P. Lusvardi, SJ: antes del bautismo somos criaturas de Dios y al bautizarnos nos convertimos en sus hijos

Ha escrito un libro sobre la necesidad absoluta del bautismo

P. Lusvardi, SJ: antes del bautismo somos criaturas de Dios y al bautizarnos nos convertimos en sus hijos

El P. Anthony R. Lusvardi, sj, profesor de teología sacramental en la Gregoriana ha escrito un libro sobre el bautismo de deseo y la salvación en la que expone la doctrina católica y sale al paso de errores como los de Karl Rahner, de quien gusta decir que su idea de «bautismo de deseo» no implica ni bautismo ni deseo. Fiel al carisma de San Ignacio y al Magisterio perenne de la Iglesia es entrevistado por CWR.

(CatholicWorldReport/InfoCatólica) El reverendo Anthony R. Lusvardi, S.J., es un sacerdote jesuita estadounidense que enseña teología sacramental en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Tiene una licenciatura en Filosofía y Letras de la Universidad de Notre Dame, una maestría en Filosofía Aplicada de la Universidad Loyola de Chicago, una Maestría en Teología de Boston College, y una Licenciatura y Doctorado en Teología Sacra del Ateneo Pontificio de San Anselmo.

El padre Lusvardi es autor del libro Baptism of Desire and Christian Salvation, publicado recientemente por la Catholic University of America Press. En este libro, defiende la necesidad del bautismo sacramental en la Iglesia Católica para la salvación, en contra de los esfuerzos contemporáneos por restarle importancia.

Recientemente habló con Catholic World Report sobre el libro y su investigación sobre el bautismo.

¿Por qué eligió el bautismo como tema de su investigación doctoral y de su libro?

En mi labor pastoral como joven jesuita en la Reserva India Rosebud, me encantaba impartir los cursos de preparación bautismal para las familias jóvenes y los que se convertían a la fe. Pero también he notado que, en el catolicismo moderno, la cuestión de la «misión» puede ser especialmente delicada. Hablar de «convertir a la gente» parece inapropiado para muchos católicos hoy en día, pero es difícil conciliar esa actitud con lo que vemos en los Hechos de los Apóstoles, por ejemplo.

Gran parte de la inquietud sobre la evangelización —y, por lo tanto, la confusión acerca de la misión de la Iglesia— tiene que ver con la salvación de los no cristianos. Para un teólogo sacramental, la pregunta de si los sacramentos son necesarios es bastante fundamental.

Cuando consideré los estudios doctorales, conocía el concepto de «bautismo de deseo» y pensé que podría ser una forma de explorar todas estas cuestiones. Una vez que comencé a investigar el tema, me di cuenta de que todo el mundo estaba de acuerdo en que era importante, pero nadie había hecho un estudio crítico exhaustivo del asunto. Cuando estás buscando un tema para una tesis, ¡eso es el premio gordo!

¿Cuál es la fuente de la creencia de que no podemos ir al cielo sin el bautismo sacramental?

La creencia en la necesidad del bautismo para la salvación parece haber sido afirmada prácticamente de manera universal por la Iglesia antigua desde que tenemos evidencia. La creencia en la necesidad del bautismo está reflejada en el propio Nuevo Testamento, de manera bastante directa en pasajes como Juan 3:5 —«el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios»— y Marcos 16:16, e indirectamente en otros muchos pasajes. También está atestiguada en las primeras fuentes no bíblicas.

¿Qué es el «bautismo de deseo» y de dónde surge esta idea?

El bautismo de deseo es la doctrina según la cual alguien que desea ser bautizado pero se ve impedido de hacerlo por circunstancias fuera de su control aún puede salvarse. Creo que es mejor pensarlo como una consecuencia de la necesidad del bautismo, en lugar de una excepción a la regla.

Su libro sostiene que el bautismo de deseo es suficiente para que los «casos difíciles» lleguen al cielo. ¿Está sugiriendo que esos casos son limitados y no deben exagerarse? Si es así, ¿cuáles serían esos casos difíciles y por qué?

