respondería a más cartas de obispos del resto del mundo.
Fue también en mayo cuando dos cardenales se pronunciaron sobre lo que sucedía en Alemania. El cardenal Burke pidió al Papa que destituyera a los obispos que no renunciaran a las herejías del Camino Sinodal. Sin embargo, al cardenal Mario Grech no le preocupaba nada la situación, seguramente porque era consciente de lo que el Sínodo sobre sinodalidad, del que era Secretario general, iba a suponer como reivindicación del estilo sinodal germano. Posteriormente se permitió criticar a los obispos polacos y nórdicos por su defensa de la fe católica.
En junio, el cardenal Christoph Schönborn, por entonces arzobispo de Viena, puso el dedo en la llaga al asegurar que el sínodo alemán estaba instrumentalizando a las víctimas de abusos sexuales para cambiar la fe de la Iglesia. Kasper volvió a lanzar una andanada contra el sínodo asegurando que era un golpe de estado. Müller sentenció que la Iglesia en Alemania no solo estaba en el camino del cisma sino de la apostasía.
Roma advierte
El 21 de julio del 2022 la Santa Sede hizo público un breve comunicado advirtiendo a la Iglesia en Alemania que no puede cambiar la doctrina ni amenazar la unidad. Los presidentes del Camino Sinodal se mostraron muy sorprendidos y contrariados por el texto vaticano.
En septiembre de ese año se celebró la IV sesión del sínodo. Veintiun obispos consiguieron bloquear la propuesta para cambiar la moral sexual, pero finalmente solo tres de ellos se opusieron a todas las tesis heterodoxas de la asamblea. Uno de ellos, Monseñor Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona, aseguró que se estaba proponiendo la fundación de una iglesia diferente a la católica.
El cardenal suizo Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de los cristianos, provocó un terremoto al establecer un paralismo entre el Camino Sinodal y lo que ocurrió durante el nazismo. Bätzing exigió su retractación y posteriormente no aceptó las explicaciones del purpurado curial, aunque acabaron reuniéndose en Roma para zanjar la polémica.
En noviembre de ese año los obispos alemanes iniciaron su visita ad limina a Roma. Los cardenales de la curia expusieron a los prelados germanos las cuestiones que eran innegociables sobre las que el Camino Sinodal no tenía autoridad para cambiar nada. Poco después se hicieron públicos los informes que habían preparado los cardenales Ouellet y Ladaria sobre el sínodo alemán.
Hubo obispos alemanes que, sin éxito, aseguraron que el camino sinodal no podía seguir igual tras la visita a Roma. El Comité Central de los Católicos alemanes decidió ignorar la oposición de la curia romana al sínodo alemán. El cardenal Marx pretendió que no había pasado lo que todo el mundo había visto.
2023
El año 2023 comenzó con una carta del cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, el cardenal prefecto del Dicasterio para los Obispos, Marc Oullet, y el cardenal prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Luis Francisco Ladaria dirigida al Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Bätzing, prohibiendo la creación de consejos sinodales con autoridad sobre los obispos.
La respuesta de la Conferencia Episcopal Alemana fue no aceptar las tesis de los cardenales y anunciar que la creación de esos consejos seguiría adelante. El Comité Central de Católicos Alemanes se unió a la rebelión contra Roma de Bätzing. Muy al contrario, el cardenal Woelki mostró su satisfacción con la carta de los cardenales curiales. Al poco, el cardenal Kasper afirmó que no aceptar la misiva romana conducía inevitablemente al cisma.
En febrero, la copresidente del sinodo alemán, la seglar Irme Stetter-Karp, aseguró que no pensaba doblegarse ante Roma. El mismo camino siguieron los representantes de los consejos diocesanos.
Los cardenales Arborelius y Ouellet insistieron en la tesis del posible cisma. Cuatro teólogas católicas alemanas abandonaron el sínodo al considerar que el mismo estaba abandonando la fe católica. Nuevo Comienzo, que en septiembre del 2021 publicó un informe contra las herejías sinodales, pidió a los obispos alemanes críticos con sl sínodo que siguieran el ejemplo de esa teólogas.
