(CNA/InfoCatólica) El obispo de Harrisburg, Timothy Senior, está instando a los católicos a combatir la trata de personas en Pensilvania y más allá, haciendo un llamamieto a los líderes electos de las pasadas elecciones de noviembre para abordar esta crisis y a los ciudadanos para que tomen medidas en sus comunidades.
En una carta pastoral del 29 de diciembre, la primera que Senior ha emitido desde que se convirtió en obispo de Harrisburg en junio de 2023, el prelado expresó estar «conmocionado e indignado» al conocer la magnitud de la trata de personas «dentro de nuestro propio territorio diocesano».
Dentro de la diócesis «existen redes de trata de personas, particularmente a lo largo de los principales corredores de transporte, que esclavizan a muchas personas a través de servidumbre ilegal», escribió el obispo.
Senior señaló que la trata de personas no ocurre en el vacío, sino que surge de problemas y crisis como la inmigración, la adicción a las drogas, las violaciones laborales y la pornografía.
Un informe conjunto de 2024 de la Organización Internacional para las Migraciones, la Organización Internacional del Trabajo y el grupo de derechos humanos Walk Free reveló que, en promedio, más de 50 millones de personas están esclavizadas en el mundo en cualquier momento.
El obispo dijo a su diócesis que la trata «no es un problema que solo ocurre en otros lugares». La Línea Nacional de Trata de Personas clasificó a Pensilvania en 2023 entre los 15 estados con más casos reportados de trata, señaló.
«La trata de personas está en nuestra diócesis», dijo el obispo, donde «hombres, mujeres y niños asustados y explotados son forzados a realizar trabajos y actos degradantes para que algunas personas ganen dinero y otras se aprovechen de ellos con trabajo gratuito o barato y/o gratificación sexual».
Aunque el prelado admitió que la situación «parece una evaluación desoladora, y lo es», instó a los fieles a «quitarse las vendas de los ojos» y trabajar para lograr un cambio.
Los obispos de Pensilvania han abogado repetidamente por legislación para combatir la trata, afirmó, pero «esto no es suficiente». Las autoridades de la Iglesia «continuarán los esfuerzos educativos» y trabajarán a través de grupos caritativos y otras organizaciones sin fines de lucro, añadió.
Mientras tanto, los fieles pueden tomar numerosas medidas para combatir la trata, incluyendo abstenerse de pecados como ver pornografía y apoyar la prostitución, ambas industrias plagadas de abuso y trata de personas.
Los pecados que «erosionan directamente la dignidad de otros» deben abordarse de manera proactiva, argumentó.
«Dado que estos pecados afectan a un mayor porcentaje de hombres jóvenes que de mujeres jóvenes, los padres deben tener conversaciones con sus hijos y ayudarlos estableciendo restricciones para el uso de internet y las redes sociales», afirmó el obispo, instando además a los padres varones a «dar buenos ejemplos a sus hijos, especialmente en cómo hablan de las mujeres».
Por su parte, los padres deben «hablar con sus hijos sobre su dignidad dada por Dios, empoderando a las próximas generaciones para reconocer cuando un traficante podría estar intentando manipularlos». También indicó que las personas deberían saber cómo identificar señales de posibles víctimas de trata, como signos de desnutrición y abuso físico.
El obispo expresó su esperanza de que el espíritu del año jubilar ayude a los fieles a «ser instrumentos de gracia y misericordia que ayuden a liberar a los cautivos».
El papa Francisco ha hablado repetidamente contra la trata de personas. En mayo, el Santo Padre describió este crimen como «uno de los flagelos más terribles de nuestro tiempo» que falta al respeto y desprecia la dignidad humana y genera «grandes ganancias para personas sin escrúpulos morales».
«Nunca es demasiado tarde para actuar» contra la trata de personas, dijo el papa en febrero de 2024.
También el año pasado, los obispos de los Estados Unidos instaron al Congreso a aprobar un proyecto de ley destinado a combatir la trata de personas, el cual, entre otras cosas, proporcionaría subvenciones a organizaciones de ayuda en áreas con altas tasas de trata.