El caso clásico es el de un catecúmeno que muere inesperadamente antes de ser bautizado. Es precisamente un caso así el que llevó a San Ambrosio a articular por primera vez la idea del bautismo de deseo en el año 392 d.C. Otros casos difíciles a los que se enfrentaba la Iglesia primitiva —y a los que nos enfrentamos hoy en día— son los de quienes murieron antes de escuchar el Evangelio y los niños, tanto nacidos como no nacidos, que mueren antes de ser bautizados.

Cuando se trata de casos específicos, siempre habrá cierta incertidumbre porque nuestros deseos no son visibles. Así que puedes tener una prueba bastante sólida de un deseo si alguien se inscribe en el catecumenado y dice «quiero ser bautizado», pero no una certeza absoluta. Discuto algunos de los fundamentos que podríamos tener para creer que alguien podría desear implícitamente el bautismo en el libro, y, aunque creo que el bautismo de deseo es accesible en principio para todos, diría que, sí, esos casos parecen limitados.

En contraste, ¿podría sugerir qué casos hoy en día no calificarían como bautismo de deseo, aunque algunos teólogos deseen contarlos como tales?

Hablo de deseos que son demasiado débiles o genéricos para implicar el bautismo. Si alguien rechaza explícitamente el bautismo, no creo que puedas tomar en serio su libertad y aun así llamarlo bautismo de deseo. También creo que es importante evitar hipotetizar alternativas al bautismo. Un deseo implícito de bautismo no es lo mismo que una alternativa al sacramento.

Las ideas populares sobre la salvación la tratan como una recompensa por ser una buena persona, pero llevar una vida ética no es lo mismo que participar en el misterio pascual. La salvación significa más que simplemente «ser una buena persona» o «seguir tu conciencia».

La contraportada de su libro afirma que los teólogos de los últimos dos siglos han «tratado con inquietud, si no han ignorado por completo», la creencia tradicional católica en la necesidad del bautismo sacramental. ¿Puede darnos un ejemplo de esto?

Le dedico mucha atención a Karl Rahner debido a su gran influencia. Me gusta decir que su idea de «bautismo de deseo» no implica ni bautismo ni deseo. Vacía el concepto de significado, y no creo que ofrezca una respuesta convincente sobre cómo los sacramentos son útiles para la salvación.

Sin embargo, lo que podría sorprender a la gente es que Rahner no es único en este sentido; en muchos aspectos, es heredero de una forma de pensar sobre los sacramentos que surgió de un tipo particular de escolástica de los siglos XIX y XX, que veía los sacramentos más como formalidades legales que como una participación única en la humanidad y la acción salvadora de Jesús.

¿Cree usted que la mayoría de las personas que rechazan el bautismo católico no lo entienden, o cree que lo hacen más bien porque rechazan la vida moral a la que éste les llama?

Todos somos diferentes en cuanto a cómo tomamos decisiones y qué nos motiva. No creo que una teoría sobre el bautismo de deseo pueda depender de que las personas tengan motivos perfectamente puros para desear el sacramento o motivos completamente malintencionados para rechazarlo. La complejidad de nuestras motivaciones es parte de la razón por la que siempre habrá un elemento de incertidumbre cuando hablamos de deseo.

Los católicos reconocen la validez sacramental de los bautismos protestantes realizados según la fórmula trinitaria tradicional. ¿Puede alguien que haya sido bautizado válidamente fuera de la Iglesia Católica llegar al cielo más fácilmente que alguien que no haya sido bautizado? ¿Por qué o por qué no?

«Fácilmente» quizá no sea la palabra que usaría, pero creo que el bautismo, por su propia naturaleza, implica una unión plena con el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Podemos poner barreras a eso a través del pecado —incluyendo, supongo, cosas como la herejía y el cisma—, pero luego debemos tener en cuenta otras consideraciones morales, como la culpabilidad personal y los factores atenuantes. Mucha gente es protestante porque fue criada en esa tradición, no porque rechacen activamente la verdad del catolicismo. Así que, sí, creo que su bautismo ciertamente los pone en el camino de la salvación.

Como seminarista jesuita, usted enseñó clases de confirmación en una parroquia hispana de Chicago y trabajó en una reserva de indios Lakota Sioux en Dakota del Sur. ¿Qué aprendió sobre el bautismo en esas experiencias?

