(InfoCatólica) Desde el diario Avvenire, propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), se denuncia que se ha producido a una interpretación parcial y descontextualizada, realizada por algunos medios de comunicación, del parágrafo 44 del documento, que aborda el tema de la homosexualidad en los seminarios.
El contenido de dicho parágrafo reproduce, palabra por palabra, lo establecido en el número 199 del documento “El Don de la vocación presbiteral. Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis”, emitido el 8 de diciembre de 2016 por la entonces Congregación para el Clero, que a su vez retoma los lineamientos de una instrucción de 2005 de la Congregación para la Educación Católica. En ambos textos, se afirma:
«En relación con las personas con tendencias homosexuales que ingresan en los seminarios, o que descubren esta situación durante su formación, y en coherencia con su Magisterio, la Iglesia, aunque respeta profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir al seminario ni a las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay. Estas personas se encuentran en una situación que dificulta gravemente una correcta relación con hombres y mujeres».
Y como recuerda Scrosati, el texto, por tanto, establece como discriminante no sólo la práctica de la homosexualidad y el apoyo a la cultura gay (recordatorio que también se aplica a quienes no son homosexuales pero sí apoyan la cultura gay), sino también el arraigo de esta tendencia.
La novedad: el discernimiento personal en la formación
El aspecto innovador del documento se centra en el discernimiento personal durante los tres primeros años de formación. El obispo de Fiesole, Stefano Manetti, presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y la Vida Consagrada, ha señalado:
«En primer lugar, ponemos a la persona en el centro, ayudando a los candidatos al sacerdocio a clarificar su interior».
El enfoque no se limita a cuestiones relacionadas con la orientación sexual, sino que promueve una comprensión integral de la personalidad de cada joven. El documento subraya que los formadores deben acompañar a los candidatos en un proceso de autoconocimiento y armonización de su vocación humana y presbiteral. Según Manetti:
«Se trata de superar categorizaciones inmediatas para que el candidato pueda descubrir la verdad sobre su orientación sexual y alcanzar una plena conciencia de sí mismo, también en el ámbito afectivo-sexual».
La castidad en el celibato: un don y una elección responsable
El parágrafo 44 también enfatiza que el objetivo de la formación en el ámbito afectivo-sexual es lograr que los candidatos comprendan y vivan la castidad como un don. El texto destaca:
«La castidad no es solo una indicación afectiva, sino la síntesis de una actitud que representa lo opuesto al afán de posesión. Es una libertad frente al deseo de posesión en todos los ámbitos de la vida».
Algunos interpretaron esta afirmación como una posible apertura a la admisión de sacerdotes homosexuales, siempre que fueran castos. Sin embargo, Manetti ha desmentido esta interpretación, subrayando que el documento reafirma en todo momento las normas del Magisterio.
Entre los medios que han dado «una interpretación parcial y descontextualizada», figuran los españoles Religión Digital y Vida Nueva, que son los mismos que están apoyando la campaña de acoso a los sacerdotes que buscan la conversión a la gracia de los homosexuales que viven en pecado.
Por otra parte, Luisella Scrosati que analizó el texto de la CEI además de cómo la prensa italiana abordó el tema, advierte:
«La exhortación a no reducir el discernimiento al aspecto de la tendencia homosexual es bastante equívoca. Podría interpretarse correctamente que el discernimiento del candidato al sacerdocio, en la esfera afectiva y sexual, no se limita sólo a la cuestión de la homosexualidad, sino que está abierto al sentido más amplio del celibato; pero también podría entenderse que los criterios de no admisión al seminario y a las órdenes sagradas que se acaban de indicar deben ser reevaluados a la luz de una idea humeante de la castidad como liberación de la posesividad, de la competición y de la confrontación. Lo que traducido significa: si vives tu homosexualidad como un don y no como «competencia», entonces puedes llegar a ser sacerdote».