(LNE/InfoCatólica) Desde Covadonga, un lugar emblemático para la fe en España, el arzobispo Jesús Sanz Montes ha hablado con La Nueva España sobre su labor pastoral y los retos de la Iglesia en un momento de profundos cambios sociales y culturales. Tras quince años al frente de la archidiócesis de Oviedo, Mons. Sanz Montes se muestra agradecido por el camino recorrido y optimista sobre los proyectos en marcha, tanto en la región como en el ámbito internacional.
Archidióceis misionera
Uno de los temas centrales de su labor es el compromiso con las misiones. Tras el cierre de la misión africana de la diócesis, el arzobispo ha puesto el foco en proyectos en tierras hispanohablantes, como México y Cuba. Durante una reciente visita al estado de Guerrero, en México, Sanz Montes vivió de cerca las dificultades que enfrentan las comunidades locales debido a la violencia del narcotráfico.
«He tenido que detener una primera comunión por un tiroteo. Me dijeron que tenía media hora antes de que reanudaran los disparos», relata en la entrevista. Este tipo de situaciones, afirma, requiere una combinación de prudencia y valentía para cumplir con la misión de la Iglesia. Pese a los riesgos, considera esencial no abandonar la tradición misionera que tanto ha marcado la historia de la Iglesia asturiana.
La importancia de las redes sociales y el debate público
Conocido por su activa presencia en las redes sociales, el arzobispo subraya la necesidad de que la Iglesia mantenga una voz activa en la esfera pública. «Los cristianos no podemos estar callados ni ausentes. Mido si mi palabra es adecuada, pero tengo que tener presencia porque detrás de mí hay un pueblo que espera que diga algo», declara. En un entorno marcado por la polarización y la polémica político social, en el que la Iglesia es atacada por sus enseñanzas, Mons. Sanz Montes defiende la necesidad de emitir juicios desde una perspectiva cristiana y moral.
Sin embargo, también reconoce la importancia de no ser «el mensaje», sino un «humilde mensajero» que trabaja en equipo con otros líderes eclesiásticos. El prelado alienta a sus compañeros obispos a ser más activos y visibles, evitando la comodidad que, según él, puede llevar al silencio.
Proyectos locales y el futuro de la diócesis
En Asturias, los avances en el Seminario han sido un motivo de satisfacción para el prelado. Con 40 seminaristas en formación y nuevas titulaciones, como la de Fisioterapia en Medicina del Deporte, la diócesis busca adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Además, el arzobispo destaca el esfuerzo conjunto de las 934 parroquias y sus 315 sacerdotes, que atienden a un millón de cristianos en la región.
Sanz Montes también hace referencia a su deseo de fortalecer los lazos institucionales, subrayando la importancia de la colaboración con las autoridades locales, a pesar de las tensiones puntuales. «Las relaciones no están rotas. Sentí la ausencia de las autoridades en la última celebración en Covadonga, pero confío en que regresen este año», indica.
«Asturias no me cabe en la mirada»
Consciente de que el tiempo como arzobispo tiene un límite, debido a la normativa que fija los 75 años como edad de jubilación, Sanz Montes asegura que su propósito es continuar sirviendo a Asturias en los años que le quedan al frente de la diócesis. «Asturias no me cabe en la mirada. Después de quince años, mi palabra es de gratitud», afirma, destacando la nobleza de las gentes de la región y su profundo arraigo espiritual.