(KNA/InfoCatólica) La KjG había solicitado a los obispos alemanes que se distanciaran de la «Marcha por la Vida», declarando que «espera que los obispos se mantengan alejados de estas marchas hasta que los organizadores se distancien claramente de los extremistas de derecha». Voderholzer respondió:
«El enfoque utilizado por los opositores de la protección de la vida, que constituye la base de la demanda de la KjG, es un método muy evidente para obviar la problemática real».
«Evento de gran visibilidad»
En cada aborto, no muere un «algo», continuó el obispo. No se elimina una parte del cuerpo prescindible de la madre, «sino un sujeto, un ‘alguien’ con ADN propio y un corazón propio desde muy temprano». Una mirada imparcial permite ver que «como sociedad, estamos comenzando a abandonar a los más débiles e indefensos».
Voderholzer califica la «Marcha por la Vida» como el único evento de gran visibilidad que da voz tanto a los no nacidos como a las personas con discapacidades y a los moribundos. Según el obispo, los participantes buscan, en un espíritu ecuménico, defender el derecho a la vida y el respeto por la dignidad humana de todos, y «dar valor a la aceptación de la vida».
«Difamación generalizada»
Voderholzer enfatizó que no desea quedarse de brazos cruzados, ni como ciudadano ni como católico, «mientras aproximadamente 100,000 personas no nacidas son privadas cada año de su libertad y de su futuro; personas que, si tuvieran la oportunidad, podrían marcar una verdadera diferencia en la vida de muchos otros». Una difamación generalizada de los miles de participantes en la «Marcha por la Vida» no es beneficiosa. El obispo añadió:
«Quien quiera impedirnos ejercer nuestro derecho como ciudadanos, e incluso nuestro deber de defender la vida protegida por la Constitución, es enemigo de la democracia y contribuye a la polarización de la sociedad».
Además anunció su participación en futuras «Marchas por la Vida»