(InfoCatólica) En su mensaje, fechado el 2 de diciembre en Roma, el Santo Padre expresa su profundo cariño por los nicaragüenses, a quienes reconoce como un pueblo lleno de amor hacia Dios, al que llaman con afecto «Papachú». Francisco destaca la singular religiosidad del país, manifestada especialmente en su devoción mariana, y recuerda con aprecio el tradicional grito que acompaña esta festividad: «¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!»
El Papa anima a los fieles a confiar siempre en la Providencia divina, especialmente en los momentos más difíciles, cuando, según expresa, «humanamente se vuelve imposible entender lo que Dios quiere de nosotros». Frente a la incertidumbre, Francisco subraya que la confianza en Dios y la fidelidad a la Iglesia son «los dos grandes faros que iluminan la existencia» de los creyentes.
La Virgen María, modelo de confianza y consuelo
En su carta, el Pontífice recuerda el papel central de la Virgen María como testimonio luminoso de confianza en Dios. Resalta cómo el pueblo nicaragüense encuentra amparo materno en la Virgen Inmaculada y manifiesta su agradecimiento con una espiritualidad rica y profunda.
«Ustedes siempre han experimentado su amparo materno en todas sus necesidades», señala el Papa, destacando que la celebración de la Inmaculada es una expresión de la alegría y la consagración de los fieles a María.
Además, Francisco alienta a los nicaragüenses a perseverar en la oración del Santo Rosario, una práctica que describe como «poderosa» y que permite a los creyentes meditar los misterios de la vida de Jesús y María. Según el Papa, esta oración incluye también las experiencias personales de cada fiel, llenando de sentido los momentos de alegría, dolor, luz y gloria en sus vidas.
Preparación para el Jubileo 2025
El Papa enmarca esta celebración en el contexto de la próxima apertura del Jubileo 2025, animando a los fieles a prepararse con esperanza y alegría. Les exhorta a abandonar sus preocupaciones en las manos de Jesús y a vivir con la confianza que caracteriza su fe, repitiendo la jaculatoria que tan arraigada está en la espiritualidad nicaragüense: «Dios primero».
«La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor», pide el Santo Padre, invitando a los fieles a caminar juntos por la vía del Evangelio.
Un mensaje de unidad y esperanza
El Papa expresa su deseo de que los nicaragüenses continúen fortaleciendo su devoción mariana como camino de fe y unidad. Destaca la importancia de mantenerse fieles a los valores cristianos y a la confianza en la Virgen María, a quien define como protectora del pueblo nicaragüense:
«Quiero hacerles llegar mi cercanía y la seguridad de que ruego incesantemente a la Virgen Santa que los consuele y acompañe confirmándolos en la fe».
«Los encomiendo a la protección de la Inmaculada Concepción. Ustedes la han elegido como Madre de su pueblo. Así lo manifiesta ese grito sencillo y profundamente confiado: María de Nicaragua, Nicaragua de María. ¡Que así sea!», exclama el Papa en su mensaje.
La carta concluye con una oración especial compuesta por el Pontífice para el Jubileo, pidiendo a Dios que derrame paz, esperanza y gracia sobre el pueblo nicaragüense y el mundo entero.
Iglesia perseguida
De todos es conocido que la Iglesia en Nicaragua es objeto de acoso y persecución por el tirano Daniel Ortega y su mujer, que han puesto a su país el primero en la lista de las naciones del mundo donde los católicos son más perseguidos.