El bautismo es y sigue siendo un sacramento asombroso y transformador, pero en el catolicismo contemporáneo hemos caído en la mala costumbre de tratarlo como una formalidad. Creo que el proceso de conversión descrito en el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos es un paso en la dirección correcta. Ya no vivimos en una cultura que forme naturalmente a las personas como cristianos, por lo que necesitamos nuevamente —como en la Iglesia primitiva— un proceso de conversión anclado por el sacramento.

Como profesor de teología en la Universidad Gregoriana, ¿cuál es la enseñanza más importante que intenta transmitir a sus seminaristas sobre el bautismo sacramental?

Lo que Pablo dice sobre el bautismo en Romanos 6: el bautismo significa participar en la muerte, sepultura y resurrección de Jesús.

¿Cuál fue su mayor consuelo al investigar este tema?

Al profundizar en la historia teológica, entré en contacto con algunas de las mentes más brillantes que han existido, así como con cristianos muy ordinarios enfrentando problemas reales. Por ejemplo, leer algunas de las inscripciones en lápidas antiguas, que nos proporcionan evidencia de cuándo se bautizaban a los niños en aquella época, fue bastante conmovedor. Podía imaginar lo que pasaban los padres cristianos que perdían a un hijo hace 1500 años.

También es humillante (ndt:en el buen sentido del término) encontrarse trabajando en los mismos problemas que Ambrosio, Agustín, Tomás de Aquino y Roberto Belarmino. Me encontraba pidiéndoles ayuda en el proceso.

De hecho, Roberto Belarmino está enterrado en la iglesia de Sant'Ignazio, justo enfrente de la residencia jesuita donde vivía, y cuando me quedaba atascado, cruzaba la calle para conversar con mi hermano jesuita.

¿Cuál fue su mayor desolación?

A todos nos gustaría creer en el progreso y pensar que estamos mejor teológicamente que en el pasado, que la teología de hoy es más aguda y esclarecida que la de siglos anteriores. Desafortunadamente, a medida que mi investigación avanzaba, me di cuenta de que la evidencia no apoya esa narrativa. Tuve que aceptar eso.

Ha habido investigaciones excelentes en los últimos dos siglos, pero están mezcladas con lo que John Henry Newman llamaría «corrupciones» de la doctrina y lo que yo llamaría razonamientos defectuosos. A finales del siglo XX, los teólogos tendían particularmente a distorsionar la evidencia histórica para que encajara con conclusiones predeterminadas. Esas conclusiones podrían gustarme, pero un teólogo debe ser fiel a la revelación. Lo positivo es que darse cuenta de que la discusión sigue en curso significa que podemos reconocer y corregir algunos de nuestros errores y poner la teología católica sobre una base más sólida.

¿Qué podría sorprender a la gente sobre su libro?

Como me sumerjo profundamente en la historia, cuestiono algunas narrativas estándar. Algunas cosas que la gente podría considerar problemas modernos —por ejemplo, una tendencia a minimizar la importancia de los rituales religiosos— tienen raíces en la escolástica medieval. No es un análisis ni liberal ni conservador; hay algo en él que puede incomodar a todos.

Mi principal desafío para los teólogos modernos es que vuelvan a poner los sacramentos en el centro de nuestro razonamiento teológico.

Si pudiera sugerir una oración para fortalecer la fe de las personas en la necesidad del bautismo sacramental, ¿cuál sería y por qué?

La liturgia bautismal es magnífica, comenzando con el diálogo de apertura para la aceptación en el orden de los catecúmenos. «¿Qué pides a la Iglesia de Dios? La fe. ¿Qué te ofrece la fe? La vida eterna.»

Las oraciones sobre el agua, la letanía de los santos, la profesión de fe, los ritos explicativos: las riquezas de la liturgia bautismal son asombrosas.

¿Cuál es su pasaje favorito de las Escrituras sobre el bautismo y por qué?

Ya mencioné Romanos 6. Añadiría el bautismo de Jesús. El significado de nuestro bautismo se revela en el suyo, especialmente en las palabras del Padre: «Tú eres mi Hijo amado.» Antes del bautismo, somos criaturas de Dios, pero en el bautismo llegamos a participar en la filiación de Jesús. Nos convertimos, por adopción, en hijos e hijas de Dios. Y esto nos da nuestra identidad más importante, más fundamental. Se puede encontrar una respuesta a casi cualquier problema espiritual volviendo a ese don de la adopción como hijo o hija de Dios, o al menos se puede empezar a encontrar una respuesta allí.

