(CNA/InfoCatólica) El ministerio Box of Joy de Cross Catholic Outreach ha alcanzado oficialmente su décimo aniversario y lo celebró con un viaje del actor católico David Henrie a Guatemala para entregar cajas a niños en ese país.
Henrie, quien se desempeña como embajador de la organización sin fines de lucro, viajó a Guatemala junto con su esposa, María, para entregar personalmente las «Cajas de Alegría» a niños que viven en extrema pobreza.
Fundada en 2001, Cross Catholic Outreach es una organización sin fines de lucro respaldada por el Vaticano que trabaja para proporcionar ayuda, como alimentos, medicinas y refugio, a quienes sufren de pobreza en más de 90 países. Recientemente, Forbes la nombró una de las 100 mejores organizaciones benéficas de Estados Unidos, ocupando el puesto 42 en la lista.
El ministerio Box of Joy comenzó en 2014. Las cajas se entregan en Navidad a niños necesitados, muchos de los cuales nunca antes han recibido un regalo de Navidad. Están llenas de juguetes, ropa, útiles escolares, un rosario y un folleto en el idioma de los niños que relata la historia de Jesús.
Hace dos años, Henrie —conocido por su papel de Justin Russo en la serie de Disney «Los Hechiceros de Waverly Place»— se unió a Cross Catholic Outreach y a su ministerio Box of Joy.
«Tenía en el corazón la idea de alinearme con una organización benéfica católica, pero quería ser muy selectivo y encontrar algo que pudiera atraer a mis seguidores, porque hay millones de personas que me siguen y muchas tienen antecedentes muy diversos y no necesariamente la misma fe. Quería trabajar con una organización cuya misión fuera universal, ampliamente atractiva y auténticamente católica», compartió Henrie en una entrevista con CNA.
Añadió que ha sido un «verdadero honor» trabajar específicamente con el ministerio Box of Joy y ayudar a generar mayor conciencia sobre esta causa.
Del 19 al 22 de noviembre, Henrie y su esposa visitaron la diócesis de Santa Rosa de Lima en Guatemala, una región que enfrenta una pobreza extrema, donde muchas familias luchan por acceder a lo básico, como alimentos y agua potable. Henrie describió la experiencia como una «revisión de perspectiva», especialmente para su esposa, quien nunca había visitado un país en desarrollo. Dijo que esta vivencia les dejó lecciones que ahora están aplicando en su hogar con sus hijos, como la simplicidad y la humildad.
La pareja quedó muy impresionada por «lo mucho que estas personas hacen con tan poco y por lo fuertes que son los valores familiares en su comunidad».
Henrie recordó que muchos de los niños, al recibir su regalo, se volvían instantáneamente hacia sus hermanos para entregárselo.
«Es como si ni siquiera pensaran en sí mismos», comentó. «O si recibían un caramelo o algo, se lo daban a sus hermanos o regresaban a mí y me decían: “¿Quieres compartir esto?” Esa cultura es simplemente muy hermosa, generosa y caritativa, y se ve por todas partes allí».
Durante la visita, los Henrie conocieron a una madre y sus hijos que acababan de recibir una casa gracias a Cross Catholic Outreach. Antes de tener un hogar, la familia solo tenía una cama donde dormían juntos, y cuando llovía, utilizaban una gran manta de plástico para cubrirse. La familia estaba llena de alegría mientras mostraban a Henrie su hogar de 23 metros cuadrados, construido con un piso de concreto, bloques de cemento y un techo de lámina.
«Nos recibieron en su hogar recién construido, y la alegría en los rostros de estas personas era inmensa; estaban tan agradecidos y se sentían tan ricos», compartió Henrie. «Fue un gran llamado a la realidad para mí y para mi esposa... Creo que muchos estadounidenses basan su felicidad y éxito en objetos materiales. Pero la felicidad no está allí. Esta era la familia más feliz del mundo, y eran felices simplemente porque tenían un piso que la lluvia no atravesaba».
Henrie añadió que el viaje lo impactó profundamente al hacerlo reflexionar sobre «dónde está realmente enraizada la felicidad».
«Lo vi en estas personas y en lo que tenían: dónde está realmente enraizada la felicidad. Y no está en las cosas materiales; está en última instancia en tu relación con Dios, tu carácter, tu virtud... No depende de las circunstancias externas, sino completamente de las internas».
Hablando sobre la importancia de ayudar, especialmente como católicos, Henrie dijo: «Bueno, si tomas en serio la Biblia, hay muchas menciones sobre ayudar a los pobres».
«Creo que una de las cosas hermosas de la fe católica es que es la organización más caritativa del planeta y siempre lo ha sido desde sus inicios», añadió. «¿Por qué? Creo que fundamentalmente los católicos reconocen la dignidad humana como algo sagrado y ven a la persona humana como algo infinitamente valioso».
También destacó la «unicidad» de la Iglesia Católica.
«Una, santa, católica, apostólica —unicidad. Todos somos uno», explicó. «Así que todos los miembros de la Iglesia deben estar sanos, y necesitamos ayudar a quienes no lo están para que el cuerpo funcione de una manera más poderosa y saludable».