(CNA/InfoCatólica) Donald Trump ha prometido que, desde el primer día de su mandato, impulsará una serie de reformas orientadas a revertir las políticas de la administración de Joe Biden en torno a la identidad de género y las transiciones de género en menores. Trump y diversos expertos afines han criticado estas políticas, calificándolas como un «abuso infantil» que fomenta prácticas médicas invasivas para menores.
Actualmente, en 24 estados de EE. UU., los médicos pueden realizar transiciones de género en menores mediante tratamientos hormonales o intervenciones quirúrgicas, mientras que en 26 estados se han implementado restricciones o prohibiciones al respecto. Aunque el debate legislativo sobre estas prácticas se desarrolla principalmente a nivel estatal, la administración Biden amplió el acceso a estas intervenciones mediante el uso de agencias federales y reglamentaciones, incluyendo la interpretación de la prohibición de «discriminación sexual» en la Ley de Cuidado de Salud Asequible para incluir a las personas según su identidad de género.
Marie Hillard, experta en bioética, ha señalado que uno de los primeros pasos que debería tomar la administración Trump en este ámbito sería anular las políticas de la era Biden que, en su opinión, distorsionan el concepto de sexo biológico. Según Hillard, esto requeriría un enfoque regulador que «proteja a los menores de tratamientos irreversibles».
Por su parte, Mary Rice Hasson, directora del Person and Identity Project del Ethics and Public Policy Center, también sostiene que Trump debería llevar a cabo una eliminación sistemática del lenguaje sobre «identidad de género» en las políticas federales. Hasson aboga por la prohibición de programas gubernamentales que impulsen la «autoidentificación» de los menores basada en su orientación sexual o identidad de género y por la eliminación de publicaciones oficiales que promuevan estas prácticas.
Entre los mecanismos propuestos para frenar las transiciones de género en menores, los expertos mencionan el uso de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para restringir el uso de fármacos bloqueadores de la pubertad y hormonas en menores sin condiciones médicas específicas. Hillard advirtió que «los reglamentos están siendo mal utilizados actualmente para promover la agenda de identidad de género», y destacó que estos fármacos podrían tener aplicaciones terapéuticas en casos de trastornos del desarrollo sexual, pero no deberían emplearse para intervenciones de transición en menores.
Asimismo, la administración Trump prevé investigar a las compañías farmacéuticas y grandes redes hospitalarias para determinar si han ocultado efectos secundarios a largo plazo asociados con las transiciones de género. Además, Trump ha instado al Congreso a aprobar leyes que prohíban las cirugías de reasignación de género en menores y limiten el uso de fondos públicos en procedimientos relacionados con la transición de género.
La potencial creación de un consejo de bioética presidencial también forma parte del plan, con el objetivo de asesorar en decisiones políticas y abordar cuestiones éticas en medicina, particularmente en relación a los tratamientos para menores con disforia de género. Padre Tadeusz Pacholczyk, bioeticista, sugiere que dicho consejo podría ser un paso clave para garantizar que las políticas de salud respondan a una visión ética y científica.
Con la toma de posesión de Trump, se espera un cambio profundo en la política de género de EE. UU., alineado con su compromiso de restringir las intervenciones de género en menores y revertir las políticas de la administración Biden, centrando el papel de las agencias federales en el control y regulación de estas prácticas.