(InfoCatólica) El P. Jesús Silva es uno de los sacerdotes objeto de una campaña de acoso política y mediática por aconsejar pastoralmente a los homosexuales conforme a la fe y la moral de la Iglesia. El presbítero ha explicado su postura en X:
«No promuevo terapias de conversión. Si una persona con atracción al mismo sexo quiere vivir según ello, la respeto, aunque tengo la convicción de que ese no es el camino que Dios quiere para él».
Muchos fieles han agradecido en estos tiempos de orfandad un testimonio valiente y caritativo, que busca la salvación de las almas presentándoles la verdad.
El sacerdote ha defendido que las personas tienen la libertad de explorar su potencial heterosexual si lo desean, subrayando que nadie puede impedirles hacerlo. También ha destacado que, si alguien con atracción al mismo sexo solicita acompañamiento espiritual o confesión para vivir en castidad, estará dispuesto a ofrecer su ayuda, sin juzgar ni imponer.
Silva ha explicado que, en algunos casos, las heridas emocionales pueden influir en la orientación sexual de una persona y que, al sanar dichas heridas mediante terapia, puede disminuir la atracción al mismo sexo. Sin embargo, ha enfatizado que este proceso es completamente libre y voluntario. «Los sacerdotes no nos dedicamos a comer la cabeza a las personas con atracción al mismo sexo para obligarlas a cambiar. Es una estupidez pensar eso», ha puntualizado.
El sacerdote ha lamentado la percepción negativa que ciertos sectores tienen sobre la Iglesia y ha afirmado que su labor consiste en proclamar el orden natural de las cosas conforme al plan de Dios, tal como está expresado en la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia.
En sus declaraciones, Jesús Silva también ha criticado la actitud de algunos pastores y grupos cristianos que, según él, ceden ante la ideología de género, olvidando su misión de proclamar la verdad. «La obsesión de ciertos grupos cristianos por apoyar una ideología que va en contra del plan de Dios resulta enfermiza», ha señalado.
Asimismo, ha abordado la cuestión de la libertad de expresión dentro de la Iglesia y la necesidad de valentía para defender los valores cristianos en un mundo que, según su perspectiva, parece haber perdido el rumbo. Silva ha añadido: «Un hombre es un hombre, y eso está definido por su cuerpo y su alma. Nada cambiará lo que es. Lo mismo aplica a una mujer».
El sacerdote ha concluido haciendo un llamado al respeto y al diálogo basado en la verdad. Inspirándose en las palabras de Jesús, ha clamado: «Si he hablado mal dime en qué he fallado, pero si he hablado bien ¿por qué me pegas? Quiera Dios que la verdad se abra camino en medio de tanta oscuridad».
Texto completo del P. Silva
No promuevo terapias de conversión. Si una persona con atracción al mismo sexo quiere vivir según ello, la respeto aunque tengo la convicción de que ese no es el camino que Dios quiere para él.
Si una persona con atracción al mismo sexo quiere explorar su potencial heterosexual es libre de hacerlo, y nadie se lo puede impedir. Si una persona con atracción al mismo sexo me pide que le acompañe espiritualmente y le confiese, y que le ayude a vivir la castidad, lo haré.
Si una persona con atracción al mismo sexo descubre que tiene heridas emocionales como todos tenemos, y por esas heridas emocionales hace terapia, puede que al sanar sus heridas emocionales su atracción al mismo sexo disminuya. Esto es un dato.
Nadie le obliga. Los sacerdotes no nos dedicamos a comer la cabeza a las personas con atracción al mismo sexo para obligarlas a que cambien. La gente piensa que eso es así pero es una estupidez. Los que acompañamos espiritualmente a personas homosexuales lo sabemos.
Les amamos y les acogemos, no les juzgamos y les ayudamos en lo que nos piden. Hay muchas personas que tienen el cerebro lavado por ideología de género y piensan que también los sacerdotes somos como ellos y queremos lavar el cerebro a la gente para que cambie.
La Iglesia no puede dejar de proclamar cuál es el orden natural de las cosas. Y no lo hace con ánimo de molestar a la gente sino por cumplir con su misión que es dar testimonio de la verdad. Los grupos de presión quieren que la Iglesia se pliegue a sus exigencias.
Pero la verdadera Iglesia sólo se pliega a las exigencias de Jesucristo el Señor. Se puede pecar de pensamiento, palabra, obra y omisión. Y actualmente hay muchos pastores que están pecando de omisión. Prudencia es callar en el momento adecuado y no cuando hay que hablar.
Siempre han existido leyes inicuas que permiten lo que debería estar prohibido y prohíben lo que debería estar permitido. En este mundo que parece haber perdido el rumbo necesitamos gente que ponga cordura. Esos somos los pocos a los que se nos tilda de extremistas.
No soy un cura influencer ni polémico. Cierto que mi modo de decir las cosas muchas veces no es el más adecuado. Pero solo trato de dar testimonio de la verdad. Los que me llaman cura influencer y polémico sólo quieren señalarme delante de los demás para intentar silenciarme.
La obsesión de ciertos grupos cristianos por apoyar una ideología que va en contra del plan de Dios expresado en las Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Iglesia resulta enfermizo. No sé si es simplemente un espíritu de contradicción o un deseo de subvertir la norma.
Lo que sí sé es que Dios pedirá cuentas de cada palabra ociosa que se pronuncie. También sé que la libertad ha costado un gran precio y que no podemos renunciar a ella. Y hoy en día hay que ser muy libre y muy valiente para decir la verdad.
Un hombre es un hombre y eso está definido por su cuerpo y por su alma y nada de lo que haga o deje de hacer cambiará lo que es. E igualmente sucede con una mujer. Y de un modo natural al hombre le atraen las mujeres y a la mujer le atraen los hombres.
Cuando la Iglesia en el catecismo llama desorden a lo que no es así lo hace precisamente porque no sigue el orden querido por Dios. Me pregunto muchas veces si los que se ponen en plan defensa de estas personas realmente conocen a alguna y saben lo que sucede en su interior.
Los que tenemos la suerte de conocer a muchos y acompañarlos somos un reflejo del amor incondicional de Dios para ellos. Ellos cuando realmente aman la verdad no buscan a alguien que les diga lo que quieren oír, si no alguien que les ayude a vivir lo que deben vivir.
Cuando un guardia abofeteó a Jesús, Él le dijo: si he hablado mal dime en qué he fallado, pero si he hablado bien ¿por qué me pegas? Igualmente yo clamo del mismo modo a todos los que puedan leer estos tweets. Quiera Dios que la verdad se abra camino en medio de tanta oscuridad.
No promuevo terapias de conversión. Si una persona con atracción al mismo sexo quiere vivir según ello, la respeto aunque tengo la convicción de que ese no es el camino que Dios quiere para él.
— Jesús Silva (@elpadrejesus_) January 17, 2025