La Iglesia Católica canonizará a 14 nuevos santos, incluidos mártires y fundadores de órdenes religiosas

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La Iglesia Católica canonizará a 14 nuevos santos, incluidos mártires y fundadores de órdenes religiosas

Este domingo, la Plaza de San Pedro acogerá una ceremonia de canonización histórica presidida por el Papa Francisco. El pontífice ha hecho un llamado a todos los católicos para que conozcan la vida de estos nuevos santos y busquen su intercesión, resaltando la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.

(CNA/InfoCatólica) Entre las 14 personas que se convertirán en los nuevos santos de la Iglesia Católica este domingo, se encuentra un sacerdote cuya intercesión llevó a la curación milagrosa de un hombre atacado por un jaguar, una mujer que convenció a un papa para que convocara una novena mundial al Espíritu Santo, y 11 hombres asesinados en Siria por negarse a renunciar a su fe y convertirse al islam.

Aunque no son nombres conocidos, los 14 futuros santos ejemplificaron la virtud heroica y dieron testimonio de santidad en sus respectivas vocaciones. Entre ellos hay dos hombres casados —un padre de ocho hijos y otro de cinco— y tres fundadores de órdenes religiosas, cuyas generaciones de hijos espirituales han continuado su legado por todo el mundo.

El papa Francisco invitó a todos los católicos esta semana a «conocer a estos nuevos santos y pedir su intercesión», en preparación para la canonización que tendrá lugar en la Plaza de San Pedro el 20 de octubre. «Son un testimonio claro de la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia», dijo el papa.

Madre Elena Guerra (1835–1914)

Conocida como la «apóstol del Espíritu Santo», la beata Elena Guerra ayudó a convencer al papa León XIII para que exhortara a todos los católicos a rezar una novena al Espíritu Santo en preparación para Pentecostés en 1895.

Guerra es la fundadora de las Oblatas del Espíritu Santo, una congregación de religiosas reconocida por la Iglesia en 1882, que continúa hoy en África, Asia, Europa y Norteamérica.

Amiga del papa León XIII y maestra de santa Gema Galgani, Guerra es recordada por sus escritos espirituales y su devoción apasionada al Espíritu Santo.

Durante gran parte de sus 20 años, Guerra estuvo postrada en cama por una grave enfermedad, un desafío que resultó ser transformador, pues se dedicó a meditar en la Escritura y en los escritos de los Padres de la Iglesia. Tras recuperarse, sintió el llamado a consagrarse a Dios durante una peregrinación a Roma con su padre, y luego fundó la comunidad religiosa dedicada a la educación.

Durante su correspondencia con el papa León XIII, Guerra compuso oraciones al Espíritu Santo, incluyendo una Corona del Espíritu Santo, pidiendo al Señor que «envíe su Espíritu y renueve el mundo».

Padre Giuseppe Allamano (1851–1926)

El beato Giuseppe Allamano fue sacerdote diocesano en Italia toda su vida, pero dejó un legado global al fundar dos órdenes misioneras —los Misioneros de la Consolata y las Misioneras de la Consolata— que han llevado el Evangelio a Kenia, Etiopía, Brasil, Taiwán, Mongolia y más de una veintena de países.

Fue profundamente influenciado por la espiritualidad de los salesianos y de san Juan Bosco, quien fue su director espiritual, así como por el testimonio de su santo tío, san José Cafasso.

Allamano será canonizado después de que el Vaticano reconociera un milagro médico atribuido a su intercesión: la curación de un hombre atacado por un jaguar en la selva amazónica.

Sorino Yanomami, un indígena de la selva amazónica, fue atacado por un jaguar en 1996, fracturándose el cráneo. Debido a su ubicación remota, tardó ocho horas en ser trasladado a un hospital. Mientras era tratado en la UCI, seis hermanas misioneras de la Consolata, un sacerdote y un hermano de la Consolata, oraron junto a su esposa con una reliquia del beato Allamano pidiendo su intercesión. También rezaron una novena a Allamano por su curación, y 10 días después de la operación, el hombre despertó sin daño neurológico ni secuelas a largo plazo, según la Dicastaría Vaticana para las Causas de los Santos.

Madre Marie-Léonie Paradis (1840–1912)

La hermana canadiense, beata Marie-Léonie Paradis, fundó la congregación de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia.

Nacida Virginie Alodie en la región acadia de Quebec, fundó su instituto en 1880 en New Brunswick, cuyo propósito era colaborar con la Congregación de Santa Cruz en su labor educativa.

Antes de fundar su orden religiosa, Paradis pasó ocho años en Nueva York sirviendo en el Orfanato San Vicente de Paúl en la década de 1860, antes de trasladarse a Indiana en 1870 para enseñar francés y labores en la Academia de Santa María.

A petición del obispo de Montreal, Paradis fundó las Pequeñas Hermanas en 1880. Una parte importante de la espiritualidad y carisma de la orden es el apoyo a los sacerdotes, tanto mediante la oración constante como con el servicio humilde y alegre en los seminarios y rectorías, imitando a «Cristo el Siervo», quien lavó los pies a sus discípulos.

El milagro atribuido a la intercesión de Paradis fue la curación de una recién nacida que sufría de «asfixia perinatal prolongada con insuficiencia multiorgánica y encefalopatía» durante su nacimiento en 1986 en un hospital de Saint-Jean-sur-Richelieu, Canadá, según el Vaticano.

Mártires de Damasco, Siria (m. 1860)

La Iglesia también contará con 11 nuevos mártires santos, asesinados por negarse a renunciar a su fe cristiana y convertirse al Islam. Los «Mártires de Damasco» fueron asesinados «por odio a la fe» en la iglesia franciscana de San Pablo en Damasco, Siria, el 10 de julio de 1860.

Ocho de los mártires son frailes franciscanos —seis sacerdotes y dos religiosos profesos—, todos misioneros de España, excepto el padre Engelbert Kolland, quien era de Salzburgo, Austria.

Los otros tres son laicos que también murieron en el ataque a la iglesia franciscana esa noche: Francisco, Mooti y Rafael Massabki, hermanos de una familia católica maronita.

Francisco Massabki, el mayor de los hermanos, era padre de ocho hijos. Mooti, padre de cinco, visitaba a diario la iglesia de San Pablo para orar y enseñar catecismo. El hermano menor, Rafael, era soltero y pasaba largos períodos orando en la iglesia y ayudando a los frailes.

Su martirio tuvo lugar durante la persecución de cristianos por musulmanes y drusos chiítas en el Líbano y Siria en 1860, que dejó miles de víctimas.

Tarde en la noche, extremistas entraron en el convento franciscano, ubicado en el barrio cristiano de Bab-Touma (San Pablo) en la Ciudad Vieja de Damasco, y masacraron a los frailes: el padre Manuel Ruiz, el padre Carmelo Bolta, el padre Nicanor Ascanio, el padre Nicolás M. Alberca y Torres, el padre Pedro Soler.

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