¿Qué espera que la gente saque de su trabajo sobre este tema?

Lo que ocurre en los sacramentos es irreductible y único, porque son una participación en la acción singular de Jesús. Por eso, siempre es un error intentar inventar sustitutos para ellos. La misión de evangelizar es tan urgente hoy como lo fue para los apóstoles.

¿Algún pensamiento final?

El libro es académico, pero trato de mantenerlo accesible porque creo que es importante no solo para los especialistas, sino también para los pastores. Por ejemplo, propongo lo que creo que es una respuesta mucho más sólida a la pregunta de la salvación de los bebés que mueren antes del bautismo que la que la tradición ha dado hasta ahora.

Entrevista publicada originalmente en The Catholic World Report

40 comentarios

mtbrsg
Creo que en uno de los primeros(si no en el primer Ángelus) de Francisco se declaró admirador de Karl Rahner. Ya está dicho todo. De ahí lo del proselitismo, que todas las religiones son iguales, etc, etc. Muchos religiosos, sin nombrarlo porque serían misericordiados, de hecho hacen una enmienda si no a la totalidad, a casi la totalidad de este nefasto pontificado que ojalá termine pronto. Y lamento decirlo pero es lo que siento.
18/10/24 8:26 PM
Giovanello da Pisa
Albricias, un jesuita de verdad. San Ignacio estará contento.
18/10/24 8:50 PM
SS
Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».
18/10/24 9:08 PM
Feri del Carpio Marek
Que le regale un ejemplar al Papa y que lo lea bien antes de hacer su próximo viaje.
18/10/24 9:12 PM
Pedro
Hola
Que responsabilidad tenemos los católicos con amigos y familiares no bautizados o que no bautizan a sus hijos? Que podemos hacer? (Ademas de rezar)
Gracias
18/10/24 10:34 PM
penc
Yo tambien tengo deseo de tener este libro pero 85$ me parece muy costoso, espero saquen una versión kindle o similar para ser más asequible.
18/10/24 10:57 PM
gustavo pérez
Inaudito pero Interesante y muy honrado que un jesuita salga a la palestra a enfrentar y criticar a Rahner. Quien dirigió, manejó y mangoneó toda la teología del concilio aparece ahora en lo que es. Su propensión kantiana no le permite ser fiel a la Iglesia en su tradición, sino a los postulados racionalistas subjetivistas del filósofo de Könisberg. Y creyó que el seguimiento de su filosofía secularista está por encima de la religión revelada. Pero, repito, resulta interesante este "giro copernicano" que intentan dar algunos, muy pocos, jesuítas como Lusvardi y el uruguayo Julio Ferrnández Techera hacia la sana doctrina poniendo en su sitio toda la deriva malsana por la que anda la Compañía, con el Papa Francisco.
18/10/24 11:46 PM
Fernando Martín López Avalos
¡¡¡Vaya!!! Digno discípulo de San Ignacio de Loyola.
19/10/24 3:08 AM
Gustavo González
Hay datos que nosotros como laicos desconocemos y que gracias a este medio , ahora tenemos a nuestro alcance. Doy gracias a los que divulgan todo esto y a los que contribuyen con sus aportes instructivos , quiera Dios que se sigan dando más almas con ese don de instrucción , que es parte de los dones de misericordia , y que los recipientes tengamos el suficiente seso para poder también darlo a conocer , porque así como recibimos gratuitamente así también llevarlo a los otros. Muy agradecido a Dios y a todos ustedes que difunden
19/10/24 6:39 AM
Lector
Todo esto es lo opuesto a lo que proclama "Fratelli tutti".
19/10/24 8:03 AM
ROBERTO IBARRA VIELA
Que alegría encontrar todavía un resto fiel en la Compañía, como lo eran Loring Sj y Bojorge SJ. Mientras quede una hay esperanza.
19/10/24 12:32 PM
Marcelo Bs As
Bueno el Papa y su magisterio dicen otra cosa. Hay que ponerse de acuerdo. O solo une la Plata?
19/10/24 3:11 PM
Jacobo.
Coincido con Feri, no comnent more.
19/10/24 3:26 PM
Ricardo Sanmartín
El año pasado asistí en Tenerife a una Misa en la que el entonces pastor de la diócesis, para vender la campaña de Manos Unidas, presentó a una monja que llevaba más 20 años en Palestina trabajando en programas de desarrollo, entre los que se hacía destacar los de "empoderamiento" de la mujer. La monja se enorgullecía de no haber propiciado en todo ese tiempo ni un solo bautismo, algo que fue destacado y alabado por el señor obispo Está es la Iglesia actual..
19/10/24 3:26 PM
Gerardo S. I.
Pues NO; Todos somos hijos de Dios, ya que TODOS somos hermanos aunque muchos no esten bautizados (sin la Gracia) como Cristianos. El Papa lo recalca con frecuencia.
19/10/24 4:27 PM
Urbel
Santo Tomás de Aquino enseña en la Suma Teológica que “el hombre muere por el bautismo a la decrepitud del pecado y comienza a vivir en los albores de la gloria”.

