(CNA/InfoCatólica) El 27 de octubre de 2022, el Vaticano informó sobre la apertura de un caso disciplinario contra el P. Marko Rupnik, exjesuita y conocido artista de mosaicos, acusado de abusos espirituales, psicológicos y sexuales contra mujeres adultas que se encontraban bajo su dirección espiritual en la década de 1980 y 1990. Un año después, las víctimas y organizaciones de apoyo a los afectados por abusos en la Iglesia expresan su profunda frustración ante la falta de avances y de transparencia en el proceso canónico, criticando una demora que, consideran, perpetúa el dolor de las personas afectadas.
El caso de Rupnik ha generado una intensa controversia por la fama del sacerdote, cuyas obras artísticas adornan numerosas iglesias y capillas católicas en todo el mundo. Actualmente, el proceso permanece bajo la supervisión de la sección disciplinaria del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), que gestiona una amplia gama de casos, desde abusos hasta casos de excomunión. Fuentes internas del dicasterio, que pidieron no ser identificadas, indicaron que se están revisando «los mecanismos para que se haga justicia» en el caso de Rupnik, aunque remarcaron que el DDF no suele comentar los procesos en curso.
Entre las víctimas del P. Rupnik se encuentran varias exreligiosas de la Comunidad Loyola, que él mismo fundó. Gloria Branciani, quien hizo públicas sus denuncias en 2023, compartió su sensación de «traición» por la falta de respuesta después de un año. «Denuncié por primera vez a Rupnik en 1993, y en 2021 la Iglesia me pidió de nuevo que diera testimonio», explicó Branciani. «Ambas veces no he recibido ninguna respuesta por parte de las autoridades eclesiásticas. Me siento defraudada una vez más por la Iglesia, que no parece estar dispuesta a tomar responsabilidad por el grave abuso que sufrí».
Branciani envió su testimonio al Vaticano en dos ocasiones, la última en abril de 2023, acompañada de otras cuatro presuntas víctimas. En su mensaje reciente, añadió: «Espero una postura clara a favor de las víctimas, sin más ambigüedades que solo prolongan el sufrimiento y desacreditan a la institución. Necesitamos una acción concreta que respalde las palabras de condena que la Iglesia ha expresado contra el abuso de religiosas».
Por su parte, Mirjam Kovač, otra de las presuntas víctimas, hizo público su testimonio en febrero de 2023 y manifestó su «dolor y decepción» tanto por los abusos como por la respuesta eclesial. «Cuando pienso en lo que mis hermanas y yo hemos pasado, siento una profunda desilusión», afirmó Kovač, de origen esloveno. «Espero que la institución y quienes la representan actúen para construir relaciones basadas en la verdad y la justicia, y no solo en palabras, sino con hechos».
Además de los testimonios directos, diversos expertos en abusos dentro de la Iglesia han expresado su preocupación por la falta de avances en el proceso de Rupnik. El jesuita Hans Zollner, experto en prevención de abusos y uno de los consultores más destacados en este ámbito, señaló que «la incertidumbre, la falta de información o la opacidad en cualquier proceso genera gran incomodidad y potencialmente mucha ansiedad en las víctimas de trauma, ya que reaviva el recuerdo de experiencias dolorosas».
En la misma línea, Anne Barrett Doyle, directora de la organización Bishop Accountability, declaró que el retraso del Vaticano en el veredicto «inflige un daño adicional a sus víctimas y escandaliza a los fieles». Para Barrett, esta situación contradice la promesa de transparencia del Papa Francisco y el compromiso de la Iglesia con un proceso ágil y misericordioso. «La justicia retrasada es justicia denegada», subrayó, añadiendo que el Vaticano debe resolver este caso cuanto antes para cumplir con el principio de transparencia y la exigencia de una justicia eficaz.
Sigue ejerciendo el sacerdocio
Mientras el proceso sigue su curso, el P. Rupnik continúa ejerciendo su ministerio sacerdotal en la diócesis de Koper, Eslovenia, después de ser aceptado en agosto de 2023 tras su expulsión de la Compañía de Jesús por desobediencia. La diócesis explicó en un comunicado que, mientras no haya una sentencia de culpabilidad en un tribunal eclesiástico o civil, Rupnik mantiene sus derechos y deberes como sacerdote diocesano.
Este hecho ha sido duramente criticado por las víctimas y por quienes defienden sus derechos, al considerar que, al permitir que Rupnik mantenga su ministerio activo, la Iglesia envía un mensaje contradictorio que socava la credibilidad de sus esfuerzos contra los abusos.
Asimismo, el caso de Rupnik ha suscitado un debate sobre el futuro de sus obras de arte religioso. Este verano, los Caballeros de Colón decidieron cubrir temporalmente los mosaicos del sacerdote en la capilla del Santuario Nacional de San Juan Pablo II en Washington, D.C., y en su sede en New Haven, Connecticut, en espera de la conclusión de la investigación del Vaticano. Igualmente, el obispo Jean-Marc Micas, de la diócesis de Tarbes y Lourdes en Francia, anunció que se dejarán de iluminar los mosaicos de Rupnik durante el rosario nocturno en Lourdes como una «primera medida», aunque señaló que aún no ha tomado una decisión definitiva respecto a su retirada debido a la «fuerte oposición» de algunos sectores.