(UCANews/InfoCatólica) Un joven con síndrome de Down ha sido nombrado el primer «Ángel de San Pío» por la Fundación San Pío, en reconocimiento a su profunda devoción por el amado santo y su fiel perseverancia al superar extraordinarios desafíos.
Eric Latcheran recibió este honor inaugural el 4 de diciembre en Casa Italiana, en Washington, D.C. El cardenal Christophe Pierre, nuncio apostólico en los Estados Unidos, junto con Luciano Lamonarca, fundador y director ejecutivo de la Fundación San Pío, colocaron una banda blanca y dorada sobre Latcheran, de 37 años, invistiéndolo con el título.
«Los ángeles siempre fueron importantes en la vida del Padre Pío», señaló Lamonarca en una conversación telefónica con OSV News el pasado 9 de diciembre, destacando que el santo tenía una particular devoción por los ángeles custodios.
Nacido como Francesco Forgione en 1887, en Pietrelcina, Italia, el futuro santo ingresó a la orden de los capuchinos a los 15 años y fue ordenado sacerdote en 1910. Entre 1915 y 1918, sirvió de forma intermitente en el cuerpo médico del ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial, pero fue dado de baja debido a problemas de salud. Regresó a su monasterio en San Giovanni Rotondo, en el sur de Italia, y en 1918 recibió los estigmas (las llagas de Cristo), convirtiéndose en el primer sacerdote en la historia de la Iglesia Católica en recibir tales marcas.
En medio de un sostenido sufrimiento físico y espiritual, agravado por la austeridad y largas horas de oración, fundó la Casa Sollievo della Sofferenza, ahora un reconocido hospital nacional de investigación en San Giovanni Rotondo. El capuchino también se dedicó a la sanación de almas, llegando a pasar más de 15 horas al día escuchando confesiones. El Padre Pío falleció en 1968 y fue canonizado en 2002 por San Juan Pablo II, con quien había sido amigo desde 1947.
Lamonarca explicó a OSV News que su fundación, lanzada en 2014 para promover la conciencia y devoción hacia el santo, ya ha honrado a «muchas personas destacadas», entre ellas los cantantes Andrea Bocelli y José Feliciano, y los actores Joe Mantegna, Gary Sinise y Robert Davi.
Sin embargo, Lamonarca añadió: «Quería encontrar una manera de reconocer no solo a aquellos que tienen una voz prominente, sino también a quienes, a través de sus sufrimientos particulares, pueden enseñarnos y acercarnos a San Pío».
Latcheran, quien expresó en un comunicado de prensa emitido por la fundación que se siente «muy bendecido» por haber sido elegido para este honor, ciertamente es un testimonio del poder de la fe frente a enormes adversidades.
Tras ser resucitado al nacer muerto, se le diagnosticó en sus primeros años síndrome de Down, problemas cardíacos y de tiroides, entre otros desafíos médicos.
Aun así, él y su madre, Gina, se han dirigido con resolución a San Pío para enfrentar cada dificultad, obteniendo resultados notables. En un caso, las donaciones de sangre disponibles para una cirugía de corazón de Latcheran eran del tipo equivocado, lo que llevó a Gina y a sus seguidores a pedir la intercesión del santo. Tras la operación, el cirujano informó que no se habían requerido transfusiones de sangre.
Latcheran, quien tomó el nombre del santo en su confirmación, afirmó que está continuando una tradición familiar de devoción hacia San Pío.
«Sé que mi abuela estaría muy orgullosa de mí, ya que apoyó la construcción del hospital de San Pío», dijo en el comunicado de prensa.
Latcheran aseguró que pretende mantener el legado de devoción de su abuela hacia San Pío.
«Estoy muy activo en mi consejo y asamblea de los Caballeros de Colón, y rezo para que mis hermanos caballeros encuentren paz en las enseñanzas y oraciones de San Pío», afirmó Latcheran. «Seguiré participando en tantas reuniones como sea posible dedicadas a San Pío y compartiré mi amor por mi santo patrón, San Pío de Pietrelcina».
Citando una de las máximas más queridas del santo, Latcheran añadió: «Recen, esperen y no se preocupen».