Porque “por naturaleza nacemos de Adán hijos de ira (Ef 2, 3); mas por el bautismo renacemos en Cristo hijos de misericordia” (Catecismo Romano o del Concilio de Trento).

Por lo tanto, el bautismo es necesario para salvarse; habiendo dicho nuestro Señor Jesucristo: “quien no naciere del agua y del Espíritu no podrá entrar en el reino de los cielos” (Jn 3, 5).

Aunque su falta pueda suplirse con el martirio, llamado bautismo de sangre, o con un acto de perfecto amor de Dios o de contrición que vaya junto con el deseo al menos implícito del bautismo, y éste se llama bautismo de deseo (Catecismo Mayor de San Pío X).
19/10/24 6:30 PM
Cristián Yáñez Durán
Gracias a Dios, un jesuita con Fe Católica, que no sostiene la herejía de que todos somos hijos de Dios.
19/10/24 7:05 PM
Ricardo Sanmartín
Y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado".(Mc 16, 15-16)
19/10/24 9:47 PM
Urbel
Ricardo Sanmartín, por desgracia algo muy parecido se cuenta de Teresa de Calcuta y por desgracia se la alaba por ello.
19/10/24 10:44 PM
Duke of the Keys
Uno de los errores que más se repiten, por parte del clero modernista especialmente, es que "todos somos hijos de Dios", y esto no es verdad. Lo dice el catecismo de la Iglesia Católica desde siempre: "somos hijos de Dios por el bautismo". El resto de no bautizados, no son hijos de Dios, sino criaturas suyas, esto es, creados por Él, un escalón por encima de los animales, las plantas y el resto de lo creado, sí, pero no son hijos suyos. Tampoco los cristianos somos el "Nuevo Pueblo de Dios". El Pueblo de Dios fue y sigue siendo Israel, esto es, los judíos, pues eso es lo que significa "Israel". La relación entre el judío y Dios es la de un súbdito hacia su Rey. Los cristianos no somos súbditos de Dios, somos sus hijos, y el conjunto de cristianos somos la Familia de Dios en la Tierra.
19/10/24 11:25 PM
Juan Vera
Pues absolutamente no, Gerardo S.I. La palabra “hermano” se ha prestado siempre a imprecisiones porque es una palabra equívoca o polisémica. Baste recordar cómo los protestantes toman equivocadamente la palabra “hermano” en sentido carnal cuando se refieren a los bíblicamente llamados “hermanos de Cristo”.
Lo cierto es que todos los seres humanos somos “creaturas” (humanos, vivientes, intramundanos, …) de Dios. Muchas de estas creaturas llegamos a ser “hijos adoptivos y reales” de Dios y “hermanos adoptivos y reales” de Cristo mediante el bautismo sacramental (de agua y Espíritu, de sangre, de deseo,…) en el Hijo natural del Padre, Cristo Jesús. No es que seamos hijos de Dios por ser hermanos, sino totalmente al revés: somos hermanos por ser hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. Que el Papa Francisco recalque frecuentemente lo contrario, indica solamente que tiene lagunas en su formación teológica. Como cuando se equivoca al decir que todas las religiones llevan a Dios. Es que no llevan ciertamente al Dios Trinitario, que es el único Dios que existe de verdad.
20/10/24 1:40 AM
Chico
Osea que ha descubierto la pólvora este magnífico Profesor
20/10/24 2:11 AM
Gerardo S. I.
Para: Juan Vera
Pues absolutamente no, Gerardo S.I. La palabra “hermano” se ha prestado siempre a imprecisiones po.....

