(ACN/InfoCatólica) El pago sería una condición para practicar su religión libremente. Los extremistas han dejado claras sus demandas, recogiendo el dinero de la comunidad con total impunidad hace unos pocos días, informaron a ACN fuentes fidedignas que prefieren permanecer en el anonimato por motivos de seguridad. A quienes no han podido o querido obedecer se les habría advertido de la alternativa: el cierre forzoso de sus lugares de culto.
Esta preocupante situación se habría dado por primera vez en la localidad de Dougouténé, cuyos residentes fueron los primeros en pagar la jizya, una especie de impuesto religioso. Ahora, Douna-Pen se ha tenido que enfrentar al mismo destino. Los habitantes de la región temen que las acciones de los extremistas se extiendan a otras aldeas, amenazando aún más la libertad religiosa y la seguridad local.
Anteriormente, los extremistas islámicos ya habían exigido el cierre de las iglesias, protestantes y católicas, en Douna-Pen. Durante un tiempo, una paz incómoda permitió a los residentes practicar su fe, aunque sin el uso de instrumentos musicales durante los servicios de adoración, una clara restricción a sus libertades religiosas. Una de las fuentes expresó su profunda preocupación por esta escalada, de la ya en sí precaria situación, declarando: «Creemos estar viviendo en un estado secular donde tales prácticas no deberían prosperar pero, desafortunadamente, se está convirtiendo en nuestra nueva realidad. Si las autoridades no actúan, la población pagará impuestos directamente a las arcas de los terroristas, que actúan bajo la bandera del yihadismo en la República de Malí». Y añade: «Sabemos que el país es grande y se están llevando a cabo acciones en otros lugares. Pero si no se hace nada en esta zona, en un corto plazo, ¡las consecuencias serán desastrosas! ¡Aquí la gente está siendo asesinada como ratas!».
La situación empeora
Douna-Pen, situada en la comuna de Dioungani, es el hogar de una importante población cristiana. La reciente extorsión financiera es solo el último capítulo de una historia de violencia y persecución que azota a la región. La situación se ha visto agravada por la falta de infraestructuras básicas, como carreteras y suministro de agua, y el cierre de escuelas debido a la inseguridad. Se teme que el pago forzoso de estos fondos a grupos extremistas islámicos pueda crear profundas divisiones entre la población, erosionando la confianza en el gobierno y socavando aún más la frágil estabilidad de la zona. Muchos residentes tienen miedo a ser abandonados por el Estado maliense. La misma fuente antes mencionada concluyó con una súplica: «Este es el grito de un ciudadano que todavía cree en la República de Malí y en sus líderes» pero necesitamos una acción inmediata para evitar que un conflicto religioso se arraigue en este país. Que Dios nos ayude».
Lo ordena el Corán
La jizya aparece mencionada en el Corán, específicamente en el verso 9:29, que dice:
"Combatan contra quienes no creen en Dios ni en el Último Día, ni prohíben lo que Dios y Su Mensajero han prohibido, ni adoptan la religión de la verdad de entre quienes recibieron la Escritura, hasta que paguen la jizya con buena disposición y sumisión."