Última fase del Sínodo alemán
En la fase final del sínodo, se pidió al Papa que reexaminara el celibato, se votó a favor de que los laicos prediquen en Misa y presidan bautizos y bodas, algo que fue posteriormente rechazado por el cardenal Roche, Prefecto de Culto Divino. Igualmente se aprobó bendecir a parejas homosexuales así como a adúlteros y fornicarios, lo cual fue un desafío a la Iglesia que finalmente fue admitido y ratificado por la misma gracias al Papa y al cardenal Víctor Manuel Fernándes con la publicación de Fiducia Suplicans. El sínodo germano también pidió ordenar a transexuales y cambiar su nombre en la partida de bautismo. Todo ello llevó al P. Santiago Martín, sacerdote español con más de un millón de suscriptores en Youtube, a asegurar que el cisma había empezado.
Significativamente, en la última reunión de la asamblea sinodal, se decidió aplazar la creación de consejos sinodales con autoridad sobre los obispos, tal y como había prohibido Roma, dejando esa decisión en manos del Comité Sinodal, que es quien dirige el sínodo entre cada asamblea. También se votó a favor de la admisión de las mujeres al sacramento del orden. De nuevo, solo tres obispos se opusieron a todas las propuestas polémica sinodales.
Al cardenal Parolin le pareció oportuno recordar entonces que la Iglesia no podía bendecir parejas homosexuales.
En mayo el Comité Central de Católicos Alemanes pidió cambiar la regla por la cual hacen falta dos tercios de los obispos para aprobar los textos sinodales.
El Comité Sinodal que debería preparar la propuesta de creación de los consejos sinodales prohibidos, hasta ahora, por Roma, recibió un duro golpe al ser bloqueada su financiación por cuatro obispos alemanes. La Oficina Sinodal tuvo que cerrar por esa misma razón.
En octubre, Mons. Bätzing se mostró muy satisfecho de que el Sínodo sobre sinodalidad, en el que laicos y religiosos iban a tener derecho a voto como los obispos, fuera a tratar los temas que se trataron en el sínodo alemán.
En noviembre el cardenal Parolin le insistió al presidente del episcopado alemán que no se podía cambiar lo relacionado con la ordenación de mueres y las relaciones homosexuales.
Nada más publicarse Fiducia Supplican, el documento del Dicasterio de la Fe que permite la blasfema de bendecir parejas homosexuales, los prelados alemanes que habían manifestado su apoyo a semejante aberración, mostraron su alegría.
2024
Aunque a principios de enero del 2024, el Papa manifestó su queja de que la Iglesia en Alemania no hubiera tenido en cuenta la carta que escribió antes de ponerse en marcha el Camino Sinodal, y el cardenal Kasper repitió que todo podía acabar mal, el vicepresidente del Comité de Laicos Alemanas recordó al purpurado que el Pontífice había dado voz y voto a los seglares en el sínodo sobre sinodalidad.
En febrero llegó de Roma otra advertencia contra el Comité Sinodal y la posible creación de comités con autoridad sobre los obispos. Nuevamente el Comité de Laicos Alemanes apeló al sínodo sobre sinodalidad para pedir que no se hicera caso a la nueva carta de la curia vaticana.
Schönborn, Kasper y Müller volvieron a agitar el fantasma de un cisma que cada vez se ha hecho más evidente que no llegará durante este pontificado.
En marzo las aguas se volvieron a calmar con el anuncio de más diálogo entre la Santa Sede y los obispos alemanes. Y, como cabía esperar, Roma cedió y habrá comité permanente sinodal aunque se le llamará de otra manera. De hecho, el Comité Central de Laicos acudió en septiembre al Vaticano para abordar las reformas del sínodo alemán.
En octubre Bätzing insistió en la razonable tesis de que el Sínodo sobre sinodalidad había impulsado el camino sinodal alemán y en diciembre se reunió el Comité Sinodal que tiempo atrás había sido censurado por Roma.