(Ecclesia/InfoCatólica) La primera localidad a la que ha acudido Czerny ha sido Benetússer, donde se ha acercado a los locales del movimiento Juniors M.D. y a la parroquia Nuestra Señora del Socorro o al colegio más afectado por las inundaciones.
La visita del Prefecto ha continuado por Alfafar-Parque Alcosa y Catarroja. Durante la tarde visitará las localidades de Picanya y Paiporta y este sábado a las 10h está previsto que se traslade al barrio de La Torre.
A lo largo de su recorrido por Benetússer, Michael Czerny ha tenido oportunidad de conocer algunas parroquias o salones parroquiales habilitados como almacén con las donaciones que han ido llegando desde que se produjo la DANA, ya que la sede de Cáritas quedó arrasada como es el caso de Benetússer.
Durante el paseo por la zonas afectadas, Michael Czerny ha sido testigo de cómo los vecinos, voluntarios y servicios de limpieza continúan trabajando para restaurar los daños cuanto antes, coches embarrados o calles todavía llenas de barro: «Aquí han perdido hasta la puerta, la han tenido que poner nueva», comentaba el párroco de Benetússer, Jesús Cervera, al Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral señalando una de las viviendas.
En uno de los locales, Czerny ha comprobado que el nivel del agua llegó a la altura de la ventana, o los mensajes de apoyo de los niños a los damnificados por la catástrofe natural, y que se han colocado en la puerta de una de las tiendas.
La visita de Czerny en Alfafar: «Los mayores están muy afectados»
En Alfafar ha entrado en los salones parroquiales de Santa Fe donde el sacerdote Salvador Aguado ha mostrado a Michael Czerny los daños que el paso de la DANA causó en las dependencias de la iglesia: «Todo esto son manteles, ambones... mire cómo han quedado las casullas», exponía el párroco al cardenal en presencia del arzobispo de Valencia y voluntarios de la parroquia.
Aguado ha comentado al Prefecto que la DANA «nos pilló acabando la Eucaristía. Cuando la Eucaristía estaba finalizando el agua ya estaba subiendo. Los coches ya empezaban a llegar a la plaza arrastrados por el agua. Abrimos las puertas de la parroquia y entraron como unas setenta personas, que junto con las que estábamos aquí éramos unas cien. Y ya nos llegaba el agua a la cintura. En la calle los coches ya flotaban. Así que subimos a la terraza a resguardarnos y allí ya estuvimos hasta las cuatro».
Además, el párroco de Alfafar explicaba a Czerny que quienes peor lo están pasando son los mayores: «Ahora parece que poco a poco pero ha tenido que venir un psicólogo a hablar con ellos porque están bastante tocados por la situación».
La visita del Prefecto ha continuado por Catarroja, acompañado también por el arzobispo Benavent y los párrocos de la zona, donde también ha conocido in situ la tragedia tras la DANA.
Así, ha visitado la parroquia Nuestra Señora del Pilar, uno de los templos acogedores para dar de comer a los voluntarios, más de 300 de ellos se concentran en este espacio para ayudar. Una situación dura que se agudiza por las tardes cuando empieza a anochecer porque tienen que paralizar su actividad, además cesa también toda la labor de la UME, y de las maquinarias. Todavía hay muchas plantas bajas sin luz con lo que todavía se complica más la situación.
Y, en la parroquia María Madre de la Iglesia, han explicado al cardenal que las primeras semanas fueron muy duras porque todos los coches que la riada arrastró se agolparon en la puerta y «no se podía hacer nada», asegura el párroco, José Vicente Alberola.
El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha enviado un mensaje para «no perder el espíritu de colaboración y de servicio que se nota hoy en día. De no volver al individualismo del pasado, y crecer en la capacidad de acompañar el uno al otro, afrontando los desafíos enormes de reconstruir las vidas, pero ojalá unas vidas mejores también en términos de fe y de solidaridad».
También ha recordado que «estoy aquí para expresar la oración y solidaridad del Papa, es una instancia de la presencia del Papa. Él tiene a este pueblo muy golpeado en su corazón».
En relación a la responsabilidad política, el Cardenal se ha referido a que «el punto más importante es responder a las necesidades y dejar a los políticos hacer su trabajo. Y si la Iglesia les puede acompañar o hasta orientar, muy bien. Pero ellos deben hacer su deber. Y estamos esperando respuestas consistentes, que respondan con celeridad porque las necesidades son urgentes. Que no dejen pasar los meses y los años como a veces ocurre».