(Ecclesia/InfoCatólica) El Camino de Santiago ha vivido un crecimiento imparable en la última década, con cifras que muestran la popularidad internacional de la ruta jacobea. En 2014, se contaban 238.000 peregrinos y, dos décadas atrás, en 2004, eran menos de 180.000 los que llegaban a Santiago. Hoy, en palabras del Arzobispo de Santiago, Mons. Francisco José Prieto, el Camino se ha convertido en «la meta indiscutible de la peregrinación universal», atrayendo a personas de todo el mundo en busca de espiritualidad y conexión.
Una meta universal y de peregrinación internacional
Mons. Prieto señala que Santiago de Compostela se ha consolidado como uno de los grandes destinos espirituales, no solo para los cristianos sino para una diversidad de peregrinos que encuentran en el Camino una experiencia única de reflexión y descubrimiento. «Santiago es internacionalmente conocido. Es el camino de los caminos de Europa», indicó en una entrevista para COPE, en la que destacó el valor espiritual y cultural que este recorrido ofrece a quienes lo transitan.
Hospitalidad y acogida: valores esenciales del Camino
Con el crecimiento de peregrinos, la Iglesia y las instituciones locales han reforzado la infraestructura de acogida en toda la ruta jacobea. Mons. Prieto recordó que la hospitalidad es uno de los pilares del Camino, como se describe en el Códice Calixtino, primera guía medieval del recorrido. «La acogida cristiana implica reconocer a Cristo en el peregrino, ofrecerle albergue y un lugar donde descansar», subrayó.
El Camino habla todos los idiomas
A pesar de que los peregrinos españoles representan el grupo más numeroso, el Camino continúa atrayendo a personas de todas las partes del mundo. Las nacionalidades predominantes, después de la española, son de Estados Unidos, Italia y Alemania, mientras que caminantes de lugares tan lejanos como Corea, México y Taiwán también se cuentan entre los miles que arriban a la Plaza del Obradoiro, donde la Catedral de Santiago marca el fin del recorrido.
En este ambiente multicultural, los testimonios de los peregrinos hablan de la importancia del viaje. Desde parejas portuguesas que inician juntos su vida de casados tras prometerse en el Camino, hasta amigas alemanas que, a pesar del cansancio, expresan su gratitud por la experiencia, el Camino sigue siendo un espacio de encuentro y crecimiento personal. A finales de octubre, las aglomeraciones en la Plaza del Obradoiro reflejaban la vitalidad de esta ruta espiritual, testigo de miles de historias compartidas cada año.