Por eso anda el mundo como anda: por no vernos como hermanos e hijos de Dios.
Yo prefiero hacerle caso al Papa Francisco ( El es el Lider espiritual de todos los Catolicos y deberiamos hacerle mas caso), que a este Jesuita y a ti.
20/10/24 7:41 AM
Urbel
La mentalidad que niega, oculta o margina lo esencial del bautismo (lavar la mancha del pecado original y abrir las puertas del cielo) y lo reduce a la incorporación a la comunidad cristiana, está actualmente muy extendida entre el clero y los fieles.

Son frecuentes, en boca de sacerdotes pretendidamente católicos, palabras de este estilo:

“No creáis que el bautismo va a borrar ninguna mancha en el alma de este niño. El único efecto del bautismo es dar entrada en la comunidad cristiana. Lo demás son mentiras medievales. Lo que se llamaba pecado original no es más que una fábula”.

Esto explica que, sin la urgencia de liberar al niño del pecado y abrirle las puertas del cielo, el bautismo se retrase semanas y hasta meses, a la espera de una fecha cómoda en que los familiares puedan reunirse para disfrutar de un agradable convite.

Cuando el Catecismo Mayor de San Pío X amonesta así a los padres:

“Hay que darse prisa en bautizar a los niños, porque están expuestos por su tierna edad a muchos peligros de muerte, y no pueden salvarse sin el bautismo”.
20/10/24 9:00 AM
Conchita
Gerardo S. I.

Pues NO; Todos somos hijos de Dios, ya que TODOS somos hermanos aunque muchos no esten bautizados (sin la Gracia) como Cristianos. El Papa lo recalca con frecuencia.
.........................................................

Exactamente, lo dice con frecuencia y no hay obispos con suficiente testosterona para corregirle en público. Francisco contradice a Cristo cada dos días y lo puede hacer porque hay miles de católicos sensibleros ignorantes de su fe que no se molestan en aprender y otros no tan ignorantes, pero muy cobardes.
20/10/24 9:15 AM
escandalizado por los que se dicen s.i.
Para Gerardo s.i.

Si fuera cierto lo que dices, el bautismo sería inútil. Y nuestro señor nos habría hecho perder el tiempo al enviarnos a bautizar a todos los pueblos, haciendo discípulos.

