(InfoCatólica) La ocurrencia del cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, de «prohibir» arrodillarse al recibir la comunión sigue generando perplejidad y dolor entre los católicos. Un disgusto que se ve aumentado por la «argumentación» en la que intenta basarse, que va desde el que «no hay que interrumpir la procesión» a que recibir la comunión «no es una acción privada, sino comunitaria».
Esta última precisamente la negación de que recibir la comunión «no es una acción privada, sino comunitaria» es la justificación que daban clérigos como Cupich para decir que no se podía negar la comunión a nadie.
El cardenal dice:
Nuestro ritual para recibir la Sagrada Comunión tiene un significado especial en este sentido. Nos recuerda que recibir la Eucaristía no es una acción privada, sino comunitaria, como implica la propia palabra «comunión». Por eso, la norma establecida por la Santa Sede para la Iglesia universal y aprobada por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos es que los fieles procesionen juntos como expresión de su acercamiento como Cuerpo de Cristo y reciban la Sagrada Comunión de pie.
Es importante recordar que las procesiones han formado parte de la liturgia desde los primeros tiempos de la práctica cristiana. Nos dan una experiencia sensible de lo que significa ser un pueblo peregrino, ayudándonos a tener presente que estamos haciendo juntos nuestro camino hacia la plenitud del banquete celestial que Cristo ha preparado para nosotros. Por eso entramos en procesión en la iglesia, subimos en procesión para llevar las ofrendas, procesionamos para recibir la Sagrada Comunión y procesionamos al final de la Misa para llevar al Señor al mundo.
No debe hacerse nada para impedir ninguna de estas procesiones, especialmente la que tiene lugar durante el sagrado ritual de la Comunión. Interrumpir este momento sólo disminuye esta poderosa expresión simbólica, por la que los fieles, al procesionar juntos, expresan su fe en que están llamados a convertirse en el mismo Cuerpo de Cristo que reciben. Ciertamente, la reverencia puede y debe expresarse inclinándose antes de la recepción de la Sagrada Comunión, pero nadie debe realizar un gesto que llame la atención sobre sí mismo o interrumpa el flujo de la procesión. Eso sería contrario a las normas y a la tradición de la Iglesia, que todos los fieles deben respetar y observar.
El cardenal Blase Cupich, de la archidiócesis de Chicago, en una carta publicada esta semana en el periódico de la archidiócesis, instó a los católicos a permanecer de pie mientras reciben la sagrada Comunión y a no hacer gestos que llamen la atención.
La carta no indica directamente qué gestos específicos llaman «la atención». La agencia CNA se puso en contacto con la archidiócesis para pedir aclaraciones, pero no recibió respuesta en el momento de la publicación. Como en otros muchos casos se apelará «al espíritu» y a no concretar.
Por otro lado aunque las directrices publicadas por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) establecen que recibir la Comunión de pie es la norma, no se puede negar la Comunión a una persona porque esté arrodillada. Es un derecho de los fieles, no un capricho intelectualoide del obispo o sacerdote de turno:
No está permitido a los fieles tomar por sí mismos el pan consagrado o el cáliz sagrado, y menos aún pasarlo entre ellos de mano en mano. La norma establecida para las diócesis de los Estados Unidos de América es que los fieles reciban la Sagrada Comunión de pie, a no ser que alguno de los fieles desee recibir la Comunión de rodillas (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Redemptionis Sacramentum, 25 de marzo de 2004, n. 91).
Al recibir la Sagrada Comunión, el comulgante inclina la cabeza ante el Sacramento como gesto de reverencia y recibe el Cuerpo de Cristo de manos del ministro. La hostia consagrada se puede recibir ya sea en la lengua o en la mano a discreción de cada comulgante. Cuando la Sagrada Comunión se recibe bajo ambas especies, el gesto de reverencia se hace también delante de la Preciosa Sangre antes de recibirla.
El asunto también se aborda en el documento vaticano de 2004 «Redemptionis Sacramentum», que fue publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos bajo el papado de San Juan Pablo II.
El documento vaticano afirma que los católicos «deben recibir la Comunión de rodillas o de pie» y que «no es lícito negar la sagrada Comunión» basándose en si una persona «desea recibir la Eucaristía de rodillas o de pie.»
Y respecto al argumento «del Concilio», pues lo de siempre. Durante siglos la norma en el rito latino era recibir la Comunión en la lengua mientras se estaba de rodillas. La Constitución del Concilio sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, promulgada en 1963, no introdujo ningún cambio en esta norma.
Más bien, en respuesta a los obispos que permitían la Comunión en la mano estando de pie, la Sagrada Congregación para el Culto Divino emitió el documento «Memoriale Domini» en 1969 para permitir la práctica en algunas circunstancias, pero enfatizó que los obispos debían «evitar cualquier riesgo de falta de respeto o de falsas opiniones con respecto a la bendita Eucaristía y evitar cualquier otro efecto negativo que pudiera derivarse» al permitir la Comunión en la mano.