(InfoCatólica) En una entrevista con el National Catholic Register, la ex presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, ha reiterado que sigue comulgando a pesar de la prohibición impuesta por el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone debido a su defensa del aborto.
Pelosi afirmó que la decisión del arzobispo no afecta su práctica religiosa. «Recibo la comunión igualmente. Ese es su problema, no el mío», declaró. Pelosi sostuvo que la esencia de su fe radica en su relación personal con Cristo.
Mons. Cordileone había explicado su prohibición en una carta pública, argumentando que las acciones de Pelosi representan un «escándalo público» al promover políticas contrarias a la doctrina católica. Según el arzobispo, su medida busca invitar a Pelosi a una «conversión de corazón» que le permita alinearse con las enseñanzas de la Iglesia sobre la dignidad de la vida humana.
Ante las declaraciones de Pelosi, la archidiócesis de San Francisco ha publicado el siguiente comunicado de su arzobispo:
«La reciente entrevista de Nancy Pelosi con el National Catholic Reporter ha generado varias solicitudes para que comente al respecto. Ante todo, me gustaría renovar mi petición de oraciones por la conversión de la presidenta de la Cámara en el tema de la vida humana en el vientre materno, para que sea coherente con el respeto por la dignidad humana que muestra en tantos otros contextos. En cuanto a mí, lo que me viene inmediatamente a la mente son las palabras del profeta Ezequiel:
‘Si el justo se aparta de su conducta recta y hace el mal cuando le pongo un obstáculo, morirá. Puesto que no le advertiste de su pecado, morirá, y no se recordarán las acciones justas que realizó. Sin embargo, yo te haré responsable de su sangre. Pero si adviertes al justo para que no peque, y no peca, ciertamente vivirá gracias a la advertencia, y tú habrás salvado tu propia vida.’ (Ez 3,20-21)
Como pastor de almas, mi principal preocupación y responsabilidad es la salvación de las almas. Y como nos recuerda Ezequiel, para que un pastor cumpla su misión, tiene el deber no solo de enseñar, consolar, sanar y perdonar, sino también, cuando sea necesario, de corregir, amonestar y llamar a la conversión. Una de las maneras más efectivas para que un pastor cumpla con estos deberes es a través del diálogo, un diálogo honesto, donde ambas partes escuchen abierta y sinceramente, buscando comprender al otro y siendo honestas consigo mismas. Mi propia experiencia personal me ha enseñado que este tipo de diálogo puede disipar malentendidos, deshacer hostilidades y construir nuevos lazos de amistad.
Por ello, reitero una vez más mi ferviente súplica a la presidenta Pelosi para que permita que este tipo de diálogo se lleve a cabo. Lo pido no solo para dialogar en áreas de desacuerdo, como si alguna vez puede ser moralmente aceptable acabar con una vida humana inocente, sino también en otras áreas críticas donde nuestras perspectivas en defensa de la vida y la dignidad humana están alineadas, especialmente ante las amenazas a la libertad religiosa a nivel internacional y la situación de los inmigrantes a nivel nacional. Esto no debería ser un problema, ya que los católicos no tememos a la verdad.»