Espero no seas jesuita, pues lo que dices contradice abiertamente tú carisma.
20/10/24 10:31 AM
G Flavius
Todavía hay esperanza con los jesuitas!
Algunos son fieles a la Verdad católica y dignos hijos de Ignacio!
Bendito sea Dios!
20/10/24 3:41 PM
G Flavius
Gerardo G.I.: te equivocas.
Lo que dice el papa no es palabra de Dios.
En cambio, lo que dice el apóstol Juan sí lo es (1, 11-12). A ver: lee y entiende:
“Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, no de deseo de varón, sino que han nacido de Dios”.
Lo has “pillao”? Pues eso!
20/10/24 4:16 PM
Eduardo Esparza
Qué bien. Sólo quienes hemos sido bautizados (y algún otro caso rarito) podremos salvarnos. Pobrecitos todos esos miles de millones que ni conocen siquiera la palabra bautismo. ¿No será nuestro pecado la arrogancia? ¿De verdad creemos que la economía de la gracia se agota en los sacramentos? ¿Es, pues, incierto que Dios todo lo puede?
Nuestra condición y nuestro privilegio de católicos exige de nosotros una especial responsabilidad en nuestra relación con Dios y con (todos) nuestros hermanos. Eso es todo.
Y sí, tenemos la radical obligación de proclamar incesantemente la Buena Nueva. Y no, no logro descubrir en mí la menor simpatía por el papa que nos ha tocado en suerte por nuestros pecados.
20/10/24 9:27 PM
M.M.T.
Así es. Al estar en gracia de Dios por el bautismo pasamos a ser hijos de Dios. Lo mismo pasa con los pecados personales. Si estamos en pecado mortal somos criaturas creadas por Dios solamente y pasamos a ser hijos de Dios cuando estamos en gracia, aunque esto normalmente no se especifique, pero teológicamente es así.
20/10/24 11:40 PM
Víctor Santiago
A mi me gusta diferenciar entre Creatura (creados x Dios) y Criatura (criados x Dios).
Antes del Bautismo somos creados por Dios por tanto Creaturas.
Después del Bautismo pasamos a ser hijos de Dios, Criados por nuestro Padre Dios por tanto Criaturas.
Solo Dios crea y son los padres los que crían a sus hijos. Cuando Dios me acepta como hijo adoptivo entonces paso a ser criado por Dios mi Padre, es decir Criatura de Dios.
Tan sencillo y tan hermoso como eso
20/10/24 11:48 PM
M.M.T.
Respuesta para Conchita.
Conchita se suele decir que todos somos hijos de Dios, pero en realidad teológicamente no es así.
Todos somos criaturas creadas por Dios, eso sí, pero solamente somos hijos de Dios cuando estamos en gracia. Si estamos en pecado mortal no.
¿ y esto por qué es así? Porque solamente hereda el reino de Dios quien está en gracia.
Una persona que está en pecado mortal y Dios en el último momento le da la gracia del arrepentimiento para salvarlo y esta persona voluntariamente rechaza la gracia de Dios, evidentemente que no se puede salvar, no porque Dios lo quiso, sino porque esa persona voluntariamente rechazó la gracia final que le hubiera llevado al cielo.
21/10/24 12:00 AM
Vladimir
"El resto de no bautizados, no son hijos de Dios, sino criaturas suyas, esto es, creados por Él, un escalón por encima de los animales, las plantas y el resto de lo creado, sí, pero no son hijos suyos".
Nunca ha enseñado la Iglesia (antropología cristiana), que existan dos categorías distintas de seres humanos: todos los hombres y mujeres somos creados a imagen y semejanza de Dios; somos todos de la misma condición humana (de la única que hay), que ha sido enaltecida gracias a la Encarnación del Verbo.
21/10/24 12:09 AM
Juan Vera
Para Gerardo S.I.
Dices que eres jesuita, pero, al Papa, los católicos no lo llamamos “líder espiritual”, sino Vicario de Jesucristo y sucesor de Pedro. La misión del Papa es la misma de Pedro: robustecer nuestra fe en lo vivido y enseñado por Jesucristo y sus 12 apóstoles, no en el contenido de sus opiniones particulares.

No es cuestión de “preferencias”. Al Papa Francisco debemos hacerle caso solamente cuando actúa como lo que es: Vicario de Jesucristo y sucesor de Pedro. Cuando algún aspecto de su enseñanza o de su gobierno no va de acuerdo con la Revelación Cristiana o con la Tradición Apostólica o con el Magisterio eclesial universal anterior, lo seguimos reconociendo como legítimo Papa, pero no le podemos hacer caso en ese aspecto determinado. Amicus Franciscus, sed amicior veritas. Solum Christus veritas totalis est.

El mundo anda como anda porque todos los seres humanos estamos sometidos a las consecuencias del pecado original de desobediencia y rebelión contra Dios. Nos vemos fuera del paraíso y andamos a menudo como Caín y Abel. Incluso a los bautizados nos cuesta actuar como nos vemos y somos: hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. A los no bautizados los vemos como personas con dignidad de criaturas humanas, cuya salvación es querida por Dios, que necesitan conocer al único Salvador total de todos los seres humanos, confiar en Él, bautizarse y formar parte, como hermanos adoptivos, de su Cuerpo Místico. Por eso existen las Misiones cristianas.
21/10/24 1:59 AM
Gerardo S. I.
Para Juan Vera:
tienes un problema de comprension lectora, pues yo nunca dije que soy Jesuita.
una persona no deja de ser hijo de Dios por perder la Gracia, o dime: ¿ Adan y Eva dejaron de ser hijos de Dios despues del pecado original?.
Piensalo bien........
21/10/24 3:49 AM
Juan Vera
Para Gerardo S.I.
¿?Problema de comprensión lectora??. No dijiste la frase LITERAL ?yo soy jesuita?, pero cuando el 20/10/24 a las 7:41 AM dijiste: ?Yo prefiero hacerle caso al Papa Francisco (él es el líder espiritual de todos los católicos y deberíamos hacerle más caso QUE A ESTE JESUITA y a ti)?, tu redacción gramatical da a entender objetivamente que te diriges a ti mismo como jesuita y como alguien a quien, junto conmigo, se nos debe hacer menos caso que al Papa Francisco.
De todos modos, ante tu desmentido, no tengo empacho en retirar la atribución que te hice. No eres jesuita. Lo creo porque lo dices tú un día después, el 21/10/24 a las 3:49 AM.

