(InfoCatólica) El cardenal Arizmendi comienza su podcast, resumido en un artículo, recordando los episodios recientes de violencia extrema, como el asesinato y decapitación de un alcalde en Chilpancingo, Guerrero, apenas días después de asumir el cargo. Señala que hechos similares, como los asesinatos, los desplazamientos forzados de familias chiapanecas y el control de ciertas regiones por el crimen organizado, son ejemplos de la barbarie que azota a la nación. Lamenta que, a pesar de que México se declara mayoritariamente cristiano, los hechos actuales parecen contradecir esa afirmación.
Además de la violencia, el cardenal critica la centralización del poder político en manos del partido gobernante, que, según su opinión, ha regresado a una postura hegemónica y absolutista, con un control cada vez mayor sobre los poderes legislativo y judicial. Arizmendi denuncia que este partido se sirve de su mayoría para imponer decisiones sin consideración por el equilibrio de los poderes, lo que, en su opinión, contribuye a la degradación de las instituciones democráticas.
Finalmente, el cardenal enfoca su crítica en la reciente tendencia de despenalización del aborto en varios parlamento estatales, tras la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Califica esta legalización como una traición a los principios religiosos y éticos, señalando que el aborto atenta contra el derecho natural a la vida del concebido. Según Arizmendi, la ciencia confirma la existencia de vida humana desde el momento de la concepción, por lo que considera que la justificación de «libertad sobre el propio cuerpo» no es válida. Para él, el avance de estas leyes representa un despeñadero moral y otra manifestación de la «barbarie» que denuncia.
El cardenal exhorta a los creyentes a defender la vida humana en todas sus etapas, pese a la presión de las leyes actuales, y subraya que tanto la ciencia como la fe cristiana coinciden en este deber:
Con el argumento de no criminalizar a las mujeres que abortan, porque dicen que pueden hacer con su cuerpo lo que quieran, no toman en cuenta el derecho natural del concebido a la vida. Es un ser humano al que se asesina, aunque tenga unos segundos de haber sido concebido. Es un ser inocente e indefenso, no un criminal que se elimina cruelmente. No es la religión, sino la ciencia misma la que afirma que hay ya vida humana no hasta la doceava semana, sino desde el inicio de la gestación».
Traicionan su fe
El purpurado tiene claro qué juicio moral merecen los políticos que votan a favor del aborto:
«La mayoría de legisladores son creyentes en Dios, pero no les importa ir contra el quinto mandamiento que ordena no matar, sino que obedecen consignas del partido, y si no se ajustan a ellas, pierden poder e ingresos económicos. Traicionan su fe, venden su conciencia. Vamos al despeñadero moral. ¿No es esto una barbarie?»