----

LF 
Si no es jesuita, ¿por qué S.I? 
No pierda el tiempo con él. Le está tomando el pelo. 
22/10/24 1:36 AM
Juan Vera
Para Gerardo S.I.
"Piénsalo bien…" Dios tiene solamente un Hijo natural, engendrado eternamente, no creado.
En cambio Adán y Eva son sólo seres creados en el tiempo por Dios según su imagen y semejanza, puestos en un paraíso como amigos suyos queridos. Después de su grave caída pecaminosa, siguieron siendo seres creados por Dios según su imagen y semejanza, pero perdieron el paraíso y la amistad de Dios. Se quedaron sin salvación. Por eso necesitaron que el único Hijo natural de Dios, una vez asumida la naturaleza humana y después de haber padecido y muerto corporalmente, fuera al Sheol a aplicarles los méritos infinitos conseguidos con su sacrificio.

Después de Jesucristo, cualquiera de nosotros al que se le haya aplicado, por medio del bautismo, los méritos del único Hijo de Dios encarnado, es un hijo ADOPTIVO de Dios y hermano adoptivo de Jesucristo. Si luego cae en grave pecado, no deja de ser hijo ADOPTIVO de Dios, pero pierde su amistad, sólo que ahora la puede recuperar prontamente arrepintiéndose y pidiendo perdón con el Sacramento cristiano de la Reconciliación administrado por la única Iglesia fundada por Cristo.
El infierno es la situación, entre otros, de muchos que fueron hechos hijos adoptivos de Dios mediante el bautismo, pero que, cometiendo voluntaria y libremente pecado grave, rechazaron su amistad y no se arrepintieron del mal que hicieron ni le pidieron perdón mientras tuvieron tiempo. Son hijos adoptivos de Dios que escogieron s
22/10/24 1:42 AM
Juan Vera
Para Eduardo Esparza:
¡Qué confusión! Excluida toda presunción, sólo a quienes hemos creído en Jesucristo y hemos sido bautizados ¡y perseveremos en la Iglesia Católica y en la gracia de Dios hasta la muerte! se nos ha prometido CON SEGURIDAD la salvación eterna.
La Iglesia Católica no es un medio más, entre otros muchos, de salvación eterna, sino que se trata del medio objetivo que Dios ha elegido y establecido para salvar de forma ordinaria.
“El santo Sínodo [...] «basado en la sagrada Escritura y en la Tradición [Apostólica], enseña que esta Iglesia peregrina [en este mundo] es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras, bien explícitas, la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el Bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que SABIENDO que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella» (LG 14).

Esta afirmación no se refiere a los que, SIN CULPA SUYA, no conocen a Cristo y a su Iglesia:
«Los que SIN CULPA SUYA NO CONOCEN el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su CONCIENCI
22/10/24 1:51 AM
Juan Vera
Para Eduardo Esparza:
[continúo:]
«Los que SIN CULPA SUYA NO CONOCEN el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su CONCIENCIA [recta, sincera, no manipulada], pueden conseguir la salvación eterna (LG 16; cf DS 3866-3872). CEC 847.
«Aunque Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe [cristiana], "sin la que es imposible agradarle" (Heb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio SIN CULPA PROPIA, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar» (AG 7). (CEC 848)


23/10/24 12:21 AM
G Flavius
Gerardo G.I.: te equivocas.
Lo que dice el papa no es palabra de Dios.
En cambio, lo que dice el apóstol Juan sí lo es (1,
11-13). A ver: lee y entiende:
“Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, no de deseo de varón, sino que han nacido de Dios”.
Lo has “pillao”? Pues eso!
28/10/24 7:10 PM

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